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La Verdadera Musulmana No Defrauda, No Engaña Y No Traiciona A Espaldas De Uno

La musulmana sincera, para quien la confiabilidad se ha vuelto una característica profundamente enraizada, no defrauda, ni engaña, ni tampoco traiciona, porque estas características despreciables están por debajo de ella. Estas características contradicen los valores de la confiabilidad, y no son propias de la mujer musulmana. La confiabilidad requiere una actitud de sinceridad, franqueza, lealtad, y equidad que no deja lugar a engaño, mentira, embuste, fraude, o traición.

   La musulmana que está llena de la guía del Islam es confiable por naturaleza, tiene una completa repulsión al fraude, al engaño y a la traición, los cuales ve como un signo de la persona que está fuera de los márgenes del Islam, tal como lo expresó el Profeta en el Hadîz narrado por Muslim:

"Quien levanta armas contra nosotros no es de los nuestros, y quien nos defrauda tampoco."[1]

Según otro relato narrado también por Muslim, el Profeta pasó cerca de un puesto de grano en el mercado, introdujo su mano en una pila y sintió cierta humedad (aunque la superficie de la pila estaba seca). Él dijo entonces: "¿Qué es esto?" El dueño del grano contestó: "Fue dañado por la lluvia, Mensajero de Allah". Él dijo: "¿Por qué no pusiste arriba el grano dañado por la lluvia para que la gente la pueda ver? Quien nos engaña no es de los nuestros".[2]

   La sociedad musulmana está basada en la pureza del sentimiento humano, la sinceridad hacia el musulmán, y el cumplimiento de las promesas a todo miembro de la sociedad. Si alguien engaña, o si se encuentran traidores en la sociedad, serán elementos ajenos cuyo carácter está en directo contraste con el noble carácter de los verdaderos musulmanes.

    El Islam considera el fraude, el engaño, y la calumnia como delitos infames y fuente de vergüenza tanto en este mundo como en el próximo. El Profeta anunció que en el Día de la Resurrección cada traidor será levantado llevando la bandera de su traición, y un pregonero gritará en el vasto escenario del juicio, señalándolo y llamándole la atención:

"Cada traidor tendrá un estandarte el Día de la Resurrección que dirá: 'Este es el traidor de tal persona’".[3]

   ¡Cuán grande será la vergüenza de aquellos traidores, hombres y mujeres, que pensaron que su traición fue olvidada largo tiempo atrás, y ahora se les presenta difundida para que todos la vean, y es llevada en alto en estandartes sostenidos por sus propias manos!

   Su vergüenza el Día del Juicio aumentará cuando vean al Profeta , la esperanza de intercesión en ese gran y terrible día, erguido en oposición a ellos porque cometieron el infame pecado de la traición, un delito de tal enormidad que los privará de la misericordia de Allah  y de su intercesión:

"Allah , dijo: 'Hay tres personas con quienes Yo disputaré el Día de la Resurrección: un hombre que dio su palabra y luego traicionó, un hombre que vendió a una persona libre en esclavitud y se guardó el dinero, y un hombre que contrató a alguien para beneficiarse de su labor y luego no pagó su salario".[4]

   La musulmana que ha sido verdaderamente guiada por el Islam se pone a resguardo de toda forma de engaño y calumnia. Estos engaños aparecen bajo diferentes formas en el mundo de las mujeres actuales, pero los valores de la musulmana son demasiado elevados para incluirse entre aquellas mujeres timadoras a quienes el Profeta  consideró como hipócritas.

"Existen cuatro rasgos (de carácter) que quien los posea será un verdadero hipócrita, y quien sólo posea uno de ellos se parecerá al hipócrita hasta que lo abandone. Éstos son: cuando se le confía algo traiciona, cuando habla dice mentiras, cuando hace una promesa no la cumple, y cuando se pelea recurre a la calumnia".[5].


[1]  Sahîh Muslim, 2/108, Kitâb al îmân, bâb qaul an nabi man gashshana fa laisa minna.
[2] Sahîh Muslim, 2/109, Kitâb al îmân, bâb man gashshana fa laisa minna.
[3]  Al Bujâri y Muslim. Ver Sharh As Sunnah, 10/71-73, Kitâb al imârah ua al qadâ', bâb ua‘îd al gadr; Riâd As Salihîn, 705, bâb tahrîm al gadr.
[4]  Fath Al Bâri', 4/417, Kitâb al buiû‘. Bâb izm man bâ‘a hurran.
[5]  Al Bujâri y Muslim. Ver Sharh As Sunnah, 1/74, Kitâb al îmân, bâb ‘alamât an nifâq.
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