La llegada de los Ángeles de la muerte
1 – La llegada de los Ángeles de la muerte
Cuando el tiempo establecido para la muerte llega y la vida de la persona se acerca a su fin, Allâh envía a los Ángeles de la muerte para que extraigan el alma que controla y da vida al cuerpo.
{Y Él tiene total dominio sobre Sus siervos. Envía a vosotros Ángeles custodios hasta que os llega la muerte, y entonces Nuestros enviados [los Ángeles de la muerte] se encargan de recoger vuestras almas y no olvidan nada [de lo que les hemos ordenado].} (6:61)
Los Ángeles de la muerte se presentan ante el creyente con una forma y apariencia agradable, y ante el incrédulo y el hipócrita con un aspecto aterrador. Según el Hadîz de Al Barâ' Ibn 'Âzib, el Mensajero dijo: "Cuando el siervo creyente está por abandonar este mundo y pasar al otro, los Ángeles descienden del cielo y se presentan ante él con rostros blancos radiantes como el sol. Traen con ellos una mortaja y bálsamos aromáticos del Paraíso, y se sientan al alcance de su vista. Entonces el Ángel de la Muerte aparece y se sienta a la altura de su cabeza, y dice: ¡Oh, alma buena! (y según otra transmisión del Hadîz, ¡Oh, alma pacífica!) Sal al encuentro de la misericordia y complacencia de tu Señor. Entonces ésta sale (del cuerpo) como una gota de agua que cae de la boca de un jarro, y se la llevan…
En cambio, cuando el siervo incrédulo (y según otra transmisión del Hadîz, el siervo inmoral) está por abandonar este mundo y pasar al otro, los Ángeles [rigurosos y severos] descienden del cielo y se presentan ante él con rostros negros. Traen con ellos una arpillera[1] [del Infierno], y se sientan al alcance de su vista. Entonces el Ángel de la Muerte aparece y se sienta a la altura de su cabeza, y dice: ¡Oh, alma perversa! Sal al encuentro de la ira y la cólera de Allâh. Entonces ésta se encogerá (de miedo) dentro del cuerpo y será arrancada de él.[2]
No nos es posible ver lo que pasa con la persona agonizante en el momento mismo de la muerte, aunque si podemos ver sus efectos sobre ella. Allâh nos ha informado sobre el estado de la persona agonizante:
{Pero cuando el alma [de quien está agonizando] llegue hasta su garganta, y vosotros estéis observando en ese momento [no podréis hacer nada para salvarlo]. Ciertamente Nosotros estamos más cerca que vosotros de él, aunque no lo veáis.} (56:83-85)
El versículo se refiere al momento en el que el alma alcanza la garganta de la persona que esta muriendo, y de cómo las personas a su alrededor, aun cuando no perciben la presencia de los Ángeles del Misericordioso arrancando su alma, pueden ver lo que está sufriendo debido a la agonía de la muerte.
{Ciertamente Nosotros estamos más cerca que vosotros de él, aunque no lo veáis.} (56:85)
Y Allâh dice:
{Y Él tiene total dominio sobre Sus siervos. Envía a vosotros Ángeles custodios hasta que os llega la muerte, y entonces Nuestros enviados [los Ángeles de la muerte] se encargan de recoger vuestras almas y no olvidan nada [de lo que les hemos ordenado].} (6:61)
En otra parte, Allâh dice:
{Cuando el alma suba hasta las clavículas [en el momento de la muerte], y digan: ¿Hay alguien que pueda salvarle de la muerte? El que se encuentra en agonía sabrá que habrá llegado el momento de partir [de este mundo], y así se irán incrementando los pesares [hasta morir], y entonces será conducido hacia su Señor.} (75:26-30)
Lo que llega a la altura de la clavícula es el alma.
