Se encuentra usted aquí

La Verdadera Musulmana Tiene Buena Disposición Y No Guarda Rencor

La musulmana no guarda rencor, y el resentimiento no tiene espacio en su corazón porque el Islam ha desarraigado el odio de su corazón, extinguiendo las llamas de la ira, limpiando la enemistad de su alma y sembrando las semillas del amor fraterno, la tolerancia y el perdón.

   El Islam ha declarado la guerra inflexible a la ignorancia, el tribalismo,  la hostilidad, la enemistad, y la venganza, y ha hecho del perdón, la tolerancia, el amor y la benevolencia cualidades queridas por los corazones de los creyentes y las creyentes. Allah  dice en el Corán:

[Quienes hacen caridad, tanto en los momentos de holgura como en la estrechez, controlan su cólera y perdonan a los hombres, sepan que Allah ama a los benefactores.] (3: 134)

   Esto es algo elogiado por aquellos, que contienen su ira, y no guardan rencor, quienes se han elevado a sí mismos al nivel de perdón y tolerancia, un nivel superior y muy difícil de lograr. Nadie puede alcanzarlo excepto, aquellos que se sean puros de corazón y que hayan dominado la inclinación hacia la hostilidad, la enemistad, y la venganza y por ende, se ganaron el derecho de alcanzar el nivel de ihsân, y Allah ama a quienes hacen el bien (Al muhsinûn).

    A través de esta noble enseñanza, el Islam fue capaz de penetrar en los corazones de los creyentes para limpiarlos y purificarlos de modo que los corazones dominados por la ira y el odio se transformen en corazones llenos de amor y devoción.

   Uno de los ejemplos más impresionantes de este milagroso cambio de corazón es la historia de Hind bint 'Utbah, cuyo corazón estaba lleno del veneno de odio y enemistad hacia el Profeta , su familia, y sus compañeros, antes de que abrazara el Islam. El día de la conquista de Makkah, el Profeta hasta decretó que su sangre fuera derramada con impunidad como castigo por haber mutilado el cuerpo de su tío Hamzah  el día de la batalla de Uhud. Pero cuando ella abrazó el Islam, la Fe penetró profundamente dentro de su corazón. Eso fue lo que la impulsó a ir hacia donde estaba el Profeta y decirle: "Mensajero de Allah, no había familia sobre la tierra a la que quería ver más humillada que la tuya, pero desde este día en adelante, no habrá familia sobre la tierra a la que quiera ver más honrada".[1]

   Por la causa de Allah y de su religión, las luchas encarnizadas de sangre serán olvidadas, la hostilidad  desaparecerá, quienes anteriormente se odiaban el uno al otro, se volverán amigos, y la inclinación hacia la enemistad será extirpada.

   El Corán del modo más brillante, eleva el alma humana a esté difícil pero elevado nivel. Al manifestar que quien sea tratado injustamente tiene el derecho de defenderse y a resistir la opresión (ojo por ojo), pero no permite a quien se le hizo un mal, ser sobrellevado por el deseo de venganza. Más bien, lo conduce suavemente hacia el nivel de la paciencia, tolerancia, y perdón; y además expresa que es algo que conlleva un alto grado de determinación y fuerza de voluntad:

[Y si son oprimidos [por sus enemigos] se defienden.

Cuando se cometa un delito pasible de la ley del talión, aplicadla [o aceptad una indemnización en compensación por el daño sufrido]; pero quienes sepan perdonar [la injusticia que se les haya cometido] serán recompensados por Allah, y sabed que Él no ama a los injustos.

Y quien se defienda cuando sea tratado injustamente, no incurrirá en falta.

Ciertamente los que incurren en falta son quienes oprimen a los hombres, y siembran injustamente la corrupción en la Tierra; éstos sufrirán un castigo doloroso.

Sabed que [Allah recompensará a] quien es paciente y sabe perdonar porque tiene entereza y resolución.] (42: 39- 43)

   Cuando Abû Bakr fue agobiado por el dolor, a causa de la calumnia que escuchó pronunciar en contra de su hija, 'Âishah, que Allah esté complacido con ella, él se juró a sí mismo que cortaría su ayuda a aquellos ingratos receptores de su bondad, que se habían unido al chismorreo pecaminoso. Pero Allah conocía la pureza del corazón de Abû Bakr, y su devoción a Allah y a Su Mensajero, y no le permitió que prevalezca el deseo de venganza que cruzaba por su mente. Allah lo condujo de vuelta a su esencial buena naturaleza y pureza de corazón, y lo motivó a esforzarse para alcanzar el elevado nivel de tolerancia y perdón:

