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El Verdadero Musulmán No Espía En Casas Ajenas Ni Imita A Las Mujeres

No Espía En Casas Ajenas

El verdadero musulmán no espía en una casa ajena. Ésta no es la actitud de un musulmán pudoroso, modesto y educado. El Profeta (B y P) le advirtió a aquellos que espían que no lo hagan porque podrían recibir un golpe en sus ojos por parte del que está siendo espiado: 

"Es permitido que las personas de una casa que está siendo espiada golpeen los ojos de quien está espiándolos".[1].

No imita a las mujeres

En una sociedad islámica legítima, el hombre musulmán no imita a una mujer, y una mujer musulmana no imita a un hombre. Para cualquiera de ambos sexos parecerse al otro es Ĥarâm. En una sociedad islámica, hombres y mujeres tienen sus propios atributos, cualidades, y roles. La diferencia entre ellos siempre debe conservarse, tanto en los detalles externos como en sus conductas. Por consiguiente el Islam emitió una sentencia que advierte a los hombres que se quieren parecer a las mujeres y a las mujeres que quieren parecerse a los hombres. 

Ibn ‘Abbâs (R) dijo: 

El Mensajero de Allah (B y P) maldijo a los hombres que actúan como las mujeres y a las mujeres que actúan como los hombres. En otro relato encontramos: El Mensajero de Allah (B y P) maldijo a los hombres que imitan a las mujeres y a las mujeres que imitan a los hombres.[*] 

Abû Hurairah (R) dijo: 

El Mensajero de Allah (B y P) maldijo al hombre que viste como una mujer y a la mujer que viste como un hombre.[2] 

Hoy en día en algunas sociedades musulmanas, nosotros vemos a los hombres jóvenes que permiten que su pelo crezca de una forma que dificulta saber si se trata de una mujer o de un hombre, sobre todo cuando exhiben las cadenas de oro que hacen balancear en el aire sobre sus pechos desnudos. Hay mujeres que visten pantalones y camisas unisexo, con las cabezas y sus brazos descubiertos, pareciéndose a los varones. Pero tales cosas deberían ser extrañas en una sociedad islámica. 

Ellos están imitando las modas liberales que pervierten a la gente y la alejan de la verdadera naturaleza humana (Fitrah). Éstos son los frutos amargos del estado de confusión que atraviesan muchos jóvenes y efecta la estabilidad de nuestra sociedad hasta contaminarla con costumbres incrédulas.


[*] Transmitido por Muslim

[1] Transmitido por Al Bujâri

[2] Transmitido por Abû Daûd con un Isnâd Saĥîĥ
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