El Hadîz anteriormente mencionado afirma claramente que el Ángel de la Muerte le da al creyente las buenas nuevas del perdón, la misericordia y la complacencia de Allâh, y le informa al incrédulo o al malhechor del enojo y la ira de Allâh que recaerán sobre él. Esto también se declara claramente en muchos textos del Corán. Allâh dice:
{Por cierto que quienes dicen: Nuestro Señor es Allâh y obran correctamente, descienden sobre ellos los Ángeles [en la agonía de la muerte y les dicen:] No temáis [a la muerte y a lo que vendrá después de ella] ni os apenéis [por la separación de vuestros familiares], sino alegraos con el Paraíso que se os prometió [como recompensa]. Nosotros somos vuestros protectores en la vida mundanal y en la otra; sabed que tendréis allí todo cuanto deseéis y se os concederá lo que pidáis. Ésta es la recompensa del Absolvedor, Misericordioso.} (41:30-32)
Este descenso (de los Ángeles) -según un grupo de los Mufassirîn[3] más sobresalientes, como Muyâhid y As Suddi- ocurre en el momento de la muerte[4]. Y sin duda que en el momento de la muerte el hombre se encuentra en una situación difícil, pues teme por lo que vendrá y por aquellos que está dejando atrás. Por ello los Ángeles descienden para reconfortarlo de su ansiedad y para tranquilizarlo. Ellos le dirán que no se preocupe por su futuro en la vida del Barzaj y en la Otra Vida, y que no se aflija por aquellos familiares e hijos que está dejando atrás, y le albriciarán con la mayor de las buenas nuevas:
{Alegraos con el Paraíso que se os prometió [como recompensa].} (41:30)
{Sabed que tendréis allí todo cuanto deseéis y se os concederá lo que pidáis.} (41:31)
Mientras que la persona se mantenga fiel y devota a Allâh únicamente estará siempre bajo Su protección y cuidado, especialmente en tiempos de dificultad; y la agonía es el momento más difícil.
{Nosotros somos vuestros protectores en la vida mundanal y en la otra...} (41:31)
Pero en el caso del incrédulo y el malhechor, los Ángeles descienden con noticias totalmente opuestas:
{Por cierto que a quienes los Ángeles tomen sus almas y mueran dudando de su fe, los Ángeles les preguntarán al tomar sus almas: ¿Por qué dudasteis? Responderán: Nos sentíamos débiles y oprimidos. Les dirán: ¿Acaso la Tierra de Allâh no era suficientemente vasta como para haber emigrado? A ellos les corresponderá el Infierno como morada. ¡Qué mal fin!} (4:97)
Según la narración de Ibn ‘Abbâs transmitida por Al Bujâri, este versículo fue revelado con motivo de un grupo de personas que se habían hecho musulmanas (en la época del Profeta ) pero no emigraron tal como Allâh se los había ordenado. Entonces a algunos de ellos la muerte les sobrevino naturalmente, y otros fueron muertos en batallas encontrándose en las líneas del enemigo[5]. Por esto, los Ángeles les reprocharon con severidad mientras agonizaban, y les informaron que serían introducidos en el Infierno.
En otra parte, Allâh nos relata cómo los Ángeles trataron a (las almas de) los incrédulos que murieron en la batalla de Badr:
{Y si vieras [¡Oh, Muhammad! que terrible será] cuando los Ángeles tomen las almas de los incrédulos al morir y les golpeen sus rostros y sus espaldas, y les digan: Sufrid el tormento del Infierno. Éste es el castigo que merecisteis por vuestras obras, y ciertamente Allâh no es injusto con Sus siervos.} (8:50-51)
Ibn Kazîr dijo en su Tafsîr acerca de estos versículos: "Allâh está diciendo: ‘Si pudieras ver ¡Oh, Muhammad! cuando los Ángeles toman las almas de los incrédulos y golpean sus rostros y sus espaldas diciéndoles: ¡Probad el castigo del Harîq[6]! verías algo tremendamente aterrador.’"
El gran Mufassir Ibn Kazîr indicó que este versículo se refiriere a la batalla de Badr, pero también se aplica a los incrédulos, pues Allâh no mencionó específicamente a las personas que murieron en Badr sino que dijo: {Y si vieras [¡Oh, Muhammad! que terrible será] cuando los Ángeles tomen las almas de los incrédulos al morir...} (8:50-51)[7]
Lo que Ibn Kazîr dijo es correcto y muchos otros versículos coránicos lo corroboran; tales como:
{¿Acaso hay alguien más inicuo que quien inventa mentiras acerca de Allâh o desmiente nuestros preceptos? Estos alcanzarán [en esta vida] lo que les estaba predestinado, y cuando se les presenten Nuestros Ángeles les dirán: ¿Dónde están aquellos [ídolos] que invocabais en vez de Allâh? Ellos responderán: Nos han abandonado; y reconocerán haber sido incrédulos.} (7:37)
{Cuando los Ángeles tomen las almas de quienes hayan sido incrédulos, éstos se entregarán [diciendo]: No cometimos ningún mal. [Los Ángeles responderán:] ¡Pues sí! Allâh bien sabe lo que hacíais.} (16:28)
{Aquellos que reniegan de su fe después de habérseles evidenciado la guía es porque Satanás les seduce y les da falsas esperanzas. Este descarrío es porque [los hipócritas] dijeron a quienes odian lo que Allâh reveló [los judíos]: Os aliaremos con vosotros contra el Profeta. Pero Allâh bien conoce sus secretos. ¡Qué terrible será cuando los Ángeles tomen sus almas y les golpeen en los rostros y sus espaldas!} (47:25-27)