[Que los benefactores y los adinerados no juren dejar de asistir a los parientes, a los pobres y a quienes dejaron sus hogares por la causa de Allah [debido a su participación en la calumnia a ‘Â'ishah], y que los perdonen y les disculpen. ¿Acaso no amáis ser perdonados por Allah? Allah es Indulgente, Misericordioso.] (24: 22)

   Las interacciones entre los individuos dentro de una sociedad islámica, fundada en la hermandad de Fe, no están basadas en una actitud de vigilancia y de tomar en cuenta los equívocos de los otros, o por el deseo de venganza, o de estar a la defensiva; más bien están basadas en la hermandad, en pasar por alto los errores y en la tolerancia. Eso es lo que requiere el Islam y la hermandad de Fe:

[No se equipara obrar el bien y obrar el mal. Si eres maltratado responde con una buena actitud [sabiendo disculpar], y entonces verás que con aquel con quien tenías una enemistad, se convertirá en tu amigo ferviente.

Esto no lo lograrán sino quienes son perseverantes y pacientes; no lo lograrán sino quienes [por su buena actitud] reciban una gran recompensa [en esta vida y la otra].] (41: 34- 35)

   Si el mal siempre es retribuido con el mal, el resultado será un odio intenso, y amargos rencores. Pero si el mal es retribuido con el bien, las llamas del odio se extinguirán, calmando a la gente y apartando sus rencores. Las dos mujeres que eran enemigas se volverán verdaderas amigas, cuando una de ellas diga una palabra amable o sonría compasivamente a la otra. Ésta será una gran victoria para quien rechace el mal con una  mejor actitud y torne la enemistad en amistad, el odio en amor. Ningún otro logrará esto, más que la persona de mayor buena fortuna, tal como asevera el Corán. Dicha persona se enfrenta al mal con una medida de paciencia y de autocontrol y lo repele con algo bueno.

   Ésta es la postura de la verdadera creyente en una comunidad musulmana basada en el amor, amistad y tolerancia. Varias Aleyas y Ahâdîz refuerzan este mensaje procurando infundir esta postura en los corazones de los creyentes, e instruyéndolos siempre para adoptar esta postura de perdón que no dejará ningún rastro de odio, resentimiento, o malicia:

[Perdona [¡Oh, Muhammad!] y toléralos.] (15: 85)

   El Profeta , a través de sus palabras y hechos, fue un ejemplo viviente de esta meritoria virtud de tolerancia y perdón, por eso exhortó a los demás a que también la adoptaran.

'Âishah, que Allah esté complacido con ella, dijo:

"El Profeta jamás golpeó a una mujer, ni a un sirviente, ni a ninguna persona con su mano, salvo cuando estaba luchando por el sendero de Allah . Tampoco se ofendía de nada, ni buscaba revancha personal, salvo cuando una de las leyes de Allah, había sido violada. En ese caso tomaba revancha por la causa de Allah ".[2]

Él solía seguir los siguientes mandatos de Allah :

[[¡Oh, Muhammad!] Ante todo, elige perdonar, ordena el bien y apártate de quienes se comportan contigo en forma ignorante.] (7: 199)

Al seguir el mandato de Allah de, [Si eres maltratado responde con una buena actitud [sabiendo disculpar]…] (41: 34), el Profeta fue un ejemplo único de esta sublime postura, que abarcaba y llamaba la atención a toda la gente. Él no retribuía el mal con el mal, sino más bien lo repelía con una postura de perdón y buenos modales, al mismo tiempo que  rechazaba la maldad ignorante y repelente con algo mejor. Anas dijo al respecto:

"Estaba caminando con el Mensajero de Allah , y él vestía un manto Nayrani con un cuello rígido. De pronto, apareció un beduino ante nosotros y tiró brutalmente del manto. Miré el hombro del Profeta, y vi la marca dejada por su cuello debido al brutal asalto. Después el beduino dijo, '¡Oh Muhammad!  Ordena que se me de alguna de las riquezas de Allah que tú tienes. El Profeta se volvió a él, sonrió y ordenó que se le diera algo’".[3]

   La actitud de perdón estaba tan profundamente afianzada en su noble corazón que hasta perdonó a una mujer judía que le mandó carne de cordero envenenada, como narraron Bujâri, Muslim, y otros: Esta mujer judía trajo como regalo carne envenenada al Profeta , y tanto él como un grupo de sus compañeros se dispusieron a comerla, pero súbitamente él dijo, “¡Detenéos, está envenenada!”. Entonces la mujer fue traída ante la presencia del Profeta y éste le preguntó: "¿Qué te movió a hacer esto?". Ella contestó: "Quería saber realmente si tú eras un Profeta, ya que en ese caso Allah te prevendría y el veneno no te haría daño. Así, si no hubieras sido un Profeta, nos habríamos librado de ti". Los compañeros le preguntaron: "¿Debemos matarla?". Él contestó: "No". Y la perdonó. [4]

