Derecho a la Vida
Los Derechos más importantes concedidos por el Islam al hombre
Derecho a la vida.
El derecho a la vida es el más importante de los derechos humanos.
El Islam prohibió totalmente cualquier daño o agresión a la vida humana, es más, considera a quien mata a un hombre como asesino del género humano, porque cada individuo representa a la humanidad entera:
من قتل نفسا بغير نفس أو فساد في الأرض فكأنما قتل الناس جميعا ومن أحياها فكأنما أحيا الناس جميعا
«Quien matara a una persona que no hubiera matado a nadie ni corrompido la tierra,fuera como si hubiera matado a toda la humanidad. Y que quien salvara una vida, fueracomo si hubiera salvado las vidas de toda la humanidad... » (Corán, 5: 32)
ولا تقتلوا النفس التي حرم الله إلا بالحق
« No matéis a nadie que Dios no haya prohibido, sino con justo motivo...» (Corán, 6: 15 l).
En el día de la peregrinación de despedida el Profeta Muhammad (la paz sea con él) dijo estas palabras:
«Vuestra sangre, vuestros bienes son prohibidos de agredir, como está prohibido de agredir en este día en este mes y en este país ... »
La legislación islámica prescribe las penas más duras para quien atenta contra la vida; también le amenaza con permanecer eternamente en el fuego infernal. El Islam considera los castigos por sus efectos disuasorios como una manera de sobrevivir y una seguridad para la estabilidad del orden público.
ولكم في القصاص حياة
«En la ley del talión tenéis vida ... » (Corán, 2: 197).
Es consecuencia de esta protección de tan importante derecho, la protección de cualquier parte del cuerpo humano, como romper un diente o dañar un ojo o aplastar la nariz... para ello se aplica la ley del talión:
وكتبنا عليهم فيها أن النفس بالنفس والعين بالعين والأنف بالأنف والأذن بالأذن والسن بالسن والجروح قصاص فمن تصدق به فهو كفارة له ومن لم يحكم بما أنزل الله فأولئك هم الظالمون
«Les hemos prescrito en ella (la Tora): "Vida por vida, ojo por ojo, nariz por nariz, oreja por oreja, diente por diente, y la ley del talión por las heridas". Y si uno renuncia a ello, le servirá de expiación. Quienes no juzguen según lo que Dios ha revelado, ésosson los impíos.» (Corán, 5: 45).
Nadie tiene el poder de matar a cualquier persona sin justificación legal. En la ley romana se concedía al padre el derecho de matar a sus hijos, cosa muy conocida en la era preislámica en Arabia. El Islam prohibió totalmente este acto y amenazó a quien lo haga con un severo castigo. Dijo el Altísimo:
ولا تقتلوا أولادكم خشية إملاق
«No matéis a vuestros hijos por miedo a empobreceros ... » (Corán, 17: 31).
También dijo:
وإذا الموؤودة سئلت بأي ذنب قتلت
«Cuando se pregunte a la niña enterrada viva. Qué crimen cometió para que la mataran.» (Corán, 81: 8-9).
El Islam eleva el derecho a la vida a un nivel tan importante que incluso prohíbe el suicidio y amenaza a quien lo cometa con un castigo infernal. Dice el Profeta, la paz sea con él:
«Quien se tira de una montaña para suicidarse, permanecerá así en el fuego infernal eternamente. Quien tome veneno para suicidarse, así lo tomará eternamente en el fuego infernal. Y quien se suicide con una varilla de hierro, así lo hará eternamente en el fuego infernal.» 3
La vida es la mayor gracia concedida por el Creador; es Él quien dispone de ella, y el hombre no tiene derecho a matarse; si así lo hiciera, su castigo es ser privado de la Clemencia Divina en la otra vida. Dice Dios en un hadiz qudsí:
«Se dio prisa mi siervo en terminar con su vida. Pues bien, yo le privaré de la Gloria del Paraíso. »4
El Islam considera crimen al suicidio y esto lo diferencia de todas las demás leyes y legislaciones.
También el Islam prohibió amputar cualquier parte del cuerpo y recomendó conservar bien la integridad física, no metiéndose en ningún peligro que pudiera dañar al hombre.
Tal como protege la vida material y moral del hombre durante su vida, también le protege después de muerto, y recomendó tratar a los restos mortales con honor y respeto. Dijo el Profeta, la paz sea con él:
«Si uno de vosotros amortaja el cadáver de su hermano, que lo haga de la mejor forma. »5
Y dijo también:
«No insultéis a los muertos, pues ya reciben su merecido por sus obras.»6