El Verdadero Musulmán No Desampara O Abandona A Su Hermano
El verdadero musulmán que entiende las enseñanzas del Islam sabe que la religión llama al amor, al contacto frecuente, a tenerse afecto mutuamente, y también que es la religión que ha prohibido que los hermanos en la fe se odien o se abandonen. El Islam ha explicado que dos personas que de verdad se quieren por la causa de Allah no se separan por la primera pequeña ofensa que uno de ambos puedan cometer, porque la unión entre ellos por la causa de Allah es muy sólida como para ser quebrada por materias menores. El Profeta (B y P) dijo:
"Que dos personas que se quieran por la causa de Allah, o por la causa del Islam, no permitan que la primera ofensa menor de alguno de ambos se interponga entre ellos".[1]
El Islam no ignora la naturaleza humana, reconoce el enfado que puede golpear en los momentos de debilidad, pero pone un límite al período de tiempo que el enojo puede prevalecer, y le prohíbe a los musulmanes que continúen una disputa más allá de este tiempo sin que uno o ambos inicien una reconciliación. El Profeta (B y P) dijo:
"No es permisible para un musulmán dejar de hablarle a su hermano por más de tres días, dándose la espalda al encontrarse. El mejor de ellos es el que primero saluda al otro".[2]
El verdadero musulmán que ha estudiado estos Aĥâdîz no será capaz de mantener una disputa con su hermano y darle la espalda, no importa cuál sea la razón. Más bien, él se apresurará para reconciliarse, porque el mejor de los dos es el que saluda primero. Si el otro devuelve el saludo, entonces ambos tendrán una parte de la recompensa por la reconciliación, y si no lo hace, sólo será absuelto el que dio el saludo mientras que el que se negó a devolverlo llevará toda la carga de ese pecado. De hecho esto está claramente explicado en el Ĥadîz que Abû Hurairah narró:
Escuché al Profeta (B y P) decir: "No es permisible que una persona esté distanciado de un creyente por más de tres días. Si tres días han pasado, entonces debe ir y saludarlo con el Salâm, si le devuelve el Salâm entonces ambos tendrán una parte en la recompensa, y si no responde entonces se absolverá al que dio el Salâm del pecado de este distanciamiento".[3]
Mientras más dure el alejamiento mayor es el pecado y más severo es el castigo que tendrá quiénes están enfadados. El Profeta (B y P) dijo:
"Quienquiera que se distancie de su hermano por un año, será como si hubiese derramado su sangre".[4]
El sistema islámico de educación está basado en el amor mutuo y en el afecto, y en la relación continuada. Por consiguiente el odio mutuo y la envidia no deben tener ningún lugar en la vida del verdadero musulmán. ¿Cómo podría permitirse tales características malas cuando son conocidas las enseñanzas del Profeta (B y P) respecto al cumplimiento de las conductas morales, las cuales nunca han sido conocidas desde que el hombre ha caminado en la faz de la Tierra? El Profeta (B y P) dijo:
"No cortéis vuestros vínculos, no os deis la espalda, no os odiéis ni os envidiéis. Sed hermanos, como Allah lo ha ordenado".[5]
"Tened cuidado con las sospechas, porque hablar basándose en la sospecha es la peor clase de mentira. No busquéis las fallas en los demás, no os espiéis, no compitáis entre vosotros, no os envidiéis, no os odiéis, y no os deis la espalda. ¡Oh, siervos de Allah! Sed hermanos".[6]
"No os envidiéis, no os engañéis en vuestras compraventas, no os odiéis, no os deis la espalda, y no entréis en una transacción cuando otros ya han pactado sobre ella. ¡Oh, siervos de Allah! Sed hermanos. Un musulmán es hermano de otro musulmán. No lo oprime, no lo humilla ni lo desprecia. La Taqua está aquí -y al decir esto apuntó a su pecho tres veces. Es demasiado mal que un hombre desprecie a su hermano musulmán. Uno musulmán es sagrado para otro musulmán, y su sangre, bienes y honor son inviolables".[7]
El musulmán que piensa profundamente sobre estas enseñanzas del Profeta (B y P), las cuales están llenas de amor, compasión y hermandad, no podrá odiar, a menos que haya alguna enfermedad en su corazón, o rudeza en su naturaleza.
Por consiguiente el Islam advierte a aquellos duros de corazón que se apartan del verdadero Islam y niegan su espíritu de tolerancia insistiendo en permanecer como extraños. Ellos están arriesgándose a un mal fin en la otra vida. Sus actos pueden privarlo de ganarse la misericordia y el perdón de Allah, y le pueden ser cerradas las puertas del Paraíso. El Profeta (B y P) dijo:
"Se abren las puertas del Paraíso los lunes y jueves, y cada siervo que no asocia nada ni nadie con Allah es perdonado, salvo el hombre que lleva un rencor contra su hermano. Es dicho: Esperad que estos dos se reconcilien, esperad que estos dos se reconcilien, esperad que estos dos se reconcilien".[8]
El eminente Saĥâbi Abû Ad Dardâ' decía: ¿Queréis que os diga algo mejor que la caridad y el ayuno? Reconciliad a vuestros hermanos, pues el odio disminuye la recompensa.[9]
Ésta es la visión profunda de este Saĥâbi, en cuya inteligencia y buen sentido el Profeta (B y P) confiaba, y éste es el espíritu de esta religión que está basada en la hermandad y en el amor. Él entendió que el odio empaña a las buenas acciones y destruye las recompensas, mientras que la reconciliación entre los musulmanes distanciados es preferible para ellos que la caridad y el ayuno, pues el rencor impide recibir cualquier recompensa, inclusive la de esos actos de adoración.