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Las Estatuas

El Islam ha prohibido que en un hogar musulmán haya estatuas.

Las estatuas son figuras completas y sólidas (de humanos o de animales) que no han sido desfiguradas o retirado su rostro. Su presencia en una casa se considera suficiente para ahuyentar a los ángeles, quienes representan la misericordia y la complacencia de Allah. El Mensajero de Allah dijo: “Seguramente, los ángeles no entran en una casa donde hay estatuas (o figuras)”. [1]

            Según los eruditos, una persona que conserva estatuas en su casa es similar a los incrédulos, cuya práctica es mantener y venerar ídolos en sus hogares. Los ángeles son repelidos por esto y dejan tal casa alejándose de ella.

            También es ilícito que el musulmán se involucre en la producción de estatuas, aunque las produzca para no musulmanes. El Profeta (B y P) dijo: “Los hacedores de imágenes estarán entre la gente que reciba el castigo más duro el Día de la Resurrección”. En otra versión dice: “Los imitadores de la creación de Allah...” [2]

            El Profeta (B y P) también dice: “El día de la Resurrección, al hacedor de imágenes se le pedirá que insufle un espíritu a las mismas; y nunca podrá hacerlo[3]. Esto significa que se le exigirá que les dé vida como reproche y humillación.

La sabiduría de vedar las estatuas

a) Una de las razones para esta prohibición, pero no la única, como algunos podrían suponer, es para salvaguardar la creencia en la Unicidad de Dios y para estar lejos y desligado de las prácticas de los idólatras, que modelan estatuas e ídolos con sus manos y luego los santifican, presentándose ante ellos en adoración.

            La sensibilidad del Islam en salvaguardar la fe en la Unicidad de Dios es muy aguda; y, con seguridad, toda esta preocupación y precaución están muy bien justificadas. A fin de cuentas, la adoración de ídolos se originó cuando la gente empezó a hacer estatuas de sus muertos o ancestros piadosos para recordarlos. Gradualmente empezaron a venerarlos. Esta veneración fue aumentando poco a poco hasta que convirtieron sus estatuas en dioses, adorándolos fuera de Allah, pidiéndoles ayuda, temiendo su enojo e implorándoles por bendiciones. Esto es lo que ocurrió con las comunidades primitivas, como la gente de Uadd, Suwwa´, Yaghuth,  Ia´uq  y Nasra.[4]

            No debe sorprendernos que una religión que busca detener toda corrupción deba bloquear cada pasadizo por donde el politeísmo (shirk), abierto u oculto, pueda introducirse a las mentes y corazones de la gente. Entre los mencionados pasadizos está la imitación de los idólatras o los seguidores de otras religiones que han exagerado con respecto a sus santos.

Además; la Legislación Islámica no fue enviada solamente para una o dos generaciones sino que es para toda la humanidad mientras esta exista sobre el planeta. Lo que parece improbable en un ambiente puede ser aceptable en otro; y lo que parece imposible en cierta época puede hacerse realidad en otra.

b) Otra razón para esta prohibición está en el mismo escultor, el hacedor de estatuas. Los escultores tienden a enorgullecerse de su trabajo, como si hubiesen creado algo de la nada o hubiesen dado vida a la arcilla o a la piedra. Un escultor completó cierta vez una estatua después de mucho esfuerzo; era tan perfecta y tan bella que se paró delante de la misma lleno de admiración por sus finas líneas y rasgos. Finalmente, lleno de vanidad y entusiasmo, le dijo: “¡Habla! ¡Habla!”. Por ello el Mensajero de Allah (B y P) dijo: “Esos que hacen imágenes serán castigados el Día de la Resurrección. Se les dirá: 'Dad vida a lo que habéis creado'[5]

            En un hadiz qudsi, Allah es citado diciendo: “¿Quién hace un peor mal que el que desea crear algo similar a lo que he creado? ¡Que creen un átomo! ¡Que creen un grano de arcilla! " [6]

c) Los que se involucran en este arte no se detienen ante nada, produciendo estatuas de imágenes desnudas o eróticas y deidades y santos de otras religiones. Un musulmán no puede consentir tales prácticas.

d) Finalmente, las estatuas fueron, y son aún, símbolos de la vida aristocrática y lujosa. La gente de elevada posición llena sus palacios, salones y habitaciones con estatuas hechas de distintos materiales. No es de sorprenderse pues que una religión que ha declarado la guerra a la lujosidad en todas sus manifestaciones, prohiba al musulmán tener estatuas en su hogar.

