¿Dónde Se Encuentra Esta Profecía En La Torá Actual?
Esta profecía no será encontrada en la Torá que hoy en día existe entre los judíos y Cristianos. Si lo que nosotros queremos decir por Torá es lo que específicamente se conoce como Torah, entonces esta profecía es uno de los tantos textos que han sido ocultados por los judíos; y sólo son conocidas por sus rabinos[1]. Pero la palabra Torá puede referirse a algo distinto de la Torá de Moisés. Puede referirse a cualquier libro que reveló Allah, como la palabra “Qur'an (Corán)” puede aplicarse a cualquier libro que ha sido revelado por Allah, como aparece en el hadîz, “El Corán era fácil para David; entre ensillar su cabalgadura y montarlo, él podría recitar el Corán” A lo que se refiere con la palabra Corán es a los salmos (Al Zabûr).
En algunas profecías acerca de la nación islámica dice que “el Evangelio se encuentra en sus corazones”-es decir, el Corán se describe como “el Evangelio.” Basándonos en esto, podemos decir que esta profecía existió en el Libro de Isaías donde dice: “Mi siervo con quien [Yo] estoy complacido; a quien le hago descender Mi revelación. Él hará prevalecer Mi justicia entre las naciones y ordenará los mandamientos. Él no se reirá, su voz no se oirá en los lugares del mercado. Él abrirá los ojos ciegos y los oidos sordos, y revivirá los corazones vacíos. Lo que le daré a él no se lo daré a nadie más. Él alabará a Dios con frecuencia; vendrá de los lugares más lejanos de la tierra. La tierra y sus habitantes se regocijarán; ellos proclamarán la unidad de Dios en cada lugar elevado y lo glorificarán en cada colina. Él nunca será débil ni derrotado, y no será influenciado por caprichos y deseos. No humillará a los virtuosos aunque sean débiles; más bien él apoyará a los creyentes de verdad, apoyará al humilde. Él es la luz de Dios que nunca se extinguirá y la marca de su autoridad estará en sus hombros[2].
La historia de Ibn al Haibân
Una de las historias que los libros de recopilan la Sunnah nos han narrado de los sabios judíos se encuentra la de un hombre judío llamado Ibn al Haibân, quien vino a Madînah y se estableció entre los judíos de Bani Quraidhah, dos años antes de la aparición del Islam. El narrador de la historia dijo: “Nosotros nunca hemos visto a un hombre que no rece las cinco oraciones diarias mejor que él. Se estableció entre nosotros y cuando nos enfrentamos con una sequía le decíamos: ‘Sal, ¡Ibn al Haibân!, y ora para que llueva’. Pero él diría: ‘No, por Allah, no hasta que vosotros deis caridades antes de que salga’. Nosotros le preguntábamos: ‘¿Cuánto?’ Él diría: ‘Una medida de dátiles’ o ‘Dos puñados de cebada’. Nosotros daríamos esa cantidad, luego él saldría a los campos y oraría para que llueva. Por Allah, ni bien abandonaba ese lugar las nubes se juntaban y comenzaba a llover. Esto sucedió en más de una ocasión’.
Cuando comprendió que estaba agonizando, se recostó sobre su lecho y dijo: ‘Oh judíos, ¿por qué pensáis que vine aquí proveniente de una tierra de abundancia a una tierra de pobreza y hambre?’ Nosotros dijimos: ‘Allah sabe más’.
Dijo: ‘Sólo vine a esta tierra esperando y deseando ver el surgimiento de un Profeta que está por venir. Ésta es la tierra a la que él emigrará. Esperaba que Allah lo enviara para así poder seguirlo. Su tiempo está cercano y no permitan que nadie os impida seguirlo, ¡Oh judíos! porque enviarán con él derramamiento de sangre para aquellos que se le oponen. Nada podrá salvarlos de ello. Algunos jóvenes judíos de Bani Quraidhah se beneficiaron del consejo de Ibn al Haibân, ellos fueron: Za'labah ibn Sa'iah, Usaid ibn Sa'iah y Asad ibn ‘Ubaid. Cuando el Mensajero sitió Bani Quraidhah, estos hombres jóvenes dijeron: ‘¡Oh Bani Quraidhah! Por Allah, él es el Profeta sobre quien Ibn al Haibân nos habló’. Pero les fue contestado: ‘No lo es’. Entonces (los jóvenes) dijeron: ‘Sí, él lo es, tiene los atributos (de Profeta). Luego salieron y abrazaron el Islam, protegiendo así su sangre, riqueza y propiedad[3]”.
