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Juegos de Azar: Dados - Baraja

Cualquier juego que incluye dinero y tiene un elemento de azar es ilícito.  El Corán clasifica los juegos de azar en la misma categoría que el consumo de bebidas alcohólicas,  la idolatría y la adivinación con flechas.  El Profeta (B y P) dijo "Quien dice a su amigo:  'Ven vamos a apostar; debe dar una caridad (sádaqa)" [1], queriendo decir que solamente invitar a una persona a apostar ya es un pecado que debe ser expiado.

Jugar dados apostando por dinero es claramente haram.  Algunos eruditos lo consideran haram aunque no haya apuestas de por medio, mientras otros lo consideran detestable (makruh) en vez de haram.  Quienes lo consideran haram basan su juicio en el hadiz transmitido por  Baraida en que el Profeta (B y P) dijo:  "Quien juega con lo dados es como el que maneja la carne y la sangre del cerdo" [2].  También citan el hadiz de Abu Musa Al Ash'ari en que el Profeta (B y P) dice: "El que juega con dados está desobedeciendo a Allah y a Su Mensajero"[3].

Estos dos dichos del Profeta (B y P) se aplican claramente a todos los que juegan con dados, los que apuestan y los que no.

Al Shaukani dice que Ibn Mughaffal e Ibn Al Musaieb permitían jugar con dados si no había apuestas de por medio, aparentemente interpretando los hadices  anteriores como referente sólo a los que juegan por dinero. 

  • JUGANDO AJEDREZ

El ajedrez es un juego muy popular y la opinión de los juristas al respecto varía.  Aquellos que lo consideran haram citan algunos hadices para sustentar su posición, pero los investigadores han demostrado que el ajedrez no apareció hasta después de la muerte del Profeta (B y P), por lo tanto todos esos hadices deben ser falsos.

Los mismos sahabis del Profeta (B y P) mantenían opiniones distintas sobre el juego de ajedrez.  Ibn Omar dijo que es peor que jugar con dados; Alí lo consideraba como un juego de azar (tal vez refiriéndose al que se juega por dinero);  mientras que otros sahabis sólo lo desaprueban.

Sin embargo, algunos sahabis y algunos eruditos de la segunda generación de musulmanes (Tabe'ín) lo permitían,  Entre estos estaba Ibn Abbás, Abu Huraira, Ibn Sirín;  Hisham bin Umra y Saíd Ibn Al Musaieb.  Nosotros estamos de acuerdo con estos grandes juristas, pues el principio original es la permisibilidad de todos los actos y no hay texto alguno que prohiba jugar ajedrez.  Además, aparte de ser un juego y una recreación, el ajedrez es también un ejercicio mental que requiere concentración y planificación.  En este sentido es distinto de los dados, pues mientras los dados son un jugo de azar comparable a la adivinación con flechas, el ajedrez es un juego de  habilidad y estrategia que se puede comparar con la arquería.

Sin embargo, debemos aclarar que el ajedrez se puede jugar sólo si las siguientes tres condiciones se dan:

1. El jugador no debe ser absorbido por el juego de manera que atrase su salat; el ajedrez es bien conocido por absorber mucho tiempo.

2. No debe haber apuestas de por medio.

3.  Los jugadores no deben pronunciar obscenidades ni vulgaridades.

     Si falta alguna de estas condiciones este juego debe considerarse haram

  • CANTOS Y MUSICA

Entre los entretenimientos que pueden reconfortar el alma, satisfacer al corazón y refrescar el oído está el canto.  El Islam permite cantar bajo la condición de que no sea de forma obscena o dañina a la moral islámica.  Y no hay problema en acompañar el canto con música que no sea excitante.

Para crear un a atmósfera de júbilo y alegría, es recomendado cantar en las ocasiones festivas como los días del Eid, los matrimonios y los banquetes de bodas, los nacimientos, las aqiqas (celebración de la llegada de un recién nacido degollando un cordero), y al regreso de un viajero.

Aisha narró que cuando una mujer se casó con un hombre de los Ansar, el Profeta (B y P) dijo: "Aisha, ¿Tuvieron algún entretenimiento?  Los Ansar son aficionados al entretenimiento" [4].

