La Verdadera Musulmana No Alardea Ni Se Vanagloria De Sí Misma
La musulmana no cae en el error de la arrogancia, alardeando y ufanándose de sí misma, porque su conocimiento del Islam la protege de tales errores. Ella comprende que la propia esencia de esta religión es la sinceridad a Allah de hecho y palabra. Cualquier vestigio del deseo de ufanarse destruirá las recompensas, invalidará las buenas obras, y traerá la humillación el Día del Juicio.
Rendir culto a Allah es el objetivo que hay detrás de la creación de la humanidad y de los yinn, tal como lo enuncia el Corán:
[Por cierto que he creado a los genios y a los hombres para que Me adoren.] (51:56)
Pero esta adoración no podrá ser aceptada a menos que sea realizada de manera sincera por la causa de Allah :
[Y se les había ordenado [en sus legislaciones] que adoraran a Allah con sinceridad, fuesen monoteístas...] (98:5)
Cuando los actos de una musulmana estén contaminados con el deseo de vanagloriarse o buscar fama y reputación, los actos buenos serán invalidados. Su recompensa será destruida y ella se encontrará en una clara situación de pérdida. El Corán expidió una clara y severa advertencia a quienes gasten de su riqueza para luego recordar a los beneficiarios de su caridad sus regalos, de modo que lastime sus sentimientos y ofenda su dignidad:
[¡Oh, creyentes! No hagáis vanas vuestras caridades haciendo alarde de ellas u ofendiendo, como aquel que contribuye con sus bienes para que los hombres lo vean, y no cree en Allah ni en el Día del Juicio Final. Su ejemplo es como el de una roca cubierta de tierra, a la cual le cae un aguacero y la deja desnuda. No recibirán ninguna recompensa por sus actos; y Allah no guía a los incrédulos.] (2:264)
Hacer recordar al pobre nuestra generosidad, elimina la recompensa de estos actos de caridad como verter agua quita todo rastro de suciedad sobre una piedra pulida. La última parte de la aleya representa la aterradora amonestación para aquellos que aparentan y alardean, los que no merecen la guía de Allah , y que estarán entre los kâfirûn.
La principal preocupación de dicha gente es aparecer ante los demás efectuando buenas acciones; ellos no se muestran preocupados por ganar la complacencia de Allah . Allah los ha descrito como efectuando aparentemente buenas acciones:
[Cuando se levantan para hacer la oración lo hacen desganados, sólo la hacen para ser vistos por los demás y no recuerdan a Allah sino poco.] (4:142)
En consecuencia, sus acciones serán arrojadas de vuelta a sus caras, porque ellos asociaron algo o alguien más a Allah, y Allah acepta sólo los actos que son efectuados por Su causa, como fue establecido en el Hadîz de Abû Hurairah en el que relata que escuchó decir al Mensajero de Allah lo siguiente:
"Allah dijo: 'Soy tan autosuficiente que no necesito tener ningún copartícipe. Por eso, quien realice un acto por la causa de cualquier otro junto a la Mía, ese acto será desconocido por Mí".[1]
La fiel musulmana es cautelosa cuando realiza buenas acciones para evitar caer en la peligrosa trampa en la cual muchas mujeres que procuraban hacer el bien han caído sin darse cuenta, al buscar el elogio por sus esfuerzos y la mención honorable en ocasiones especiales.
El Profeta claramente explicó este asunto, y se refirió a la terrible humillación que sufrirán aquellos que alardeen de sí mismos en ese pavoroso día, cuando: [...de nada servirá la riqueza ni los hijos. Y sólo estará a salvo quien tenga el corazón exento de idolatría.] (26:88-89)
Esto está mencionado en otro Hadîz en el cual Abû Hurairah dijo:
Oí decir al Profeta : “La primera persona que será juzgada en el Día de la Resurrección será un hombre que fue martirizado. Este hombre será traído y Allah le recordará los dones que recibió, y él los reconocerá. Luego le será preguntado: ‘¿Qué es lo que has hecho con ellos?’ Él dirá: ‘Luché por Tu causa hasta morir como mártir ’. Allah dirá: ‘¡Mientes! Tú sólo luchaste para que la gente dijera: Es un valiente, y lo dijeron’. A continuación, Él ordenará que sea arrastrado sobre su rostro y arrojado al Fuego. Luego se juzgará a un hombre que estudió mucho, enseñó a los demás, y recitó el Corán. Este hombre será traído y Allah le recordará los dones recibidos, y él los reconocerá. Luego le será preguntado: ‘¿Qué es lo que has hecho con ellos?’ Él dirá: ‘Estudié mucho, enseñé a otras personas, y recité el Corán por Ti’. Allah dirá: ‘¡Mientes! Tú sólo estudiaste para que la gente dijera: Es un erudito. Y recitaste el Corán para que dijeran: Es un recitador del Corán, y lo dijeron’. Entonces Él ordenará que sea arrastrado sobre su rostro y arrojado al Fuego. Después se juzgará a un hombre a quien Allah le dio todas las clases de riqueza en abundancia. Esta persona será traída y Allah le recordará los dones recibidos, y él los reconocerá. Luego le será preguntado: ‘¿Qué es lo que has hecho con ellos?’ Esa persona dirá: ‘No dejé ninguna causa o vía en donde Te gustara que se gastara dinero en ello sin que lo hiciera por Ti’. Allah dirá: ‘¡Mientes! Tú sólo hiciste eso para que la gente dijera: Es muy generoso, y lo dijeron. Luego ordenará que sea arrastrado sobre su rostro y arrojado al Fuego".[2]
La musulmana inteligente que verdaderamente está guiada por el Corán y la Sunnah, cuidadosamente evitará caer en el pecado de la ostentación en cualquiera de sus formas. Ella siempre se preocupará por dedicar todos sus actos exclusivamente a Allah , buscando Su complacencia, y cuando el espectro de la arrogancia y la vanagloria se asome ante ella recordará y se adherirá a la enseñanza del Profeta :
"Quien realice una ostentación de sus buenos actos para que la gente lo respete, Allah mostrará lo que de verdad hay en su corazón". [3].