Cuando les llegó aquello de lo que tenían conocimiento se negaron a creer
Abu Na'îm narró en Dalâ'il al Nubuuah que Muhammad ibn Salamah dijo: “había sólo un judío entre la tribu Bani ‘Abd al Ashhal. Su nombre era Iûsha‘. Yo le oí decir -cuando era un jovencito- ‘El tiempo se está acercando de que un Profeta sea enviado para esa casa, y apuntaba hacia la Casa de Allah (la Ka'bah), quien viva durante su época, que crea en él’. Luego el Mensajero de Allah fue enviado y nosotros abrazamos el Islam aunque él (ese judío) estaba con vida, pero por envidia y odio no se islamizó[4].
‘Abdullah ibn Salâm se benefició de su conocimiento
‘Abdullah ibn Salâm era líder y sabio entre los judíos, dijo: “Cuando oí hablar del Mensajero de Allah y me enteré de sus atributos, su nombre, su apariencia y su tiempo que estábamos esperando, yo estaba en Qubâ', y permanecía callado. Cuando el Mensajero de Allah vino a Madînah, se detuvo en Qubâ', en Bani ‘Amr ibn ‘Auf. Un hombre vino y nos contó su llegada. Yo estaba en la cima de un árbol de dátiles de mi propiedad, mientras estaba trabajando, y mi tía materna Jâlidah bint al Hâriz estaba conmigo. Cuando oí las noticias que el Profeta había llegado, dije: ¡Allahu akbar! Cuando ella oyó que dije Allahu akbar, me dijo: ‘‘Si hubieses escuchado hablar de Moisés no habrías dicho tanto’. Yo le dije: ‘Oh tía, por Allah que él es hermano de Moisés, y ha sido enviado con la misma religión y el mismo Mensaje’ Ella dijo: ‘Oh sobrino, ¿Es acaso él quien se nos ha dicho que será enviado con la proximidad de la Hora? Le respondí: ‘Sí.’ Ella dijo: ‘entonces ese es él[5].
Al Bujâri registró en su libro la historia de cómo ‘Abdullah ibn Salâm se presentó ante el Mensajero y abrazó el Islam, y cuando le pidió al Mensajero que le pregunte a los judíos que opinaban de él [es decir de Abdullah] antes de que sepan que él se había islamizado. Cuando ellos vinieron, el Mensajero dijo: “¡Oh judíos! ¡Hay de vosotros! Teman a Allah, porque por Allah el único que tiene derecho a ser adorado, vosotros sabéis que yo soy el Mensajero de Allah y que yo he venido a vosotros con la Verdad, para que seáis musulmanes.” Pero ellos dijeron: “Nosotros no sabemos nada.” Él dijo: “¿Qué clase de persona es ‘Abdullah ibn Salâm?” Dijeron: “Él es nuestro líder y el hijo de nuestro líder, el más conocedor entre nosotros y el hijo del más conocedor entre nosotros.” Él dijo: “¿Qué piensan, si les dijera que él ha aceptado el Islam?” Dijeron: “¡Imposible! Él nunca aceptaría el Islam.” Él dijo: “¡Oh Ibn Salâm! Sal a nosotros.” Entonces este salió y dijo: “¡Oh judíos! Temed a Allah quien es el único que tiene derecho a ser adorado, vosotros sabéis que él es el Mensajero de Allah y que ha venido con la verdad.” Entonces ellos dijeron: “Estás mintiendo.” Luego el Mensajero de Allah les expulsó[6].”