Ibn Abbás dijo:  "Aisha dio a una de su familiares en matrimonio a un hombre de Ansar.  El Profeta llegó y preguntó '¿Has enviado con la chica alguien que cante? ' 'No', dijo Aisha.  El Mensajero de Allah (B y P) dijo entonces,  'Los Ansar son gente que gusta de la poesía.  Debías haber enviado también alguien que les pueda  cantar:  Aquí estamos, a vosotros venimos, saludadnos como os saludamos'[5]".

Aisha narró que durante el peregrinaje, en el día del Eíd, dos niñas la acompañaban, cantando y tocando un tamborcillo (Duf).  El Profeta (B y P) estaba presente escuchándolos con su cabeza bajo una manta.  Abu Bakr entró  y regañó a las niñas.  El Profeta (B y P), descubriendo su rostro, le dijo:  "Déjalas, estos son días de fiesta"[6].

      En si libro "Ihiá  'ulum al Dín [7], el Imam Al Ghazzali menciona los hadices sobre las niñas cantando, el de las abisinios exhibiendo sus habilidades con las lanzas y el de Aisha  jugando con su muñecas, luego dice " Todos estos hadices son citados por Al Bujari y Muslim en sus 'Sahih', y prueban claramente que cantar y jugar no es pecado.  De esto hadices podemos deducir lo siguiente:

Primero:  La permisibilidad de jugar, los abisinios tenían la costumbre de bailar y jugar.

Segundo:  Se puede hacerlo en la mezquita.

Tercero:  Las palabras del Profeta "Vamos hijos de Arfida", era una orden y un pedido para que empiecen sus juegos;  entonces ¿Cómo se puede considerar estos juegos haram?.

Cuarto:  El Profeta (B y P)  Prohibió a Omar y Abu Bakr de interrumpir y acosar a los que jugaban y los que cantaban.  Dijo a Abu Bakr que el Eid es una ocasión festiva y que cantar es una forma de festejo.

Quinto:  En ambas ocasiones estuvo largo tiempo con Aisha, dejándola ver la exhibición de los abisinios y escuchando con ella el canto de las niñas.  Esto  prueba que es mucho mejor complacer a las mujeres y los niños con juegos, y de buen humor, que expresar desacuerdo con tales diversiones a causa de la piedad extrema y el ascetismo.

Sexto:  El Profeta (B y P) mismo alentó a Aisha al Preguntarle, "¿Te gustaría observar?"[8].

Séptimo:  La permisibilidad de cantar y tocar el tambor ...". 

  Se ha mencionado que  muchos sahabis del Profeta (B y P) y algunos eruditos de la segunda generación de musulmanes (Tabeín), solían escuchar cantos y no veían en ello nada malo.  En lo referente a los hadices contra los cantos, son todos infundados y los investigadores han demostrado que son dudosos.  El jurista Abu Bakr  Al Arabi dice:  "No se cuenta ni con un solo hadiz auténtico sobre la prohibición de cantar", Ibn Hazm dice, a su vez, "  Todo lo citado en este sentido es falso y fabricado". 

Sin embargo, debido a que cantar es muchas veces asociado con borracheras y clubes nocturnos, muchos eruditos lo han declarado haram o, por lo menos makruh.  Sostienen que el canto es ese tipo de  "palabras vanas" mencionada en la aleya: 

"Hay entre los hombres quien compra palabras vanas para, sin conocimiento, extraviar a otros del camino de Allah y para tomarlo a burla.  Quienes tal hagan tendrán un castigo humillante"  (31:6). 

Ibn Hazm dice:  "Esta aleya condena una conducta especifica, la de hacer cosas burlándose de la causa de Allah.  Quien haga esto es un incrédulo; aunque compre una copia del Corán, hacerlo para burlarse de él y así desviar  a la gente lo convierte en un incrédulo.  Este es el tipo de conducta que es condenado por Allah y no se refiere a las conversaciones triviales que uno puede sostener para relajarse, sin intentar desviar  a la gente de la senda de Allah". 

