Lo licito y lo ilícito en el matrimonio y la vida familiar -1. EL APETITO SEXUAL -
Allah - Glorificado ensalzado sea - creó al hombre como su representante en la tierra de manera que pueda poblarla y gobernarla.
Este propósito no se podría cumplir si la raza humana no se perpetuase a sí misma: viviendo, progresando, cultivando, manufacturando, construyendo y adorando a su Creador. Por lo tanto, el Creador ha puesto ciertos apetitos e impulsos en el hombre para que este se dirija a las distintas actividades que garantizan la supervivencia de la especie.
Entre los apetitos que el individuo debe satisfacer para su supervivencia personal está el de comida y bebida. Sin embargo, el apetito sexual está para la supervivencia de la especie. El sexo es una poderosa fuerza impulsante en el ser humano y demanda satisfacción y respuesta. Los seres humanos han respondido a las demandas del apetito sexual en tres diferentes maneras:
1. Satisfaciendo sus necesidades sexuales libremente con cualquiera que esté dispuesto y cuando quiera, sin restricciones de religión moral o costumbre. Esta es la posición de los que abogan por el sexo libre, pues ellos no creen en religión alguna. Esta filosofía reduce al ser humano a la condición de un animal y, si se practica globalmente, resultaría en la destrucción de la estructura familiar y de la sociedad como la conocemos.
2. Suprimir y tratar de aniquilar la atracción sexual. Esta posición es sostenida por las religiones ascéticas y otras filosofías . Esta opinión es un acercamiento al monasticismo y un escape del mundo real. Tal tendencia a suprimir un apetito natural, o anular su acción es contraria al plan y propósito de Allah y está en conflicto con el curso del orden natural, el cual requiere el uso de este apetito para la continuidad de la vida.
3. La tercera posición es la de regular la satisfacción de esta necesidad permitiéndole operar dentro de ciertos límites; sin suprimirla ni darle total libertad. Esta es la posición de las religiones reveladas, que han instituido el matrimonio y han vedado la fornicación y el adulterio. El Islam, en particular, da el debido reconocimiento al rol de la atracción sexual, facilita su satisfacción a través del matrimonio legal y , así como prohibe estrictamente el sexo fuera del matrimonio e incluso lo que lleva a él, también prohibe el celibato y evitar a las mujeres.
Esta es la posición justa e intermedia. Si el matrimonio no fuese permitido, el instinto sexual no jugaría su papel en la continuidad de la especie humana; mientras que, si la fornicación y el adulterio no fuesen prohibidos, los fundamentos de la familia se resquebrajarían. Sin lugar a dudas, solamente a la sombra de una familia estable la misericordia, el amor, la afección y la capacidad de sacrificio por los demás se desarrollan en el ser humano. Y sin estas emociones no existe ninguna sociedad estable. Por lo tanto, si no hubiese el sistema familiar, no habría una sociedad a través de la cual la humanidad pueda progresar hacia la perfección.
LA PROHIBICIÓN DE ACERCARSE AL ZINA[1]
No es para sorprenderse, pero todas las religiones reveladas han prohibido la fornicación y el adulterio (Zina en árabe) y han combatido estos crímenes contra la sociedad. El Islam, última religión revelada, es bastante estricto en la prohibición del Zina, pues éste conduce a la confusión del linaje, al abuso infantil, al rompimiento de los lazos familiares, a la amargura y el sufrimiento en las relaciones, la diseminación de enfermedades venéreas y un relajamiento general de la moral; más aún, abre las puertas a una avalancha de lujuria y desenfreno lascivo.
Con seguridad, es justo y correcto el comando de Allah:
“¡Evitad la fornicación: es una deshonestidad! ¡Mal camino...!” (17:32)
Como sabemos, cuando el Islam prohibe algo, cierra todas las vías que llevan a lo prohibido. Esto se logra al prohibir cada paso y cada medio que conduzca a cometer lo vedado. Por eso, todo lo que excita la pasión, abre las vías para relaciones sexuales ilícitas entre un hombre y una mujer y promueve la indecencia y la obscenidad es haram (vedado).
JULUA, LA PRIVACIDAD[2]
El Islam prohibe los encuentros privados entre un hombre y una mujer que no tienen el grado de parentesco denominado mahram[3] . La razón de esto no es falta de confianza en uno de ellos o en ambos; es para protegerlos de ideas erradas y los instintos sexuales que surgen naturalmente cuando un hombre y una mujer están solos y sin temor de la intrusión de una tercera persona. El Profeta (B y P) dice:
“Quien cree en Allah y en el Ultimo Día nunca debe quedar en privado con una mujer ajena sin que haya un mahram (de ella) con ella; porque de otra manera, Satán será el tercero(con ambos)”[4]
Allah el Altísimo dice a los sahabis del Profeta (B y P):
“...Cuando les pidáis (a las esposas del Profeta) un objeto, hacedlo detrás de una cortina. Es más decoroso para vosotros y para ellas... ” (33:53)
Comentando esta aleya, el imam Al Qurtubi dice : “Se refiere a los pensamientos que acosan a los hombres respecto a las mujeres y viceversa. Esta medida eliminará toda posibilidad de sospecha y acusación y protegerá su honor. Esta orden implica que nadie debería confiarse al estar en privado con una mujer ajena. Evitar estas situaciones es lo mejor para la pureza del corazón, la entereza en el alma y la plenitud de la castidad” [5]
El Profeta (B y P) advirtió a las mujeres sobre quedar en privado con los hombres de la familia de sus esposos, como ser su hermanos o sus primos. La gente es muy negligente sobre esto, a veces con consecuencias desastrosas. Es obvio que un familiar tiene más fácil acceso a las habitaciones de una mujer que un extraño; esto es algo que nadie le cuestionaría. Esto también se aplica a los parientes “ no-mahram” de la mujer y está prohibido que cualquiera de ellos quede en privado con ella. El Profeta (B y P) dijo:
“¡Cuidado con entrar donde están las mujeres!” Un hombre de los ansaríes preguntó ”¡Oh Mensajero de Allah! ¿Qué de los parientes políticos? ”El Profeta respondió: “El pariente político[6] es la muerte”[7]
El Profeta (B y P) quiso decir que en tal privacidad hay peligro e incluso destrucción : La fe se destruye si cometen pecado; la mujer se perjudica si su marido la divorcia movido por los celos y las relaciones sociales se pierden si los familiares empiezan a sospechar unos de otros.
