EL PASO HACIA EL PARAÍSO: La Virtud Y El Mérito De Recitar El Sagrado Corán

EL LIBRO DE LAS VIRTUDES

551. Abu Umama (que Dios esté complacido de él) narró: He oído al Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) que decía: "¡Recitad el Corán! Pues en el Ultimo Día, será el intercesor para aquellos que cuidaron de recitarlo".

552. Al Nawas Ibn Sam'an (que Dios esté complacido de él) narró: He oído al Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) que decía: "En el Ultimo Día, se hará comparecer al Corán y a quienes practicaban sus mandamientos en esta vida, y serán encabezados por "Surat Al Baqara y Surat Al I'mran" los cuales saldrán en defensa de quienes los recitaban".

553. U'zman Ibn Afán (que Dios esté complacido de él) narró que el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "El mejor de entre vosotros es aquél que haya aprendido y enseñado el Corán".

554. A'icha (que Dios esté complacido de ella) narró: que el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "Aquél que recite el Corán, con fluidez y corrección, estará al mismo nivel de los nobles ángeles. Y, aquél que al recitar el Corán tartamudea, porque le resulta dificultoso recitarlo, tendrá el doble de recompensa".

555. Abu Musa Al Ach'arí (que Dios esté complacido de él) narró que el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "El creyente que recita el Corán se parece a una naranja, pues tanto su olor como su sabor son agradables. Y, el creyente que no recita el Corán se parece a un dátil, pues no tiene olor, pero que su sabor es dulce. Mientras que el hipócrita que recita el Corán se parece al arrayán, pues su olor es agradable y su sabor es amargo. Y, el hipócrita que no recita el Corán se parece a la coloquíntida, que no tiene olor y su sabor es amargo".

556. U'mar Ibn Al Jattab (que Dios esté complacido de él) narró: que el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "¡Dios, con este Libro, elevará el rango de unos y rebajará a otros".

557. Ibn U’mar (que Dios esté complacido de ambos) narró que el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "La sana envidia sólo es aconsejable en dos casos: El de un hombre a quien Dios le hizo aprender el Corán y ocupa su tiempo en estudiarlo y ponerlo en práctica día y noche, y el de un hombre a quien Dios le concedió riqueza y, él la distribuye entre los necesitados día y noche.

558. Al Baraá Ibn A'zeb (que Dios esté complacido de ambos) narró: Había un hombre que tenía la costumbre de atar a su yegua con dos cuerdas. En cierta ocasión, y mientras aquel hombre se encontraba recitando Surat Al Kahf, apareció una nube y le cubrió con su sombra al tiempo que se le acercaba. En esos momentos, la yegua comenzó a dar saltos.
Al día siguiente, aquel hombre se aproximó al Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y le contó lo sucedido: Dijo: "Este era el sosiego que ha descendido sobre ti por la recitación del Corán".

559. Abdulah Ibn A'mr Ibn Al A'ss (que Dios esté complacido de él) narró que el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "En el Ultimo Día, se le dirá a quién recitaba el Corán: Comienza a recitar y a ascender por los elevados escalones del Paraíso. Recita tal y como recitabas en vida, pues tu lugar estará acorde con el último versículo que leas".