La Verdadera Musulmana Mantiene Sus Promesas
Una de las actitudes nobles de la verdadera musulmana es que mantiene sus promesas. Esta actitud es la compañera de la veracidad y emana de ella naturalmente.
Mantener las promesas es una actitud loable que indica el elevado nivel de urbanidad alcanzado por la mujer que la exhibe. La ayuda a triunfar en la vida y a ganar el amor, el respeto y el aprecio de los demás.
Los efectos de esta actitud a la hora de infundir virtudes morales y psicológicas en los niños y niñas no son desconocidos. Si siempre ven a sus madres mantener sus promesas, éste será el mejor ejemplo que puedan darles.
Para la musulmana mantener promesas no es sólo cuestión de minucias, algo para jactarse entre sus amigas y pares, sino que es una de las características islámicas básicas y uno de los más claros indicadores de íntegra fe y verdadero Islam. Muchos textos del Corán y de la Sunnah enfatizan la importancia de esta cualidad:
[¡Oh, creyentes! Cumplid con vuestras obligaciones...] (5:1)
[Cumplid con vuestros compromisos, porque se os interrogará por ellos.] (17:34)
Este es un mandato definitivo de Allah a Sus siervos creyentes, hombres y mujeres por igual, para mantener sus promesas y cumplir cualquier obligación que estas promesas implicaran. No hay espacio para escapar o eludir esta responsabilidad. Tampoco es conveniente para la musulmana que se ha comprometido con alguien tratar de no cumplir la promesa. Es obligación suya el mantener su palabra. En algunas aleyas, la palabra utilizada en árabe para "promesa" está conectada con la estructura gramatical de idâfah (genitivo) para Allah mismo, como una señal de su dignidad, su santidad, y de la obligación de mantener las promesas:
[No quebrantéis los juramentos después de haberlos realizado, habiendo puesto a Allah como testigo...] (16:91)
Al Islam no le agradan los charlatanes que negligentemente realizan promesas sin cumplirlas y sin guardar su palabra.
[¡Oh, creyentes! ¿Por qué decís lo que no hacéis? Es muy aborrecible para Allah que digáis lo que no hacéis.] (61:2-3)
A Allah no le agrada que sus siervos creyentes se sumerjan al nivel de las palabras vacías, de las promesas dadas sin ninguna intención de cumplirlas, y de cualquier otra manera de excusa para evitar sostener los compromisos contraídos. Tal conducta no es propia de los creyentes y las creyentes. Esta es una desaprobación dirigida a los creyentes que cometen el pecado de decir aquello que no harán.
El Profeta dijo:
"Los signos de un hipócrita son tres: cuando habla miente, cuando hace una promesa la rompe, y cuando se le confía algo traiciona".[1]
De acuerdo a un relato recopilado por Muslim, él añadió lo siguiente:
"Aunque ayune, rece y piense que él es un musulmán".[2]
El grado de Islam de una mujer no está determinado solamente por los actos de culto y los rituales, sino también por el alcance en que su carácter se ve influenciado por las enseñanzas y elevados valores del Islam. Ella hace solamente lo que complace a Allah . La musulmana que entiende y se adhiere a las enseñanzas del Islam no rompe sus promesas ni engaña a otras personas, ni las traiciona, porque dichos actos contradicen la moral y los valores del verdadero Islam, y tales actitudes sólo se encuentran entre los hombres y las mujeres hipócritas.
Que conozcan esta verdad aquellas mujeres que dicen mentiras a sus propios hijos, que realizan promesas para luego no cumplir su palabra sembrando así las semillas de la deshonestidad y la ruptura de promesas en los corazones de sus hijos. Que conozcan esta verdad aquellas mujeres que realizan promesas vacías sin sentido, y que no atribuyen importancia alguna a la palabra de honor a la que ellas mismas se han comprometido, no sea que dicha negligencia las vuelva hipócritas y reciban el castigo de las hipócritas, el cual, como es bien conocido, es un lugar ubicado en el más bajo nivel del Infierno.