El peligro no radica solamente en la posibilidad de tentación sexual. Este es mayor en relación a la posibilidad de chismes sobre lo que es privado y personal entre los esposos por parte de quienes no pueden guardarse los secretos y disfrutan hablando de los demás. Este tipo de chismes ha arruinado muchos matrimonios y ha destruido muchos hogares. Explicando el significado de “el pariente político es la muerte”, Ibn Al Athir dice: ” Es una alegoría árabe como: ”El león es la muerte” o “El rey es fuego” que significa que enfrentar un león es similar a enfrentar la muerte y enfrentar a un rey es como estar en el fuego. Así vemos que la privacidad entre una mujer y su pariente político es mucho mas peligrosa que en el caso de un extraño porque el puede convencerla de hacer cosas contrarias a la voluntad de su esposo, tal como pedirle cosas que él no pueda conseguir, regañarlo, etc.
MIRANDO AL SEXO OPUESTO CON DESEO
Entre las cosas prohibidas por el Islam respecto al sexo está el mirar a los miembros del sexo opuesto con deseo. Pues la vista es la llave a los sentimientos; y la mirada es la mensajera del deseo, cargando un mensaje de fornicación y adulterio.
Un poeta de tiempos antiguos dice:
“Todos los asuntos empiezan con una mirada. El fuego incontenible puede iniciarse con una chispa”.
A su vez, un poeta contemporáneo dice:
“Una mirada, una sonrisa, luego un movimiento de cabeza; llega una conversación, luego una promesa y luego: el calor de lecho."
Por eso es que Allah mandó a los creyentes y las creyentes que bajen la mirada junto con su orden de guardar con castidad sus partes íntimas:
“ Di a los creyentes que bajen la vista con recato y que sean castos. Es más correcto. Allah está bien informado de lo que hacen.
Y di a las creyentes que bajen la vista con recato, que sean castas y no muestren más adorno que los que están a la vista, que cubran su escote con el velo y no exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus padres, a sus suegros, a sus propios hijos, a sus hijastros, a sus hermanos, a sus sobrinos carnales, a sus mujeres, a sus esclavas, a sus criados varones fríos, a los que niños que no saben aún de las partes femeninas. Que no batan ellas con sus pies de modo que se descubran sus adornos ocultos. ¡Volvéos todos a Allah, creyentes! Quizás, así, prosperéis. “ (24:30,31)
Hay numerosas prescripciones divinas en estos dos versos. Dos de ellas son pertinentes a hombres y mujeres: bajar la vista y guardar castamente los órganos sexuales. El resto de los comandos están dirigidos exclusivamente a las mujeres.
Se debe notar la diferencia entre la frase: “que bajen la mirada” y la frase: “que guarden sus partes íntimas”. Mientras que los órganos sexuales se deben guardar totalmente del pecado; bajar la mirada será sólo parcialmente, porque la necesidad y la conveniencia general de la gente requiere que algunas miradas a los miembros del sexo opuesto sean permitidas.
“Bajar la mirada” no significa que, en presencia del sexo opuesto, los ojos se deban cerrar o que se debe inclinar la cabeza hacia el suelo, ya que esto sería imposible. En otro punto del Corán encontramos : “baja tu voz” , que no significa cerrar los labios;
“¡Sé modesto en tus andares! ¡ Baja la voz! ¡La voz más desagradable es, ciertamente, la del asno!”. (31:19)
”Bajar la mirada” aquí, significa evitar mirar el rostro de los que pasan ante uno y evitar acariciar las atractivas formas de los miembros del sexo opuesto con los ojos. El Profeta (B y P) dijo a Alí bin Abi Tálib: “Ali no dejes que una segunda mirada siga a la primera. La primera te es permitida, pero la segunda no”[8]
El Profeta (B y P) consideraba las miradas lujuriosas y ardientes a una persona del sexo opuesto como “el Zina de la vista”, según dijo:
“Los ojos también cometen Zina; su Zina es la mirada libidinosa”[9]
El denominó las miradas con deseo como “Zina” porque estas dan satisfacción y placer sexual en una forma ilícita. Esto mismo es lo que se relata que Jesús (B y P) dijo en el evangelio de Mateo:
“ Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.
Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5: 27-28)
Ciertamente, tales miradas libidinosas y llenas de deseo no son un mero peligro a la castidad sino que causan también agitaciones en la mente y pensamientos perturbados. El poeta dice:
“Si dejas tu mirada deambular,
muchas vistas atractivas harán tu corazón agitar.
Aquello que ves no podrá ser tuyo,
ni tu corazón quedará contento con lo poco que vio.”
LA PROHIBICIÓN SOBRE MIRAR EL ‘AURA[10] DE OTROS
Se debe evitar mirar el `aura de otra persona. El Profeta (B y P) prohibió mirar el `aura de los demás, sean o no del mismo sexo, sea o no con deseo; dijo:
“Un hombre no debe mirar el `aura de otro hombre; ni una mujer el de otra. Tampoco debe un hombre estar con otro hombre bajo una misma tela, ni una mujer con otra mujer.”[11]
El `aura de un hombre, como lo menciona el hadiz, es desde su ombligo hasta su rodilla, aunque algunos eruditos, como Ibn Hazm y algunos juristas malikíes, no incluyen la rodilla. Con respecto a un hombre ajeno (no-mahram), el `aura de una mujer es su cuerpo entero con excepción de su cara y sus manos. Con respecto a un mahram, como su padre o su hermano, el `aura de una mujer es diferente; esto será discutido posteriormente.
Lo que es vedado mirar es, obviamente, vedado tocar con la mano o cualquier otra parte del cuerpo.
Lo que mencionamos sobre la prohibición de mirar o tocar las partes del cuerpo que deben cubrirse se anula en caso de necesidad, como ser primeros auxilios o tratamiento médico. A la vez, lo que dijimos sobre las partes del cuerpo que se puede mirar se anula en caso de presentarse el deseo, pues las vías que llevan al pecado deben bloquearse.