La manera islámica de conmemorar a los grandes.

Alguien podría preguntar: “¿Acaso no es una expresión de lealtad de la gente a la memoria de sus héroes, cuyas hazañas registran los anales históricos, construir estatuas en su honor como un recordatorio para las futuras generaciones sobre sus logros y grandeza? La memoria de la gentes es pobre; el paso del tiempo les hará olvidar el pasado”.

            La respuesta es que el Islam aborrece la glorificación excesiva de la gente. No importa qué tan “grandes” son; ni si están vivos o muertos.

El Profeta (B y P) dijo: “No me glorifiquéis de la misma forma que los cristianos glorifican a Jesús, hijo de María. Decid pues: 'Es siervo de Allah y Su Mensajero' ”. [7]

            Cuando sus sahabis quisieron ponerse de pie para saludarlo mostrando respeto, el se los prohibió diciendo: “No os pongáis de pie como lo hacen los persas; unas personas honrando a otras”. [8]

            El Profeta (B y P) advirtió a sus seguidores que no lo exalten excesivamente después de su muerte, diciendo: “No hagáis de mi tumba un sitio de festividades[9] Y rogaba a su Señor: "¡Oh Señor! No dejes que mi tumba sea convertida en un ídolo que sea adorado”.[10]

            En cierta ocasión, algunas personas se acercaron al Profeta (B y P) y se dirigieron a él con las siguientes palabras: “¡Oh Mensajero de Allah! El mejor de nosotros; hijo del mejor de nosotros. Nuestro líder; hijo de nuestro líder”. El dijo: “¡Oh Gente! Decid lo que decíais antes, o parte de ello, y no dejéis que Satán os desvíe. Yo soy Muhammad, un siervo de Allah y Su Mensajero.  No me gusta que me eleveis por encima de la posición que Allah, el Todopoderoso y Glorioso, me ha dado”. [11]

Una religión cuyas enseñanzas son tan moderadas, incluso respecto al Mensajero de Allah (B y P), nunca toleraría la erección de estatuas de algunos individuos como si fuesen ídolos, implicando gastos de miles de dólares para que la gente apunte hacia ellas con admiración y estima. Muchos pretendedores de grandeza y autoproclamados hacedores de la historia han penetrado en los salones de la fama a través de esta puerta abierta; ya que cualquiera que puede erige estatuas y monumentos a sí mismo, o deja que sus  admiradores lo hagan por él.  Así la gente  se desvía de apreciar a los que son verdaderamente grandes .

            Los creyentes aspiran sólo a la verdadera inmortalidad que puede ser concedida sólo por Allah, el que conoce lo secreto y lo oculto, el que no se equivoca ni olvida. En Su registro de la inmortalidad se encuentran nombres  de muchas personas cuya grandeza no ha sido  reconocida por la gente. De hecho, el Altísimo ama a aquellos temerosos de Dios y aquellas almas religiosas que lo recuerdan en lo oculto  de sus corazones, que hacen grandes servicios sin alardear, cuya presencia no se siente en una reunión ni se hecha en falta su ausencia.

            Cuando la grandeza de algunas de estas nobles  almas es reconocida por la gente, su perpetuación para las generaciones venideras no se logra erigiéndoles estatuas. El método islámico correcto para la conmemoración  es mantener viva su memoria en los corazones y las mentes; esto se logra hablando de sus buenas obras, sus ideas y sus logros.

