El Verdadero Musulmán Es Confiable
El musulmán que es consciente de las enseñanzas de su religión es una persona sociable, porque tiene una misión en la vida, y aquellos que tienen una misión en la vida tienen que estar en contacto con las personas, mezclarse con ellos y tratarlos.
El musulmán es sociable de la mejor manera, según se lo indica la verdadera religión y los nobles valores humanos que defiende y alienta en el ámbito de la interacción social.
La personalidad sociable del musulmán que sigue la guía del Corán y de la Sunnah es una personalidad sublime que no puede compararse a la personalidad sociable desarrollada por cualquier sistema que haya creado el hombre contemporáneo, o por cualquiera de las leyes antiguas inventadas por los filósofos o pensadores. Es una personalidad sociable de la más alta calidad, compuesta de un gran número de características decentes que se mencionan en el Corán y en los Aĥâdîz. El Islam ha hecho que la adhesión a estas características sea un deber religioso por el cual la persona será recompensada, y será cuestionada si lo descuida. De esta manera, el Islam pudo hacer que el verdadero musulmán sea un ejemplo sobresaliente de individuo social bueno, puro, piadoso, y con buenos modales.
Las referencias islámicas que hablan sobre las relaciones sociales son abundantes, comprensivas y precisas. Estas fuentes no ignoran ningún aspecto de la interacción social, y ellas apuntan al nivel alto y puro que el Islam quiere que el musulmán alcance. No hay ninguna duda de que el musulmán la alcanzará, si la realidad del Islam está firmemente arraigada en su corazón y en su alma, llenando todo su ser.
La personalidad social del musulmán está basada en su adhesión a las leyes de Allah respecto a su interacción con la gente. De estas características básicas de la creencia islámica provienen los modales sociales y la moral que el musulmán pío y sincero aplica en sus relaciones con los demás. Con estos firmes fundamentos, el verdadero musulmán establece sus relaciones sociales.
Es confiable
Él es sincero con todas las personas, porque la guía del Islam le ha enseñado que la veracidad es la reina de las virtudes. La veracidad conduce naturalmente a la bondad, y ésta lleva a quien la practica al Paraíso, mientras que la falsedad lleva a la iniquidad, y ésta envía a quien la practica al Infierno. El Profeta (B y P) dijo:
"La veracidad conduce a la piedad (Birr), y la piedad conduce al Paraíso. Si un hombre siempre habla con la verdad se registra ante Allah como un amante sincero de la verdad (Siddîq). La falsedad conduce a la iniquidad y la iniquidad conduce al Infierno. Y si un hombre siempre dice mentiras se registra ante Allah como un mentiroso".[1]
Por consiguiente el musulmán es un amante sincero de la verdad, esforzándose siempre por ser sincero en sus dichos y acciones. Éste es de hecho un estado elevado y magnánimo, por ser considerado ante nuestro Señor como un amante sincero de la verdad.
[1] Transmitido por Al Bujâri y Muslim