LO QUE SE PUEDE VER DEL HOMBRE O DE LA MUJER
Queda Claro, de las palabras anteriores, que una mujer puede mirar al cuerpo de un hombre excepto su ´aura, que va desde su ombligo hasta su rodilla, siempre que sea una mirada desprovista de deseo carnal y que no se tema ninguna tentación. El Profeta (B y P) permitió que ´Aisha mire a lo etíopes que hacían malabares con sus lanzas en el patio de la mezquita del Profeta (B y P). Ella observó su presentación hasta que le pareció suficiente y se retiró.[12]
Así también, un hombre puede mirar la cara y manos de una mujer, ya que no forman parte de su ´aura, con la condición que no lo haga con deseo carnal y no se tema la tentación. ´Aisha narró que en cierta ocasión su hermana Asmá fue ante el Profeta (B y P) vistiendo ropas trasparentes que evidenciaban su cuerpo. El Profeta (B y P) apartó su vista y le dijo: “Asmá, cuando una mujer empieza a menstruar, nada de su cuerpo se debe ver, excepto esto y esto” y apuntó a su rostro y manos”[13]
Este hadiz se cataloga como débil; pero hay hadices auténticos que sostienen la tesis de que la cara y las manos se pueden ver sólo si ello no implica ninguna tentación.
En suma; una mirada inocente a lo que no es ´aura de un hombre o una mujer es permitida mientras no sea una mirada intencional o repetida con un tinte de placer y deseo. La ley Islámica es muy razonable, por ello perdona cuando accidentalmente la mirada cae sobre algo que está vedado mirar. Yarir bin Abdallah narró: “Pregunté al Mensajero de Allah sobre las miradas accidentales. El dijo: ´desvía la mirada´ indicando que no se debe volver a mirar deliberadamente”[14]
EL DESPLIEGUE DE LOS ORNAMENTOS FEMENINOS.
LO QUE ES PERMITIDO Y LO QUE NO LO ES.
Hasta ahora hemos discutido el tema de bajar la mirada, que es un mandato sobre hombres y mujeres en las dos aleyas coránicas anteriormente citadas. Sin embargo, estos versos también contienen otros mandatos divinos; Allah el Altísimo dice:
“Y di a las creyentes que bajen la vista con recato, que sean castas y no muestren más adorno que los que están a la vista, que cubran su escote con el velo y no exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus padres, a sus suegros, a sus propios hijos, a sus hijastros, a sus hermanos, a sus sobrinos carnales, a sus mujeres, a sus esclavas, a sus criados varones fríos, a los que niños que no saben aún de las partes femeninas. Que no batan ellas con sus pies de modo que se descubran sus adornos ocultos. ¡Volvéos todos a Allah, creyentes! Quizás, así, prosperéis. “ (24:31)
El ornamento o adorno femenino incluye las gracias naturales, como el rostro, el cabello y otras partes atractivas del cuerpo, y las formas artificiales de embellecimiento, como el vestido, los adornos, las joyas y el maquillaje. En esta noble aleya, Allah ordena a las mujeres que no exhiban sus ornamentos “...excepto los que son evidentes...”
Hay diferencias entre los eruditos sobre el alcance de esta excepción. ¿Se refiere a lo que se expone por accidente y sin intención, como lo que pueda exponer el viento? ¿O se refiere a lo que se expone por costumbre, por instinto o por su propia naturaleza?
La mayoría de los primeros juristas musulmanes acepta el último significado. Ibn Abbás interpreta la frase y dice que se refiere a un anillo y al kohl[15]. Anas dijo algo similar; la permisibilidad de mostrar el rostro y las manos está implícita en la permisión de mostrar el kohl y un anillo. Sa´id bin Yubair, ´Atá y Al Auzá'i han afirmado claramente que es permitido mostrar la cara y las manos. Aisha, Qatada y otros añadieron que se puede además mostrar los brazaletes. Esta última interpretación implica también que se puede llegar a mostrar parte del antebrazo. Muchos eruditos han declarado que es permitido mostrar el extremo del brazo hasta cuatro pulgadas o hasta medio brazo.
Por otro lado, otros como Abdallah bin Mas'ud han restringido la aplicación de “lo que es evidente “ a lo que necesariamente aparece, como la vestimenta externa - las abayas, el yilbab, los vestidos y las pañoletas . Mi opinión secunda a la de los sahabis y sus discípulos[16] que interpretan la frase “excepto lo que es evidente” como referencia a la cara, las manos y sus ornamentos acostumbrados como el Kohl y el anillo.
Está permisión, sin embargo, excluye los cosméticos que las mujeres de hoy usan en sus cachetes, uñas y labios. Consideramos que estos cosméticos son un exceso y no deben usarse sino dentro de la casa y cuando no hay hombres ajenos presentes. El objetivo de las mujeres al usar estos cosméticos cuando salen a la calle es, obviamente, atraer la atención de los hombres y esto esta vedado.
La interpretación que dice que la aleya se refiere a la ropa externa, o a lo que la cubre, no es aceptable, porque esta no se puede ocultar como para que caiga dentro de la excepción. Similarmente; lo que el viento descubre esta fuera de control, sin importar si se hace una excepción o no. El propósito de la excepción es dar ciertas concesiones a la mujer creyente, permitiéndole mostrar algo es posible ocultar. La razón nos indica que es el rostro y las manos lo que se esta exceptuando de cubrirse.
Sin duda, la mujer tiene permitido mostrar su rostro y sus manos porque cubrirlos le significaría gran dificultad, especialmente si debe salir para algún asunto de negocios permitido. Por ejemplo; una viuda tal vez deba trabajar para mantener a sus hijos, o una mujer en mala situación deba ayudar a su esposo en el trabajo. Si cubrirse el rostro y las manos fuese obligatorio; causaría a estas mujeres grandes problemas y sufrimientos. Al Qurtubi dice:
“Es probable que, ya que la cara y las manos están normalmente descubiertas y deben estar descubiertas durante los ritos de la oración y el peregrinaje, la excepción (en los versos de sura Al Nur) se refiera a ello. Esta conclusión se ve reforzada por lo que citó Abu Daud de boca de Aisha. Ella dijo que Asmá, hija de Abu Bakr, vino una vez ante el Profeta (B y P) vistiendo ropas trasparentes. El Profeta (B y P) retiró su vista de ella y le dijo: 'Asmá, cuando una mujer empieza a menstruar, nada se le debe ver, excepto esto y esto' y apuntó a su rostro y manos”
Además se puede inferir de las palabras de Allah “Di a los creyentes que bajen la vista...“ que los rostros de las mujeres en la época del Profeta (B y P) no iban cubiertos con velo. Si todo el cuerpo, incluyendo el rostro, estuviese cubierto, no tendría sentido ordenarles que bajen la mirada, porque no habría nada para que ellos miren.