            El Mensajero (B y P), los Califas, los líderes y los Imames del Islam nunca fueron inmortalizados en imágenes o estatuas. En esta fe, los padres cuentan a los hijos y estos, a su vez, a los suyos las historias de las ideas y logros de tales personas. En los encuentros y las reuniones, estas historias  son como soplos de aire fresco, llenan los corazones y las mentes de los musulmanes sin necesidad de ninguna imagen o estatua.

            Cito aquí parte de una conferencia titulada: "Hacia un mejor entendimiento del Islam". dictada por el Prof. Muhammad Al Mubarak, Decano de la facultad de Sharía de la Universidad de Damasco, ante la universidad de Al Azhar. Lo citado tiene un análisis incisivo de la manera de perpetuar la memoria de los grandes:

            "Enfrentamos la situación de que muchas nuevas modas, sistemas y hábitos que son incompatibles con nuestras correctas creencias y principios morales establecidos han penetrado en nuestra vida social. Entre estos, está la forma en que los europeos y los americanos conmemoran a sus héroes erigiéndoles estatuas. Si examinamos este asunto con una mente abierta, libre de todo servilismo a lo que viene del occidente, y reflexionamos sobre las formas de conmemorar los sublimes logros de los grandes, hallaremos que los árabes, en particular, no rememoraban nada de sus grandes personajes excepto sus nobles actos y sus buenas cualidades como la lealtad, la generosidad y el coraje. La manera de perpetuar su memoria era contando historias sobre sus héroes, pasándolas de una generación a otra  y componiendo y recitando elogios en forma de poemas. De esta manera , la generosidad de Hátim y la bravura de Antara se hizo proverbial en los días antes del Islam.

Cuando el Islam llegó, enfatizó en el significado subrayando la importancia de este método. Declaró que lo mejor de la creación de Allah y el último de sus mensajeros (B y P) no era sino un mortal humano. "Di: Yo soy sólo un mortal  como vosotros, a quien se ha revelado que vuestro Dios es un Dios Uno. Quien cuente con encontrar a su Señor, que haga buenas obras y que, cuando adore a su Señor, no Le asocie nadie". (18:110).

 Enfatizó en el hecho de que el valor de los seres humanos está en sus obras y no en su forma física. Hizo del Mensajero (B y P) un ejemplo a seguir para toda la humanidad. También prohibió tal santificación y exagerado  respeto por lo hombres que se asemeja a la adoración y que, por lo tanto, significa denigrar el resto de la humanidad.

            Cuando el Mensajero de Allah falleció y fue al encuentro de su Señor, el primer  Califa llamó la atención de la gente hacia el hecho, diciendo: 'Si alguien adoraba a Muhammad; pues Muhammad está muerto. Pero si alguien adoraba a Allah; pues Allah es viviente y no muere'. Luego recitó las palabras de Allah:  "Muhammad no es sino un enviado, antes del cual han pasado otros enviados. Si, pues, muriera o le mataran, ¿Ibais  a volveros atrás?. Quien se vuelva atrás no causará ningún daño a Allah. Y Allah retribuirá a los agradecidos." (3:144).

            El Islam  inmortaliza el recuerdo de las personas  a causa de sus actos buenos y benéficos. El recuerdo de ellos se mantiene en los corazones de los musulmanes, Así, los letrados y los iletrados, los jóvenes y los viejos; todos saben sobre la justicia de Omar, la firmeza y sabiduría de Abu Bakr y la piedad y coraje de Alí. No se necesitó ninguna estatua  hecha de piedra porque sus obras y virtudes están inscritas en los corazones de la gente.

            La conmemoración por la erección de estatuas es un retorno al pasado remoto, un descenso de un plano superior; este era el modo de los griegos y los romanos que luego fue adoptado por los demás europeos........

            Respecto al concepto de la naturaleza humana y a su verdadero valor, están muy por debajo de los musulmanes, incluso de los árabes preislámicos, ya que, debido a su inhabilidad para comprender la verdadera grandeza del hombre y su  potencial, sólo  logran concebir a los hombre grandes como dioses y a sus dioses como hombres encarnados.