Cuando la tribu de los Daws se rebeló y rehusó seguir los mandatos de Allah y Su Mensajero, Al Tufayl ibn 'Amr al Dawsî se presentó ante el Profeta y le dijo, "Los Daws se han rebelado, ora a Allah en contra ellos". El Profeta se orientó hacia la qiblah, y elevó sus manos, en ese momento, el pueblo gritó: "¡Han sido aniquilados!". Pero el Profeta, que era misericordioso y tolerante, no quería que el castigo de Allah sobreviniera sobre la gente, por ello oró por los Daws diciendo: “¡Oh Allah! Guía a los Daws y tráelos hacia nosotros. ¡Oh Allah!, guía a los Daws y tráelos hacia nosotros, ¡Oh Allah! guía a los Daws, y tráelos hacia nosotros". [5]

   El Profeta infundió en los corazones de la gente la actitud de perdonar en toda ocasión y de ser tolerante aunque se enfrentó con la rigidez y era boicoteado por los demás. Con el profundo criterio con el cual Allah lo había dotado, él comprendió que la gente responde mejor a la tolerancia que a la rigidez.

En consecuencia, cuando 'Uqbah ibn 'Amir le preguntó: "Mensajero de Allah, nómbrame los mejores actos". Él le respondió: "'Uqbah, mantén vínculos con quien haya cortado (sus vínculos contigo), da a quien te haya despojado, y no busques venganza de quien te haya perjudicado". De acuerdo a otro relato, él dijo, "Perdona a quien te haya hecho algún mal".[6]

   La madre de los creyentes, que Allah esté complacido con ella, también adoptó está sublime postura. Podemos ver un ejemplo de esto en la actitud de Safiyyah, que Allah esté complacido con ella, hacia su esclava, quien fue donde el Jalîfah 'Umar ibn al Jattâb y le dijo, "¡Oh Amîr al Mu 'minîn!, Safiyyah ama los Sabbaths (Sábados) y mantiene vínculos con los judíos". 'Umar, al oír estas palabras, envió a buscar a Safiyyah y la cuestionó acerca de esta situación. Ella contestó: "En lo que respecta al Sabbath, no soy afecta a este día desde que Allah lo remplazó por el Yumu 'ah (Viernes) para mí. En cuanto a los judíos, tengo parientes entre ellos con los que sostengo lazos de parentesco". Luego se volvió a su esclava, y le preguntó, que la había llevado a decir tal mentira. La esclava respondió, "Shaitân." Safiyyah se distinguió por responder al mal con una mejor postura. De ese modo, le dijo a su esclava: "Vete, estás libre".[7]

   Sin duda alguna, Safiyyah fue una de aquellas personas a las que se aplica las siguientes palabras del Corán:

[No se equipara obrar el bien y obrar el mal. Si eres maltratado responde con una buena actitud [sabiendo disculpar], y entonces verás que con aquel con quien tenías una enemistad, se convertirá en tu amigo ferviente.

Esto no lo lograrán sino quienes son perseverantes y pacientes; no lo lograrán sino quienes [por su buena actitud] reciban una gran recompensa [en esta vida y la otra].] (41: 34- 35)

Ciertamente, ella fue una las personas de mayor buena fortuna.


[1]  Fath Al Bâri’, 7/141, Kitâb munqib al Ansâr, bâb dhikr Hind bint 'Utbah.
[2]  Sahîh Muslim,15/84, Kitâb al fada'il, bâb muba 'idatihi li'l atham.
[3]  (Al Bujâri y Muslim), Ver Riyâdh al Salihîn, 344, Bâb al 'afu wa'l- rad'an al jahilin.
[4]  Relatado por Al Bujâri y Muslim con similar estilo. Ver Fath Al Bâri’, 7/497, Kitâb al maghâzî, bâb al shat al masmumah y 5/230, Kitâb al hibbah, bâb qabul al hadiyah min al mushrikîn; Sahîh Muslim, 14/178, Kitâb al salâm, bâb al samm.
[5]  (Al Bujâri Y Muslim), Ver Sharh As Sunnah, 5/150, Kitâb al da'wat, bat al du'â' li'l kuffâr bi'l hidayah.
[6]  Relatado por Ahmad y At Tabarânî; los hombres del isnâd de Ahmad son thiqât. Ver Mayma'al Zawâ'id , 8/188, Bâb makârim al akhlâq.
[7]  Ibn 'Abd al Barr, Al Isti'ab, 4/1872; Ibn Hajar, Al Isabah, 8/127.
Categoria: 

Se encuentra usted aquí