A pesar de todo, y a causa de la tan extendida inmoralidad y relajación de la obediencia a las leyes islámicas en nuestra época, lo mejor para la mujer musulmana es ocultar todos sus ornamentos, incluyendo su rostro si es posible. Obviamente, habrá que tener mayor cuidado si se trata de una mujer bella. Allah el Altísimo dice también:
“... que cubran su escote con el velo ... “ (24:31).
Es obligatorio que la mujer musulmana cubra su cabeza, sus pechos y su cuello completamente de manera que nada de estos pueda ser visto por los observadores. Allah añade:
“...y no exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus padres, a sus mujeres, a sus esclavas, a sus criados varones fríos, a los que niños que no saben aún de las partes femeninas. Que no batan ellas con sus pies de modo que se descubran sus adornos ocultos. ¡Volvéos todos a Allah, creyentes! Quizás, así, prosperéis. “ (24:31).
Esta aleya prohibe a las mujeres que muestren sus ornamentos ocultos, como los oídos, el cabello, los pechos o las rodillas a hombres que estén fuera de la relación mahram, pues a ellos solo puede mostrar el rostro y las manos.
Doce clases de personas están fuera de esta prohibición:
1. “Sus esposos” El esposo y la esposa pueden ver lo que deseen el uno del otro. Un hadiz dice: “Guarda tu desnudez; excepto para tu esposa”.
2. “Sus padres”, incluyendo a los abuelos, de parte del padre y de parte de la madre.
3. “Los padres de sus esposos”, pues son considerados como padres de las esposas.
4. “Sus hijos” son los nietos; hijos de sus hijos e hijas.
5. “Los hijos de sus esposos (los hijastros)” es una necesidad para la interacción normal, porque la mujer toma el lugar de la madre de ellos.
6. “Sus hermanos” incluyendo los medios hermanos y los hermanastros.
7. “Los hijos de sus hermanos”; ya que el matrimonio entre un hombre y su tía paterna está permanentemente prohibido.
8. “Los hijos de sus hermanas”; ya que el matrimonio entre un hombre y su tía materna está permanentemente prohibido.
9. “Sus mujeres”; es decir, las familiares y las hermanas en la fe - las demás mujeres musulmanas. En lo que respecta a las mujeres no musulmanas, pues no pueden ver los ornamentos de una mujer musulmana más de lo que puede ver un hombre que no es mahram. Está verificado que esta opinión es correcta.
10. “Aquellos bajo su mano diestra”; se refiere a los siervos y siervas, porque el Islam los considera miembros de la familia. Algunos eruditos restringen esta permisión a las siervas solamente.
11. “Sirvientes que ya no tengan deseo sexual” se refiere a los empleados pagos o a los sirvientes de la casa que, por cierta condición mental o física, están libres del deseo sexual. Esto se hace aplicable sólo con las dos siguientes condiciones:
· Que sean los sirvientes de aquellos a cuyas casas se les permite entrar.
· Que no sientan ningún deseo sexual.
12. “Niños que aún no están al tanto de la desnudez femenina” Se refiere a los niños pequeños que aún no han desarrollado un sentido del sexo. Si se nota cualquier evidencia de incipientes necesidades sexuales, la mujer deberá tratarlos como hombres que no sean mahrams, aunque no hayan alcanzado la pubertad.
Esta aleya no menciona a los tíos paternos ni maternos porque es sabido que ocupan el mismo status que el padre.
Un hadiz dice: “El tío de alguien es como su padre”.
El ‘Aura de la mujer
Las partes del cuerpo de la mujer que no se deben mostrar son lo que constituye el ‘aura de la misma. El 'aura debe ser cubierto; pues exponerlo es ilícito.
El ‘aura de una mujer, con respecto a los hombres no-mahrams y a las mujeres no musulmanas, consiste, pues, en todo su cuerpo excepto la cara y las manos. Esto se basa en la interpretación anterior. Coincidimos con los argumentos de Al Razi, de que el Islam ha permitido a la mujer exponer tales partes de su cuerpo, el rostro y las manos, pues son necesarias para realizar sus actividades diarias, negocios y para dar y recibir. Se le ha mandado cubrir lo que no es necesario que exponga. También se le perdona que exponga alguna parte de su ‘aura por accidente, inadvertidamente o por necesidad.
Todo esto va de acuerdo con la flexibilidad del Islam. Al Razi dice: “Ya que mostrar el rostro y las manos es necesario, los juristas no han visto otra solución que coincidir todos en que no son ‘aura. Pero como mostrar los pies no es necesario; han surgido diferencias respecto a si son ‘aura o no”. [17]
Con respecto a las 12 categorías de familiares mahrams mencionadas anteriormente, la mujer puede exponer ante ellos su pelo, sus orejas, su cuello, la parte superior de su pecho, sus brazos y sus piernas. Otras partes de su cuerpo - como la espalda, el abdomen, los muslos y sus partes íntimas - no deben ser expuestas ante nadie, hombre o mujer, excepto su esposo.
La interpretación anterior de la aleya se acerca más a su espíritu que la de algunos eruditos quienes dicen que, con respecto a sus mahrams y a otras mujeres musulmanas, el ‘aura de la mujer es entre su ombligo y su rodilla. Al contrario, el espíritu de la aleya parece más sustentar la opinión de los eruditos que dicen: Con respecto a mahrams, el ‘aura de la mujer se reduce a aquellas partes de su cuerpo que no se exponen mientras ella hace el trabajo de casa. Es decir; cualquier cosa que se llegue a descubrir durante sus labores caseras puede ser visto por los hombres de su familia; sus mahrams.
Por eso es que Allah manda a las creyentes cubrirse con una prenda amplia, un sobretodo, cuando salen a la calle; pues de esta manera se distinguirán de las incrédulas y de las mujeres sin honra. Allah el Altísimo mandó al Profeta Muhammad (B y P) que transmita a toda la nación islámica este divino mensaje:
“¡Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran con el manto. Es lo mejor para que se las distinga y no sean molestadas. Allah es indulgente, misericordioso.” (33:59)
Durante la época de la ignorancia, algunas mujeres solían salir exhibiendo las partes atractivas de su cuerpo y los haraganes y cretinos las solían perseguir por la calle. Por ello se reveló esta noble aleya comandando a la mujer creyente cubrirse con su vestido de tal manera que ninguna parte provocativa de su cuerpo quede al descubierto. De esta forma su apariencia pondría bien claro para todos que ella es una mujer casta y creyente; y ningún cretino o hipócrita se atrevería a molestarla.
