La Verdadera Musulmana Es Justa Incluso Con Aquellos Que Le Desagradan
La vida a veces impone sobre una musulmana la carga de tener que convivir con mujeres que no le agradan, como vivir en la misma casa que uno de sus parientes políticos u otras mujeres, con las cuales no tiene nada en común y no se llevan bien. Esto es algo que sucede en muchos hogares, una realidad que no puede ser rechazada, porque sus almas son como las de los soldados conscriptos: si ellas se admiten una a otra se volverán amigas, pero si se tienen antipatía irán por caminos separados, como explicó el Profeta en el Hadîz cuya autenticidad fue comprobada. ¿Cómo debe conducirse la musulmana que recibió una educación islámica íntegra en esta situación?
¿Acaso debe ser negativa en sus relaciones, juicios, y reacciones?, o por el contrario, ¿debe ser tierna, discreta, justa, y prudente, aún con aquellas personas que le desagradan?
La respuesta es que la musulmana verdaderamente guiada por el Islam debe ser justa, prudente y discreta. Ella no debe exponer sus verdaderos sentimientos hacia quienes le desagraden, o poner al descubierto sus indiferencias hacia ellas. Más bien, debe saludarlas cariñosamente, tratándolas con cariño y hablándoles suavemente. Ésta es la actitud adoptada por el Profeta y sus Compañeros. Abû Ad Dardâ' dijo:
"Sonreíamos a la gente aunque en nuestros corazones los maldijéramos".[1]
‘Uruah Ibn Az Zubair narró que ‘Â'ishah le dijo:
"Un hombre pidió permiso para entrar en la casa del Profeta , y él dijo: 'Déjalo entrar ¡Qué mal hijo de su tribu (o mal hermano de su tribu) es!'. Cuando el hombre entró, el Profeta le habló cordialmente y con respeto. Yo dije: '¡Mensajero de Allah! ¿Por qué después de haber dicho lo que dijiste le hablaste afectuosamente?' Él dijo: ‘Â'ishah, la peor gente ante Allah es quien es esquivada por los demás, o a quien la gente trata gentilmente porque temen su lengua incisiva".[2]
El ser sociable, amigable, y amable hacia la gente está entre los atributos de los creyentes y las creyentes. El ser humilde, hablar cariñosamente y evitar el rigor son acercamientos que hacen que la gente se quiera y se aproxime una a la otra como fue prescrito por el Islam, el cual estimula a los musulmanes a adoptar estas posturas en sus relaciones con los demás.
La verdadera mujer musulmana no deja que sus emociones se inmiscuyan. Es moderada, objetiva, justa, y realista en sus tratos y opiniones sobre las mujeres que le desagradan, y se deja conducir por la razón, religión, cortesía, y buena disposición. Ella no da testimonio excepto de la verdad, y no juzga sino con justicia, siguiendo el ejemplo de "la madre de los creyentes" quien fue el máximo de la equidad, la justicia y la taqua en sus opiniones de una y otra persona.
‘Â'ishah fue la más cercana al corazón del Profeta de entre sus esposas, y su principal rival fue Zainab Bint Yahsh. Era natural que hubiera celos entre ellas, pero estos celos no impidieron que cualquiera de las dos dijera lo que era verdad sobre la otra, y reconocieran sus cualidades sin socavarlas.
En Sahîh Muslim, ‘Â'ishah dice de Zainab:
"Ella era quien, en cierto modo, estaba en posición parecida a la mía ante los ojos del Mensajero de Allah . Nunca he visto una mujer mejor en cuanto a piedad que Zainab, más temerosa de Allah , de palabra más veraz, más fiel en guardar los lazos de parentesco, más generosa en dar caridad, y lo suficientemente humilde como para trabajar con sus manos con el fin de ganar dinero que pudiera gastar por la causa de Allah. Sin embargo, ella era arrebatada y rápida en enfadarse, pero pronto se apaciguaba y entonces no tomaba el asunto más allá de lo debido".[3]
En Sahîh Al Bujâri, en el contexto de su narración del incidente de la calumnia (al ifk), en el que el propio Allah confirmó la total inocencia de ‘Â'ishah, ella se refirió al testimonio de Zainab en lo concerniente a ella:
"El Mensajero de Allah preguntó a Zainab Bint Yahsh, en lo que respecta a mí, diciendo: 'Zainab, ¿qué es lo que has visto? ¿Qué es lo que sabes?' Ella dijo: 'Mensajero de Allah, protegí mi oído y mi vista (absteniéndome de decir mentiras). Yo no conozco nada más que cosas buenas sobre ella’". Ella era mi principal rival, pero Allah la protegió (de decir mentiras) debido a su piedad".[4]
Cualquiera que lea los libros de sîrah y las biografías de los Sahâbah encontrará numerosos relatos de las esposas del Profeta que describen la equidad y elogio mutuo entre las diferentes esposas.
Entre estos relatos está el comentario de Umm Salamah sobre Zainab: "Zainab era muy querida por el Profeta , y a él le gustaba pasar el tiempo con ella. Era correcta, y frecuentemente permanecía en oración por la noche y ayunaba durante el día. Era diestra en manualidades, y solía dar todo lo que ganaba en caridad a los pobres".
Cuando falleció Zainab, ‘Â'ishah dijo: "Ella ha partido loablemente y siendo muy dedicada al cuidado de los huérfanos y las viudas".[5]
Cuando falleció Maimûnah, ‘Â'ishah dijo: "¡Por Allah! Maimûnah se ha ido, pero ¡Por Allah! que ella era una de las más piadosas entre nosotras y una de las más fieles en mantener los vínculos de parentesco".[6]
Las esposas del Profeta revelaron esta actitud de equidad y justicia entre ellas, a pesar de los celos, la competición y la sensibilidad que existía entre ellas. Sólo podemos imaginar cuán grande y noble era su actitud hacia las otras mujeres. Por su comportamiento y actitud, ellas establecieron el más elevado ejemplo de coexistencia humana para la mujer musulmana. Al absorber todo el odio, aumentando el poder de la razón y controlando la fuerza de los celos. Ellas fortalecían los sentimientos de equidad, buen trato, y la facultad de estar por encima de las posturas negativas.
Así, la musulmana se vuelve justa con aquellas mujeres que le desagradan, sin considerar el grado de cercanía entre ellas. Es justa también cuando las juzga, y prudente, racional, y discreta en su trato con ellas.