Ibn Hazm también refuta el argumento de aquellos que dicen que porque el canto no es "la verdad" debe necesariamente, ser  "el extravío", refiriéndose a la aleya coránica: "Ése es Allah, vuestro verdadero Señor.  Y ¿qué hay  más allá de la Verdad, sino el extravío? ¡Cómo podéis, pues, ser tan desviados!" (10:32)  Dice Ibn Hazm: "El mensajero  de Allah (B y P) dice:  'Las obras serán juzgadas según las intenciones, cada uno obtendrá lo que deseaba'[9].  Así pues, quien escucha el canto con la intención de usarlo para cometer un pecado es un pecador; esto se aplica también a otras acciones fuera del canto; mientras que quien escucha el canto para refrescar su alma y así ganar fuerzas para cumplir con su deber hacia Allah y hacer buenas obras, es un siervo de Allah bueno y obediente.  Y aquel que escucha el canto sin intenciones de obediencia ni desobediencia está haciendo algo neutro e inofensivo, que es similar a ir al parque a pasear, pararse junta a una ventana y mirar al cielo, vestir ropas azules o verdes, etc."

      Sin embargo, hay algunas limitaciones que debemos observar respecto al canto:

1.  El tema y la letra de las canciones no deben estar en contra de la enseñanzas del Islam.  Por ejemplo, si la canción es un elogio al vino, e invita a la gente a beberlo, cantarla o escucharla es un pecado.

2.  Aunque el tema de la canción no esté en contra de las enseñanzas del Islam, la forma de cantarla la hace haram; esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando se acompaña el canto con movimientos sexuales sugestivos.

3.  El Islam combate el exceso y la extravagancia en todo, incluso en los ritos de adoración.  ¿Como, entonces, podrá tolerar la dedicación excesiva al entretenimiento?  No se debe desperdiciar mucho el tiempo en tales actividades; después de todo, ¿Qué es el tiempo sino la vida misma?  Nadie puede discutir el hecho de que gastando tiempo en actividades permitidas consumirá el tiempo que debe reservarse para obligaciones religiosas y hacer buenas obras.  Se puede decir que "el exceso no se da sino a expensas de una obligación incumplida".

4.  Cada individuo es el mejor juez de si mismo.  Si cierto tipo de cantos excitan las pasiones de la persona, la dirigen hacia el pecado, excitan los instintos animales y anulan la espiritualidad, pues debe evitarse para cerrar los puertas a la tentación.

5.  Hay un consenso de que, si el canto se realiza en combinación con actividades ilícitas, por ejemplo, en borracheras, o junto con obscenidades y pecados, es haram.  El Profeta (B y P) predijo un severo castigo para la gente que canta o escucha canciones en tal situación; dijo:  "Algunas personas de mi nación beberán vino, llamándolo con otro nombre, mientras escuchan a cantantes acompañados por instrumentos.  Allah hará que la tierra se los trague y convertirá a algunos en monos y cerdos" [10].

      Esto no significa necesariamente que se conviertan físicamente en  monos y cerdos sino que lo serán en corazón y alma; portarán el corazón de un mono y el alma de un cerdo en sus cuerpos humanos. 

LOS JUEGOS DE AZAR, COMPAÑEROS DE LA BEBIDA 

A la vez que permite una variedad de juegos y deportes, el Islam prohibe cualquier juego que incluye apuestas, es decir; que tiene elementos de azar en él. Ya hemos mencionado el hadiz del Profeta (B y P) que dice:  "Quien dice a su amigo:  'Ven vamos a apostar', debe dar caridad".

      No es permitido que el musulmán  procure relajamiento, y recreación en lo juegos de azar, tampoco es permitido que obtenga dinero a través de ellos.

      Detrás de la estricta prohibición de los juegos de azar encontramos los siguientes nobles y coherentes objetivos:

1.  Las enseñanzas islámicas urgen al musulmán a que siga las directivas de Allah para ganarse el sustento,  que haga uso de las leyes naturales y medios directos para obtener su objetivo.  Los juegos de azar, que incluyen la lotería, por otro lado, hacen a la persona dependiente de la suerte, la "buena suerte" y otras vanas esperanzas, alejándolo de la labor honesta, el trabajo serio y el esfuerzo productivo.  La persona que depende del azar pierde el respeto por las leyes de causalidad que Allah estableció y que nos manda usar.

2.   En el Islam, la propiedad privada es inviolable; a nadie se le puede quitar su propiedad sino a través de un intercambio legal o que la de gratuitamente como regalo o caridad.  Así pues, quitarle algo a una persona a través de los juegos de azar o las apuestas es ilícito.