Queda claro de esta aleya que la razón de la orden no es el temor a un mal comportamiento de la mujer o que se desconfíe de ellas como algunos claman; sino que la razón es el peligro que las acosa por parte de los cretinos y truhanes. Porque la mujer que se exhibe en la calle, camina seductoramente y habla invitando siempre atrae a los hombres que son movidos por el deseo. Esto es una confirmación del verso coránico que dice:
“¡Mujeres del Profeta! Vosotras no sois como otras mujeres cualesquiera. Si teméis a Allah, no seáis tan complacientes en vuestras palabras que llegue a anhelaros el enfermo de corazón. ¡Hablad, más bien, como se debe!”. (33:32)
Es por esto mismo que el Islam insiste en que la mujer musulmana se cubra, para protegerse. No hay concesión alguna al respecto; excepto que la aplicación es menor en las mujeres ancianas. Allah dice:
“Las mujeres que han alcanzado la edad crítica y no cuentan ya con casarse, no hacen mal si se quitan el velo, siempre que no exhiban sus adornos. Pero es mejor para ellas si se abstienen. Allah todo lo oye, todo lo sabe”. (24:60)
Por “ancianas” debemos entender aquellas mujeres que ya les llegó la menopausia y que no tienen deseos sexuales o de matrimonio y que no atraen a los hombres. Allah dio estas concesiones a las ancianas para que puedan quitarse sus sobretodos; ya sea que se llaman: chaddor, abaya, burqa o yilbab. Sin embargo, el Corán pone la condición de que se haga por comodidad o facilidad y no por exhibir sus beldades. A pesar de esta concesión, es mejor y preferible que perfeccionen su dignidad y se alejen de toda sospecha:
“Las mujeres que han alcanzado la edad crítica y no cuentan ya con casarse, no hacen mal si se quitan la ropa, siempre que no exhiban sus adornos. Pero es mejor para ellas si se abstienen. Allah todo lo oye, todo lo sabe”. (24:60)
SOBRE LA ASISTENCIA DE MUJERES A LOS BAÑOS PÚBLICOS
Dentro de la preocupación del Islam por el ‘aura femenino y su cubrimiento apropiado, el Profeta (B y P) prohibió que las mujeres musulmanas entren en los baños públicos y que se desvistan frente a otras mujeres, que podrían luego hacer de sus características físicas el tema de sus chismes y comentarios vulgares.
Así también, el Profeta (B y P) prohibió a los hombres musulmanes que entren a los baños públicos sin algo que les cubra la cintura y sus partes íntimas (el ‘aura). Yábir relató que el Profeta (B y P) dijo:
“Quien cree en Allah y en el Día del juicio no entrará en un baño público sin vestir algo de la cintura para abajo. Y quien cree en Allah y en el Día del juicio no debe permitir a su esposa ir a los baños públicos”. [18]
Aisha dijo: “En un principio el Mensajero de Allah (B y P) prohibió que la gente vaya a los baños públicos. Pero luego permitió a los hombres entrar en estos vistiendo una toalla que les cubra el ‘aura”[19].
Esta prohibición es general, excepto para las mujeres que sufren de enfermedades cuya curación requiera tomar estos baños o para las mujeres después del parto. ‘Abdallah bin ‘Amr dijo que el Profeta (B y P) habló así de los baños y saunas:
“Los hombres no entrarán en ellos sin una prenda que cubra de la cintura hacia abajo. Evitad que las mujeres entren en ellos, excepto que estén enfermas o en su puerperio”. [20]
Hay algunas dudas sobre la autenticidad de este hadiz (Isnad dha’if). Pero su significado es sustentado por la Sharía Islámica que hace concesiones en los ritos de adoración y en otras obligaciones para una persona enferma; también se sustenta en el conocido principio que reza: “Lo prohibido por precaución se hace permisible en caso de necesidad o de beneficio inminente. Hay, además otro hadiz que sustenta lo transmitido. Fue citado por Al Hákim del relato de ‘Abdallah bin ‘Abbás, que dijo que el Profeta (B y P) dijo: “Cuidaos de los baños públicos”. Algunos dijeron: “¡Mensajero de Allah! Retiran la suciedad y benefician a los enfermos”. Dijo entonces: “Quien entre, entonces, debe cubrir su desnudez”. [21]
Si una mujer entra en un baño público sin razón válida o necesidad, pues ha cometido un acto vedado y es merecedora de la censura del Profeta (B y P). Abu Málih Al Hadhali relató que unas mujeres de Homs o Damasco vinieron a ‘Aisha y ella les dijo: “¿Ustedes son de un lugar donde las mujeres entran a los baños públicos? Oí al Mensajero de Allah (B y P) decir: “La mujer que se desviste fuera de la casa de su esposo está rasgando el velo que Allah le proporcionó.” [22]
Y Umm Salama relató que el Profeta (B y P) dijo: “Si una mujer se saca su ropa fuera de su propia casa, pues Allah rasgará la protección que le había dado”.
Si es tan estricta la posición del Islam respecto a la entrada de las mujeres a los baños públicos que son, al fin y al cabo, edificaciones con cuatro paredes donde solo las mujeres entran; imaginen, pues, su posición respecto a las mujeres casi desnudas que se recuestan en las playas o junto a las piscinas, exponiendo su desnudez a la lujuriosa y hambrienta mirada de cualquiera que pase cerca sin vergüenza alguna. Seguro que estas mujeres han rasgado todos los velos entre ellas y su Señor el Misericordioso. Y sus maridos son sus cómplices en el pecado, ya que deben ser responsables protectores de sus mujeres... ¡Si tan sólo supieran!
La prohibición de exhibir los atractivos femeninos
La moral y la educación de una mujer musulmana son muy diferentes a las de las mujeres incrédulas o las de la época de la Yahilía. Una mujer musulmana es casta, digna, tiene autoestima y es modesta; a la vez, una mujer ignorante de la guía divina puede ser vana, ostentosa y vivir ansiosa de mostrar sus atractivos. Tal exhibición incluye el exponer las partes atractivas del cuerpo, caminar o hablar de una forma seductora, desplegar sus adornos, vestir ropas reveladoras o sexys u otras actitudes similares.
Las variadas formas en que una mujer exhibe sus atractivos no es un secreto para la gente, antigua o moderna.
