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La Verdadera Musulmana Es Paciente

La musulmana que está verdaderamente guiada por el Islam y está imbuida en sus nobles características se ejercita en ser paciente para controlar su ira, para perdonar, y responder a un acto malo con algo mejor en conformidad con las palabras del Corán:

[Quienes hacen caridad, tanto en los momentos de holgura como en la estrechez, controlan su cólera y perdonan a los hombres, sepan que Allah ama a los benefactores.] (3: 134)

[No se equipara obrar el bien y obrar el mal. Si eres maltratado responde con una buena actitud [sabiendo disculpar], y entonces verás que con aquel con quien tenías una enemistad, se convertirá en tu amigo ferviente.

Esto no lo lograrán sino quienes son perseverantes y pacientes; no lo lograrán sino quienes [por su buena actitud] reciban una gran recompensa [en esta vida y la otra].] (41: 34 -35)

   Entre las más bellas cualidades que Allah  ama ver en los hombres y las mujeres creyentes están el autocontrol en el momento de ira y el adoptar una actitud paciente. Esto es lo que expresó el Profeta en el Hadîz narrado por Ibn 'Abbas :

"El Profeta  dijo a Ashajj 'Abdul Qays: 'Tú tienes dos cualidades, que Allah ama: la paciencia y la deliberación’".[1]

De allí, que el Profeta dijo al hombre que vino a pedirle que le aconsejara una sola frase: "No te enfurezcas". No obstante, el hombre repitió su petición de consejo varias veces y cada vez que lo hacía el Profeta decía: "No te enfurezcas". [2]

   La musulmana puede enfadarse a veces, pero su enfado es  por la causa de Allah , no por su propio motivo. Puede enojarse sólo cuando ve negligencia, descuido intencional e insolencia absoluta, en cuanto a las cuestiones de religión entre las mujeres. Ella tiene el derecho de enfadarse en tales situaciones. Así es como solía ser el Profeta , tal como lo narraron Bujâri y Muslim:

"El Profeta nunca tomaba venganza por su propia voluntad, sino cuando eran violadas las leyes de Allah , él tomaba venganza por la causa de Allah ".[3]

   El Profeta solía enfurecerse y su rostro se enrojecía cuando escuchaba algún insulto contra la reputación del Islam o cuando descubría algún error o negligencia al aplicar sus leyes y llevar a cabo sus castigos.

Él se enfureció el día que se presentó un hombre ante él y dijo: "Yo siempre vengo tarde al salâh al subh (la oración del fayr) debido a fulano, que siempre hace la oración demasiada prolongada". Al Profeta nunca se le vio tan enfurecido en su reprimenda como estuvo en aquel día. Él dijo: "¡Oh pueblo! Existe entre vosotros aquellos que postergan a otros las buenas acciones. Cuando alguien dirige a la gente en oración, debe hacerla corta porque detrás de él están los ancianos, los menores y el que tiene una necesidad apremiante".[4]

El también se enojó el día que volvió de un viaje y  encontró una delgada cortina cubierta de imágenes en la casa de 'Âishah. Cuando la vio, la hizo trizas y su rostro enrojeció. A continuación le dijo: ''Âishah, la gente que será más severamente castigada por Allah el Día de la Resurrección, serán aquellos que imiten la creación de Allah ".[5]

También se enfadó cuando Usâmah ibn Zayd le habló sobre la mujer Majzumi, que había cometido hurto y el Profeta había decretado que se le debía aplicar el castigo apropiado. La gente dijo: "¿Quién hablará con el Profeta acerca de ella?". Luego dijeron, "¿Que otro se atreverá a hacerlo  si no no es su querido Usâmah ibn Zayd?". Entonces Usâmah le habló, y el Profeta le dijo enfurecidamente: "¿Acaso estáis intercediendo para detener uno de los castigos ordenados por Allah ?". Luego se levantó y se dirigió a la gente: "Aquellos que vinieron antes que vosotros, fueron destruidos porque cuando uno de sus hombres nobles cometía hurto, lo perdonaban pero cuando uno de los  débiles cometía hurto, le infligían un castigo. ¡Por Allah ! Si Fâtimah, la hija de Muhammad, cometiera hurto, yo cortaría su mano".[6]

   Tal era el enojo del Profeta , y estas son las razones válidas para el enojo, de acuerdo al Islam. El enfado debe ser por la causa de Allah , no por nuestro propio ego.

   La musulmana que comprende las enseñanzas del Islam y sigue el ejemplo del Profeta siempre guarda sus enseñanzas, comportamiento y actos en su mente, para controlarse a sí misma cuando siente enojo o ira con la gente, y su enojo, solamente debe ser por la causa de Allah , Su religión, y la santidad de Sus leyes.


[1]  Sahîh Muslim, 1/189, Kitâb al imân, bâb mubayi'ah wafd  'Abd al Qays.
[2]  Fath Al Bâri’, 10/519, Kitâb adâb, bâb al hadhr min al ghadab.
[3]  Fath Al Bâri’, 10/519, Kitâb al munâqib, bâb siffah al Nabi; Sahîh Muslim, 15/83, Kitâb al fadâ'il, bâb muba 'idatahihi li'l atham.
[4]  (Al Bujâri y Muslim), Ver Sharh As Sunnah, 3/409, Kitâb al salâh, bâb al îmân yukhaffif al salâh; esta versión es la brindada por Muslim.
[5]  (Al Bujâri y Muslim), Ver Sharh As Sunnah, 12/128, Kitâb al libâs, bâb al tasâwîr; esta versión es la brindada por Muslim.
[6]  (Al Bujâri y Muslim), Ver Sharh As Sunnah, 10/328, Kitâb al hudûd, bâb qata 'yad al sharif wa'l mâr'ah wa'l shafa'ah fi'l hadd.
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