EL LIBRO DE LAS VIRTUDES
564. Abu Sai'd Al Judrí (que Dios esté complacido de él) narró: En cierta ocasión, un hombre escuchó a otro que recitaba y repetía Surat Al Ijlas. Al día siguiente, se fue al Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y se lo contó de un modo como si la considerara poca lectura. Entonces, el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "¡Juro por Quien tiene mi alma en Su mano! Que (Surat Al Ijlas) equivale a un tercio de todo el Corán".
565. Abu Huraira (que Dios esté complacido de él) narró que el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo, acerca de Surat Al Ijlas: "Equivale a un tercio de todo el Corán".
566. Abu Mas'ud (que Dios esté complacido de él) narró que el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "Quien recite, por la noche, los últimos dos versículos de Surat Al Baqara, le serán suficientes".
567. Abu Huraira (que Dios esté complacido de él) narró que el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) me encargó la custodia de las limosnas recolectadas durante el mes de Ramadán.
Cierto día llegó un intruso y comenzó a recoger de la comida que había de entre las limosnas. Le agarré y le dijo: ¡Te haré comparecer ante el Enviado de Dios! (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Pero él me respondió: ¡Soy un pobre necesitado y con mucha familia!. Así que le dejé marcharse. Al día siguiente, el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) me preguntó: "¡Oh Abu Huraria! ¿Qué ocurrió ayer con tu ladrón?".
Respondí: "¡Oh Enviado de Dios! Se me quejó de tener mucha familia y necesidad y, por ello, fui benévolo con él y le dejé marcharse. Dijo: "Con toda seguridad te mintió. Pues volverá otra vez". De este modo, supe que regresaría porque el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) así lo dijo. Por ello, me quedé observando. Un poco más tarde, aquel hombre llegó y comenzó otra vez a recoger de los alimentos. Así que le dije: ¡Te haré comparecer ante el Enviado de Dios! (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Pero él me replicó: ¡Déjame! Soy un pobre, muy necesitado y con mucha familia. Pero no volveré a hacerlo. Tuve compasión de él y le dejé marcharse.
Al día siguiente, el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) me preguntó: "¡Oh Abu Huraira! ¿Qué ocurrió anoche con tu prisionero?".
Respondí: ¡Oh Enviado de Dios! Se me quejó de que tenía mucha familia y gran necesidad; así que tuve compasión de él y le dejé marcharse. Dijo: "Pues te ha mentido y volverá otra vez".
Me quedé al acecho y cuando aquel hombre volvió y comenzó a recoger los alimentos, le agarré y le dije: ¡Te haré comparecer ante el Enviado de Dios! (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) pues ésta es la tercera y última vez en que pretendes no volver y vuelves.
Dijo: ¡Déjame marchar! Que, a cambio, te voy a enseñar unas palabras, con las cuales Dios te dará beneficio y misericordia.
Le pregunté: Y ¿Qué son?.
Dijo: Cuando vayas a acostarte, recita el versículo del Kursí. De este modo, permanecerás bajo la protección de Dios, y ningún demonio podrá acercarse a ti hasta el día siguiente.
Así que le dejé.
Al día siguiente, el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) me preguntó: "¡¿Qué ocurrió anoche con tu prisionero!?''.
Respondí: ¡Oh Enviado de Dios! Dijo que me enseñaría unas palabras, con las cuales Dios me beneficiará. Por ello, le dejé marcharse.
Dijo: "¿Y qué eran estas palabras?".
Respondí: Me dijo que cuando me acostara, que recitara el versículo del Kursí, desde el comienzo "¡Es Dios! no hay otra divinidad salvo EL, es el Viviente, el Eterno!" Y me dijo también: Permanecerás bajo la protección de Dios, y ningún demonio podrá acercarse a ti hasta la mañana siguiente.
El Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "ciertamente, que fue verídico contigo a pesar de ser un mentiroso. ¿Sabes con quien hablabas durante las últimas tres noches, ¡Oh Abu Huraira?"
Respondí: ¡No!
Dijo: "Era Satán".
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