Cuando comentaba sobre el verso concerniente a las mujeres de la casa del Profeta (B y P): “¡Quedaos en vuestras casas! ¡No os acicaléis como se acicalaban las antiguas paganas! ... ”, (33:33) Muyáhid dijo: “Las mujeres solían deambular entre los hombres”. Qatada dijo: “solían caminar de una forma seductora y sensual” mientras Muqátil dice: “La exhibición de los atractivos incluye ponerse un paño sobre la cabeza sin asegurarlo, juguetear con sus collares, aretes y otras joyas en una forma provocativa”.
Las formas en que las mujeres de la Yahilía solían exhibirse incluían coquetear libremente con los hombres, andar seductoramente y vestir la pañoleta de manera que exponga los ornamentos y las beldades de la cabeza y el cuello. Pero, en la actual época de la ignorancia de la guía divina la exhibición de los atractivos femeninos ha llegado a extremos tan vulgares que las mujeres de la era preislámica parecen, en comparación ¡Modelos de castidad y dignidad!
Como debería ser la conducta de una mujer musulmana
El comportamiento islámico correcto requerido de las mujeres musulmanas -que evita la salvaje exhibición de sus atractivos - es caracterizada por lo siguiente:
a) Bajar la mirada: Ciertamente, el más precioso ornamento de una mujer es la modestia; la mejor expresión de modestia está en mantener baja la mirada, tal como Allah el Todopoderoso lo dice:
“Y di a las creyentes que bajen la vista con recato, que sean castas y no muestren más adorno que los que están a la vista...”. (24:31)
b) Evitar el contacto con los hombres de manera que sus cuerpos entren en contacto, o que los hombres toquen a las mujeres, como tan frecuentemente sucede hoy en los cines, las aulas universitarias, los auditorios, los buses, los metros y otros. Ma’qal bin Yáser narró que el Mensajero de Allah (B y P) dijo: “Es mejor para cualquiera de vosotros ser alcanzado en la cabeza por un aguijón de hierro que tocar a una mujer a quien tiene vedado tocar”. [23]
c) Su vestimenta debe estar conforme a los preceptos establecidos por la Ley Islámica, que son los siguientes:
· Su vestido debe cubrir enteramente su cuerpo con excepción a lo que “está a la vista”, que, según la interpretación elegida, se refiere al rostro y las manos.
· No debe ser transparente, revelando lo que está debajo. El Profeta (B y P) nos dijo que: “Entre los habitantes del Infierno estarán aquellas mujeres que andan vestidas pero desnudas, seducen y son seducidas. Estas no entrarán al Paraíso, ni su fragancia siquiera les alcanzará”.
El Significado de “vestidas desnudas” es que sus ropas livianas, delgadas y transparentes no cubrirán lo que está debajo. Cierta vez, unas mujeres de Bani Tamim, vestidas con ropas transparentes, vinieron a ver a ‘Aisha y ella les dijo: “Si sois creyentes; pues estas ropas no son las apropiadas para las mujeres creyentes”. En otra ocasión, cuando una novia vistiendo un delgado y transparente velo fue traída a su presencia, ella comentó: “Una mujer que viste así no está creyendo en la sura “Al Nur” [24]
· Su vestido no debe ser apretado; como para denotar las partes de su cuerpo, especialmente sus curvas, aunque este vestido no sea transparente. Muchos de los estilos de costura vigentes en la sensual y materialista civilización occidental ponen a los diseñadores en cruda competencia entre sí para diseñar vestidos de mujer que ostentosamente destaquen el busto, la cintura, las caderas, etc., a fin de excitar la admiración lujuriosa de los hombres. Las mujeres que visten tales ropas también caen bajo la definición de “vestidas pero desnudas”, ya que este tipo de vestido es muchas veces más provocativo que uno transparente.
· La mujer no debe usar ropas que son específicamente para hombres, tal podría ser el caso de los pantalones en nuestro tiempo. El Profeta (B y P) maldijo a las mujeres que trataban de parecerse a los hombres y a los hombres que trataban de parecerse a las mujeres, además; prohibió a las mujeres vestir ropas de hombre y viceversa.
· Al elegir su ropa, no debe imitar a los incrédulos, ya sean judíos, cristianos o paganos. El Islam desaprueba la imitación de las modas de los incrédulos y desea que sus seguidores desarrollen sus propias características distintivas en su apariencia, en sus creencias y en sus actitudes. Esta es la razón por la cual se exige a los musulmanes que se distingan de los no musulmanes en muchos aspectos. Y es por esto mismo que el Profeta (B y P) dijo: “Quien imita a un pueblo se hace uno de ellos”.
d) La mujer musulmana camina y habla en una forma digna y moderada, evitando la coquetería en sus gestos faciales y movimientos. La coquetería y la conducta seductora son las características de las mujeres mentalmente perturbadas y no de las musulmanas. Allah, el Altísimo, dice:
“¡Mujeres el Profeta! Vosotras no sois como las otras mujeres cualesquiera. Si teméis a Allah, no seáis tan complacientes en vuestras palabras que llegue a anhelaros el enfermo de corazón. ¡Hablad, más bien, como se debe!”. (33:32)
e) No debe llamar la atención de los hombres hacia sus ornamentos ocultos usando perfume ni haciendo sonar sus joyas o jugueteando con ellas. Allah dice:
“...Que no batan ellas con sus pies de modo que se descubran sus adornos ocultos ...”. (24:31)
Las mujeres de la época de la Yahilía solían dar pisotones con sus pies cuando pasaban cerca de los hombres, para que el cascabeleo de sus joyas se oyese claramente. El Corán prohibió esto; porque puede tentar a un hombre débil a perseguirla y porque denota la maligna intención de la mujer que intenta atraer la atención de los hombres sobre ella. En este contexto también se sitúa la prohibición islámica de usar perfumes fraganciosos, pues nuevamente vemos que la intención es atraer a los hombres excitando sus deseos. Un hadiz dice: “La mujer que se perfuma y luego se introduce a través de una reunión es una adúltera”. [25]
De todo esto vemos que el Islam no exige que la mujer, como algunos claman permanezca confinada en su casa hasta que la muerte la lleve a la tumba. Al contrario; ella sale para sus oraciones, sus estudios y otras necesidades lícitas, religiosas y mundanas; tal, era la costumbre de las mujeres de entre los sahabis y de las siguientes generaciones. Estas primeras generaciones simbolizan un periodo considerado por todos como el mejor y más ejemplar periodo en la historia del Islam. Entre las mujeres de esa época hubo aquellas que participaron en batallas junto al propio Profeta (B y P) y luego junto a sus califas y comandantes.