El testimonio de un niño judío
Anas ibn Mâlik narró que había un niño judío que servía al Profeta , y cuando enfermó, el Mensajero de Allah fue a visitarlo, y encontró a su padre sentado a su lado, mientras leía la Torá. El Mensajero de Allah dijo: “¡Oh judío! te pregunto por Allah Quien le reveló la Torá a Moisés, ¿encuentras alguna descripción mía y alguna referencia respecto a mi venida en la Torá?” Él dijo: “No.” Pero el niño dijo: “Por el contrario, por Allah ¡Oh Mensajero de Allah! Nosotros encontramos tu descripción y tu venida en la Torá. Yo soy testigo de que no hay ninguna divinidad excepto Allah y que tu eres el Mensajero de Allah.” Esto fue narrado por Al Baihaqi con una cadena correcta de narradores (isnâd sahîh) [7].
La visión de un monje
Un monje reconoció al Mensajero cuando este todavía era pequeño, al viajar con su tío paterno Abu Tâlib a Siria. Abu Mûsa narró que Abu Tâlib fue a Siria, y el Profeta fue con él, junto con algunos de los líderes de Quraish. Cuando pasaron cerca del monje, desmontaron y sacaron sus sillas de montar. El monje salió a su encuentro. Ellos habían pasado por ese lugar antes y él nunca había salido para verlos. Entonces el monje empezó a caminar entre ellos, hasta que encontró al Profeta y tomando su mano dijo: “Éste es el líder de la humanidad, éste es el Mensajero del Señor del universo. Allah lo enviará como una misericordia para los mundos.”
Los líderes de Quraish le dijeron: “¿Cómo lo sabes?” Dijo: “Cuando pasaron por la colina los árboles y las piedras se inclinaron, y ellos sólo se postran ante un Profeta. Yo lo reconozco por el sello de la profecía, como una manzana, debajo su hombro (a la altura de los omóplatos).” Luego se fue y preparó comida para ellos, y cuando la trajo el Profeta estaba cuidando los camellos, entonces les dijo que enviaran por él. Vino y una nube lo cubría con su sombra; cuando llegó, todos habían ocupado la sombra de un árbol y él se sentó al sol, pero el árbol se inclinó sobre él para cobijarle con su sombra. El monje al ver esto dijo: “Vean como la sombra del árbol se ha inclinado sobre él[8]”.
Los sabios judíos sabían cuando el Profeta iba a surgir
Cuando se acercó el tiempo del surgimiento del Profeta elegido, la Gente del Libro lo supo por las señales evidentes de las cuales tenían conocimiento. Abu Zur'ah narró de Usâmah ibn Zaid de su padre Zaid ibn Hârizah que el Mensajero se encontró con Zaid ‘ibn ‘Amr ibn Nufail antes de su misión. Entre las cosas que Zaid le dijo al Mensajero era que él había viajado en busca de la verdadera religión, la religión del monoteísmo (Tauhîd), y un monje en Siria le había dicho que estaba preguntando por una religión que nosotros no conocemos a nadie que adore a Allah según esta religión excepto un Sheij en la península arábiga. Dijo: “Entonces salí, y vine a él (es decir, al Sheij en la península arábiga), y le dije por qué había salido a su encuentro. Él me dijo: ‘Todos están desviados. ¿a quién perteneces?’ Le dije: ‘Pertenezco a las personas de la Casa de Allah, las personas de las espinas y de los árboles del desierto. Me dijo: ‘Entonces ha surgido en tu tierra un Profeta, o surgirá, porque su estrella ha aparecido. Regresa y cree en él y síguelo. Entonces regresé pero no vi nada.[9]” Zaid se encontraba hablando con este Mensajero, antes de que fuera enviado. No supo que con quien estaba hablando era el Mensajero por cuya estrella había aparecido. Zaid murió algunos años antes de que la misión del Profeta Muhammad comenzara.
Ya hemos mencionado la historia de Ibn al Haibân, quién dejó Siria y fue a Madînah. Cuando estaba agonizando les dijo a los judíos: “Por el único motivo que vine fue porque anhelaba ver a un Profeta cuyo tiempo de aparición ha llegado, y ésta es la tierra a la que él emigrará.”
En Sahih Al Bujâri se narra que Heraclio observaba las estrellas, y en cierta ocasión afirmó que el rey de los circuncidados había aparecido.