3.   No es de sorprenderse que los apostadores sientan odio entre ellos, aunque aleguen  no ser afectados por las pérdidas.  Siempre hay un ganador y un perdedor.  El perdedor puede aparentar estar conforme; pero detrás de su resignación está la frustración, el enojo y el remordimiento:  frustración por la decepción, enojo por el dinero que perdió y remordimiento por no haber apostado a la jugada ganadora.

4.  La apuestas pueden ser compulsivas.  El perdedor juega nuevamente para ganar el siguiente juego y así recuperar sus pérdida anteriores; y el ganador juega nuevamente para disfrutar el placer de ganar, llevado por al ambición de ganar más.  Naturalmente, la suerte cambia, el perdedor se convierte en ganador y el ganador en perdedor, y el placer de ganar se convierte en la amargura de perder.  Así, los apostadores seguirán jugando, imposibilitados de dejarlo;  éste es el secreto de la adicción a las apuestas y los juegos de azar.

5.  Por causa de esta adicción, los juegos de azar son un peligro para la sociedad y para el individuo.  Este habito consume el tiempo y la energía de los apostadores, convirtiéndolos en ociosos improductivos y parásitos sociales., que toman pero no dan, que consumen pero no producen. 

      Además, debido a su absorción en el juego, el apostador descuida sus obligaciones para con su Creador y con su comunidad.  Regularmente sucede que el apostador compulsivo venda su honor, su religión y su país en una mesa de juego, pues su devoción a este juego anula su sentido de los valores y mata todas sus otras devociones.

Qué acertado que está el Corán cuando asocio el juego y la bebida alcohólica en sus aleyas, pues sus efectos dañinos en el individuo, la familia y la sociedad son muy parecidos.  ¿Qué se puede parecer  más alcoholismo que la adicción al juego?  Por ello usualmente ambos viene juntos.  Y nuevamente; qué acertado está el Corán cuando nos enseña que estos dos hábitos, beber y apostar, son inspirados por Satán, que son similares a la idolatría y la adivinación con flechas, y que son sucios y abominables hábitos que deben ser extirpados: 

"¡Creyentes! El vino, El juego de azar, las piedras erectas y las flechas no son sino abominación y obra del Demonio.  ¡Evitadlo, pues!  Quizás así, prosperéis."

"El Demonio quiere sólo crear hostilidad y odio entre vosotros valiéndose del vino y del juego de azar, e impediros que recordéis a Allah y hagáis la azalá. ¿Os abstendréis, pues?". (5:90-91). 

LA LOTERÍA, UNA FORMA DE APUESTA:

      Lo que llamamos lotería y rifas es también una forma de apuestas y juegos de azar.  No debe tolerarse ni permitirse este tipo de actividades en nombre de "instituciones de caridad" o "Causas humanitarias".  Aquellos que las consideran permitidas en relación de tales causas son similares a los que buscan reunir fondos para las mismas causas organizando fiestas ilícitas o "Shows artísticos".  A estos dos grupos les decimos:  "Allah es puro y sólo acepta lo que es puro".

            La personas que recurren a tales medios asumen que los miembros de la sociedad han perdido toda bondad en sus corazones y todo sentimiento de caridad, compasión y misericordia y que, para obtener dinero de ellos, hay que recurrir a juegos de azar y entretenimientos morbosos.  Pero el Islam no asume esto para su sociedad.  El Islam cree en la bondad original del hombre y apela a esta bondad, procurando solo medios puros para las causas nobles.  Los medios islámicos para reunir fondos son: invitar a la gente a ser piadosa, apelar a los sentimientos humanitarios y recordarles las implicaciones de la fe en Allah el Altísimo y en la Otra vida.


[1] Citado por Al Bujari y Muslim.
[2] Citado por Muslim, Ahmad y Abu Daud.
[3] Citado por Ahmad, Abu Daúd, Ibn Maya y Málik, en su "Muatta".
[4] Citado por  Al Bujari.
[5] Citado por Ibn Maya.
[6] Citado por Al Bujari y Muslim.
[7] Bajo "COSTUMBRE", en el capítulo "Escuchando cantar".
[8] Citado por Al Bujari y Muslim.
[9] Citado Por Al Bujari y Muslim.
[10] Citado por Ibn Maya.
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