El Mensajero de Allah dijo a su esposa Sauda: “Allah te ha permitido que salgas para tus asuntos necesarios”.[26] También dijo: “Si la esposa de alguien le pide permiso para ir a la mezquita, él no se lo puede negar”. [27] En otra ocasión dijo: “No prohibáis a las siervas de Allah que vayan a las mezquitas de Allah”. [28]
Algunos eruditos muy estrictos son de la opinión que una mujer tiene vedado mirar cualquier parte del cuerpo de un hombre que es ajeno (no mahram). Basan su opinión en un hadiz citado por Al Tirmidhi, del relato de Nabhán, esclavo de Umm Salama; que el Profeta(B y P) dijo a Umm Salama y a Maimuna, sus esposas, que se cubran el rostro cuando Ibn Umm Maktum entre. “¡Pero él es ciego!” Repusieron. El Profeta (B y P) dijo entonces: “¿Pero vosotras sois ciegas también? ¿Acaso no lo veis?”
Sin embargo, algunos investigadores afirman que la manera en que fue transmitido este hadiz hacen que se lo considere dudoso. Mientras que el relato es de Umm Salama, el que lo transmite es su esclavo Nabhán que no tiene participación en el incidente ni necesidad alguna de reportarlo. Incluso si se confirma la autenticidad del relato, pues este simplemente muestra que el Profeta (B y P) era bastante estricto con sus esposas porque lo excepcional de su condición exigía más moderación de su parte - Abu Daud y otros eruditos han comentado sobre la excepcional posición de las esposas del Profeta (B y P). En cualquier caso; la significancia del siguiente hadiz auténtico y confirmado se mantiene sin discusión: El Profeta instruyó a Fátima bint Qais que pase el requerido periodo de duelo siguiente a la muerte de su esposo (‘idda) en la casa de Umm Sharik. Pero luego cambió de parecer y dijo: “Mis sahabis suelen reunirse en su casa. Ve y quédate donde Ibn Umm Maktum, porque el es un hombre ciego. Si llegas a descubrirte él no te verá”. [29]
Una mujer sirviendo a invitados masculinos
Una mujer puede servir a los invitados de su esposo, en su presencia, siempre que se atenga a los estándares islámicos en su vestido, movimientos y sus palabras. Ellos la verán y, naturalmente, ella los verá y no hay problema alguno en ello mientras no haya peligro de intimar por ambas partes.
Al Bujari, Muslim y otros han citado a Sahl Ibn Sa’d al Ansarí diciendo: “Abu Usaid Al Sa’di invitó al Profeta (B y P) y sus sahabis a su boda. La comida fue preparada y servida por su propia esposa, Umm Usaid. Ella había puesto a remojar unos dátiles en leche la noche anterior. Cuando el Profeta (B y P) hubo terminado su comida, ella aplastó un poco los dátiles y le trajo la bebida”.
Al Háfidh Ibn Háyar comentó: “De este hadiz deducimos que una mujer puede servir a su esposo y sus invitados varones; así como el esposo puede servir a su mujer. Es evidente que servir a los invitados es permitido cuando no se teme la tentación y si ella está correctamente vestida. Si la mujer no está correctamente vestida - como es tan común en nuestros tiempos -, entonces, es ilícito que aparezca frente a los hombres”.
La perversión sexual: Un pecado capital
Debemos estar al tanto de que el Islam regula el instinto sexual; no solo prohibiendo las relaciones sexuales ilícitas y todos los medios que llevan a ellas, sino que también ha vedado esa desviación sexual conocida como homosexualidad. Este acto pervertido es una reversión del orden natural, una corrupción de la sexualidad masculina y un crimen contra los derechos femeninos. [30]
La extensión de esta práctica depravada en una sociedad rompe su estilo natural de vida y hace de quienes la practican esclavos de sus deseos, privándolos de todo gusto decente, de toda moral y toda forma de vida decente. La historia de la gente del profeta Lot (B y P), como la relata el Corán, nos bastará.
La gente de Lot era adicta a esta depravación desvergonzada. Abandonaban las naturales, puras y legales relaciones con mujeres para procurar esta antinatural, demente e ilícita práctica homosexual. Por eso es que su profeta, Lot (B y P), les dijo:
“¿Os llegáis a los varones, de las criaturas, y descuidáis a vuestras esposas, que vuestro Señor ha creado para vosotros? ¡Sí que sois gente que viola la ley!”. (26:165-166)
La más extraña expresión de la naturaleza perversa, falta de guía, depravación y gustos aberrantes de esta gente fue su actitud hacia los huéspedes del Profeta Lot (B y P), que eran ángeles punidores, en forma humana, enviados por Allah para probar a esta gente y exponer su perversidad. El Corán nos narra así la historia:
“Y cuando Nuestros enviados vinieron a Lot, éste se afligió por ellos y se sintió impotente para protegerles. Dijo: '¡Este es un día terrible!'
Su pueblo, que solía, desde antes, cometer el mal. Corrió a Lot, que dijo: '¡Pueblo! ¡Aquí tenéis a mis hijas. Son más puras para vosotros. ¡Temed a Allah y no me avergoncéis ante mis huéspedes! ¿No hay entre vosotros un hombre honrado?'
Dijeron: 'Ya sabes que no tenemos ningún derecho a tus hijas. Tú ya sabes lo que queremos...'
Dijo: '¡Ah! Si os pudiera oponer resistencia... o si pudiera recurrir a un apoyo fuerte...'
Dijeron (los ángeles): '¡Lot! ¡Somos los enviados de tu Señor! ¡No te alcanzarán!...' “. (11:77-81)
Los jurisconsultos islámicos han sostenido distintas opiniones sobre el castigo para esta abominable práctica. ¿Debe ser el mismo castigo que para la fornicación? ¿Debe darse muerte a ambos participantes, el activo y el pasivo? Estos castigos pueden parecer crueles, pero han sido sugeridos para mantener la pureza de la sociedad islámica y para mantenerla limpia de elementos pervertidos.
Reglamentos concernientes a la Masturbación.
La apremiante necesidad de liberarse de la tensión sexual puede llevar a un joven a practicar la masturbación.
