El Verdadero Musulmán Se Caracteriza Por El Recato (Ĥaiâ')
El verdadero musulmán se caracteriza por la timidez (Ĥaiâ'), siguiendo el ejemplo del Profeta (B y P). El eminente Saĥâbi Abû Sa‘îd Al Judri (R) dijo:
‘El Mensajero de Allah era más recatado que una joven virgen que se esconde en su propia habitación. Si veía algo que detestaba, nosotros nos dábamos cuenta por la expresión de su rostro".[1]
El recato (Ĥaiâ'), como lo han definido los ‘Ulâma', es una noble actitud que siempre motiva a una persona a evitar las malas acciones y le previene de fallar en sus deberes hacia aquellos que tienen derechos sobre él. El Profeta (B y P) nos estimuló a esta actitud, como se ve en varios Aĥâdîz, donde señala el beneficio de esta virtud, tanto para la persona que la posee como para la sociedad en la cual vive.
‘Imrân Ibn Ĥusain (R) dijo:
El Profeta (B y P) dijo: "El recato no trae sino lo bueno".[2] Según un relato registrado por Muslim, el Profeta (B y P) dijo: "Todo recato es bueno".
Abû Hurairah (R) dijo:
El Profeta (B y P) dijo: "La fe tiene setenta ramas. La más importante de ellas es decir Lâ ilâha illa Allah, y la menor es quitar algo dañino del camino. El recato es parte de la fe".[3]
El verdadero musulmán es recatado, cortés, dócil y sensible respecto a los sentimientos de otros. Él nunca hace una mala acción que pueda dañar a sus semejantes, y no falla en su deber hacia cualquiera que tiene un derecho sobre él.
Esta actitud de recato lo protege de todos estos errores, no porque sienta recato delante de las personas sino porque también siente vergüenza ante Allah, y porque en el Corán dice: {Quienes crean y no desacrediten su fe con ninguna injusticia…} [6:82]. Se describe el recato como parte de la fe para que sea la manera más eficaz de estimular a poseer esta virtud.
Esta conexión entre la moral y la creencia en Allah y en el Último Día hace que el musulmán sea sincero en su proceder y constante en su moral, no importa cuanto tiempo haya pasado ni el cambio en las circunstancias. Siente más recato ante Allah, pues sabe que Él conoce todos sus secretos, mientras que las personas ven sólo su apariencia exterior.