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El Verdadero Musulmán Está Atento A Cualquier Cosa Que Pueda Tener Una Mala Influencia En Sus Hijos

El padre musulmán mantiene sus ojos bien abiertos respecto al cuidado de sus hijos. Él sabe lo que ellos están leyendo y están escribiendo, los pasatiempos que han escogido o los que él pueda haberles inculcado, los amigos con quienes ellos pasan la mayor parte de su tiempo, y los lugares que ellos frecuentan en sus tiempos libres. Él sabe todo esto sin que sus hijos se sientan observados. Si encuentra algo inaceptable en su lectura o en sus pasatiempos, o encuentra que se junta con amigos indeseables, o frecuenta lugares inadecuados, o adquiere malos hábitos como fumar, o mal gastar el tiempo y energía en juegos prohibidos que lo acostumbran a trivialidades o a propósitos ociosos, los encamina de una manera dócil y sabia, y los persuade para que vuelvan a lo correcto. 

Cada persona nace en estado de Fitrah (estado natural del hombre), y son sus padres lo que lo hacen judío o cristiano o zoroastriano, como se menciona en el Ĥadîz narrado en Saĥîĥ Al Bujâri. Por eso la responsabilidad de los padres con respecto a la educación de los hijos y a la formación de su personalidad es decisiva. 

Los libros que los hijos leen deben abrir sus mentes, construir sus personalidades y ofrece buenos ejemplos; no deben corromperlos ni extinguir la llama del bien en sus corazones. 

Los entretenimientos deben nutrir los aspectos positivos de los hijos e inculcarles buenos gustos, no los deben estimular a seguir la falsedad. Sus amigos deben ser aquellos que los mantengan en el Camino Recto y los conduzcan al Paraíso, no los corruptos que los conducirán al Infierno. Cuántas personas han tropezado y se han perdido por sus amigos, cuando sus padres estaban desprevenidos de lo que les estaba pasando a su propio hijo. ¡Que sabias son las palabras del poeta ‘Adii Ibn Zaid Al ‘Ibâdi respecto a los amigos! 

‘Si te encuentras entre la gente, hazte amigo de los mejores. No te hagas amigo de los peores porque te volverás tan malo como ellos. No preguntes por el hombre, pregunta por sus amistades, pues toda persona se ve influenciada por sus amigos’.[1] 

Los verdaderos musulmanes están informados de los libros de sus hijos, de sus revistas, pasatiempos, sus compañeros de escuela, sus maestros, clubes, los programas de televisión que miran, y sobre todo lo que pueda tener un impacto en su personalidad, mentes, almas y fe. Él debe intervenir cuando es necesario, ya sea para animarlo o para poner fin a algo, para que el crecimiento del niño no sea afectado por lo corrupto y enfermizo. 

Nosotros podemos explicar el éxito de algunas familias criando a sus hijos, y el fracaso de otras. Los primeros cuidan de ellos adecuadamente y los hijos son buenos para la familia y para la comunidad; los del segundo caso no sienten esta responsabilidad, ellos descuidan a sus hijos, y los hijos se vuelven malos para su familia y para la comunidad, y son un motivo de dolor en sus vidas y después de sus muertes. Allah dice: 

{Ciertamente entre vuestras esposas y vuestros hijos tenéis como enemigos [que al igual que éstos, os apartan de la obediencia a Allah], precaveos de seguir sus deseos…} [64: 14] 

Los hijos no tienen porque rebelarse contra sus padres cuando éstos han permanecido en el camino correcto, reconociendo sus responsabilidades hacia sus hijos y cumpliendo con su deber


.[1] Ver Diuân ‘Adii, Pág. 107

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