La mayoría de los eruditos considera la masturbación un acto ilícito. El Imam Málik basa su juicio en las siguientes aleyas:
“...que se abstienen de comercio carnal, salvo con sus esposas o con sus esclavas en cuyo caso no incurren en reproche, mientras que quienes desean algo más , ésos son los que violan la ley”. (23:5-7)
Argumentó, pues, que el masturbador es uno de aquellos que “desean algo más ”.
Por otro lado, se reporta que el Imam Ahmad bin Hanbal consideró el semen como una excreción corporal igual a cualquier otra y permitió su expulsión así como se permite la extracción de sangre. El cordobés Ibn Hazm tiene la misma opinión.
Sin embargo, los juristas Hanbalíes permiten la masturbación sólo bajo las siguientes dos condiciones: Primero, el temor de cometer fornicación o adulterio; segundo, no tener condiciones para casarse.
Nos inclinamos a aceptar la opinión del Imam Ahmad en una situación en la cual hay excitación sexual y peligro de cometer lo ilícito. Por ejemplo: un joven que abandona su tierra para estudiar o trabajar y encuentra muchas tentaciones que teme no resistir, puede recurrir a este método para aliviar la tensión sexual siempre que no lo practique excesivamente ni lo convierta en un hábito.
Sin embargo, el Profeta (B y P) sugiere algo mejor a la juventud musulmana que aún no puede casarse: Que busquen ayuda en el ayuno frecuente, pues el ayuno fortifica la voluntad, enseña el control ante los deseos y aumenta el temor de Allah. El Profeta (B y P) dijo: “¡Jóvenes! Quien de vosotros pueda mantener a una esposa que se case. Porque os evita mirar lascivamente a las mujeres y preserva vuestra castidad. Y aquel que no puede hacerlo debe ayunar, pues el ayuno es un medio para enfriar la pasión sexual”. [31]
[1] N. del T. Esta palabra árabe designa a toda relación extramatrimonial.
[2] Julua o privacidad, se refiere a un hombre y una mujer estando en un lugar donde no hay temor de la intrusión de nadie más, de manera que se presenta la oportunidad de intimidad sexual como tocarse, besarse, abrazarse e incluso, realizar el coito
[3] Mahram, término árabe que denota una relación de parentesco político o consanguíneo cercano que prohibe permanentemente el matrimonio entre los emparentados. Con relación a una mujer, el mahram sería su esposo o cualquier pariente hombre con quien tiene permanentemente vedado casarse, como su padre, su abuelo, su hijo, su hermano, su tío o sobrino. Para los propósitos de este estudio, todas las demás relaciones entre hombre y mujer serán denominadas “no mahram” o simplemente “hombre ajeno” y ”mujer ajena” (Trad).
[4] Citado por Ahmad del relato de Amir bin Rabià.
[5] Tafsir, Al Qurtubi; vol. 14, p. 228.
[6] Al Nauaui explica:”Aquí entendemos por pariente político a todo familiar del esposo fuera de su padre e hijos (que son mahram de la mujer) como sus hermanos, sus sobrinos y primos, Ya que la mujer podría llegar a casarse con ellos si ella se divorciase o enviudara”. Al Mazari opina que incluye también al padre. Ver Fath ul Bari, vol. 11, p. 344.
[7] Citado por Al Bujari y Muslim.
[8] Citado por Ahmad, Abu Daud y Al Tirmidhi.
[9] Citado por Al Bujari y otros.
[10] `Aura ;lit. “lo que se oculta”, se refiere a ciertas partes del cuerpo que el Islam exige que se oculten de los demás , sean del mismo sexo o del opuesto(N. del T.)
[11] Citado por Muslim, Abu Daud y Al Tirmidhi. Los sabios han inferido de este hadiz que dos hombres o dos mujeres no pueden acostarse bajo una misma cubierta con su piel en contacto.
[12] Citado por Al Bujari y Muslim.
[13] Citado por Abu Daud.
[14] Citado por Ahmad, Abu Daud, Muslim y Al Tirmidhi.
[15] (N. Del T.) Polvillo azulado que se aplica alrededor de los ojos.
[16] Esta es la opinión de Al Tabari, Al Qurtubi, Al Zamajshari, Al Razi y otros renombrados comentaristas del Corán. Ver sus comentarios sobre esta aleya.
[17] “Tafsir” de Fajr al Din Al Razi. Vol 20, pp. 205-206.
[18] Al Mundhiri, en su “Al Targhib”, dice que este hadiz fue citado por Al Nasai y Al Tirmidhi, que lo clasificaron como “bueno”. Al Hákim lo citó y dijo: “Es auténtico”.
[19] Las palabras son de la transmisión citada por Abu Daud. También lo citó Al Tirmidhi e Ibn Maya.
[20] Citado por Ibn Maya y Abu Daud. Uno de los transmisores del relato es ‘Abdurahmán Ziadah Ibn An’am Al Ifriqui.
[21] Lo citó Al Hakim, lo clasificó “auténtico”.
[22] Así lo citó Al Tirmidhi; también lo citó Abu Daud, Ibn Maya y Al Hákim, que lo clasificaron como “auténtico” (Al Targhib).
[23] Al Mundhiri dice: “Este hadiz fue citado por Al Tabarani y Al Baihaqui; y los relatores de Al Tabarani son auténticos y reconocidos”.
[24] Esta sura, junto con “Al Ahzab” (33), contiene muchos preceptos concernientes a la pureza y los modales, las relaciones entre hombre y mujer y el vestido. (N del T)
[25] Al Mundhiri dice: “Esto también fue citado por Abu Daud y Al Tirmidhi, que lo clasifica de bueno y auténtico”. También fue citado por Al Nasái, Ibn Juzaima e Ibn Hibbán con las siguientes palabras: “Una mujer que se perfuma y pasa a través de un grupo de gente para que su fragancia les llegue es una adúltera”. Al Hákim también lo citó y dijo: “Tiene transmisores confiables”.
[26] Citado por Al Bujari en su libro “Matrimonio”, en el capítulo titulado “Las mujeres pueden salir por sus necesidades”, del relato de ‘Aisha.
[27] Citado por Al Bujari, del relato de Omar.
[28] Citado por Muslim.
[29] “Tafsir” de Al Qurtubí, vol II.p.228.
[30] Esto mismo se aplica a los casos de lesbianismo.
[31] Citado por Al Bujari.