Lo que deseo recalcar es que no nos beneficia imitar esta práctica extranjera  que es inferior a la nuestra. No debemos desviarnos de las leyes de la Sharía ; que hacer estatuas es ilícito y es dañino para la mente humana y su moral." 

La excepción de los juguetes para niños. 

Si encontramos un tipo de figuras tridimensionales que no se hacen para ser respetadas o ser exhibidas como una muestra de vida sublime, pues las advertencias anteriores y prohibiciones no se aplican.  El Islam no rechaza estas figuras ni considera dañino su uso.

            Los juguetes de los niños, como los muñecos con forma humana o animal, caen en esta categoría. Aisha, esposa del Profeta (B y P), dijo: "Solía jugar con muñecas en la casa del Mensajero de Allah (B y P) y mis amigas solían venir a jugar conmigo. Solían esconderse cuando veían  al Mensajero de Allah (B y P) viniendo. Pero el estaba de hecho muy contento de verlas conmigo. Así , pues,  jugábamos juntas." [12]

            Aisha también narró: "Un día, el Mensajero de Allah ( B y P) me preguntó: '¿Qué son estos?'. 'Mis muñecos' respondí. '¿Qué es este aquí en medio?' preguntó. 'Es mi caballo' respondí. '¿Y que  es lo  que tiene sobre su lomo?' preguntó. '¡Alas!' dije. '¿Un caballo con alas?' preguntó. '¿No has oído que Salomón , el hijo de David, tenía caballos con alas? dije. Entonces el Mensajero de Allah (B y P) rió tanto que pude ver sus molares"[13]

            Los muñecos mencionado en el hadiz anterior son los mismos con los que los niños juegan, pues Aisha era muy joven cuando se casó con el Profeta (B y P). Al Shaukaní dice que estos hadices son suficiente prueba de la permisibilidad de que los niños jueguen con figuras tridimensionales similares a las estatuas (muñecos de forma humana o animal). Se cita que el Imam Málik vio una vez a un hombre comprando muñecas para su hija y lo desaprobó; pero el Cadí Aiiad dice que está permitido que las niñas jueguen con muñecas.[14]

            Esta permisibilidad se aplica también  a las figuras hechas de dulces para ocasiones festivas, porque son usadas sólo como alimento. 

Estatuas incompletas o sin rostro. 

            En los compendios de hadiz se cita que el Arcángel Gabriel cierta vez rehusó entrar en la casa del Mensajero de Allah (B y P) porque había una estatua cerca de la puerta. Tampoco entró al día siguiente; pero dijo al Profeta (B y P) : "Manda que rompan la cabeza de la estatua para que esta parezca el tronco de un árbol"[15]

            Basados en este hadiz, algunos eruditos arguyen que lo ilícito es tener figuras completas, pero si una parte de ellas esta ausente, sin la cual el ser humano no puede sobrevivir, pues, se hace lícito tenerlas.

            Sin embargo, la verdadera interpretación del pedido de Gabriel de que se le arranque la cabeza para que parezca un tronco no es que sin la cabeza la vida es imposible. Lo que quiso decir la estatua quedaría así sin rostro y, por lo tanto, mirarla no generaría sentimientos de respeto hacia ella.

            Si ponderamos el tema objetivamente, veremos sin duda que es un pecado mayor poner bustos en lugares públicos para perpetuar la memoria de reyes y grandes hombres  que tener estatuas con figuras completas en el hogar con propósitos decorativos.


[1] Lo citó Al Bujari y Muslim. La versión citada es la de Muslim.
[2] Citado por Al Bujari y Muslim.
[3] Citado por Al Bujari y otros. 
[4] Son nombres de deidades paganas mencionadas en el Corán (71:23). Para una mejor explicación, ver el comentario de la traducción de yusuf Alí del S. Corán, en el apéndice XIII, siguiendo la sura “Noe” 
[5] Citado por Al Bujari y Muslim. 
[6] Citado por Al Bujari y Muslim.
[7] Citado por Al Bujari y otros.
[8] Citado por Abu Daud e Ibn Maya.
[9] Citado por Abu Daud.
[10] Citado por Malik en Al Muwatta. 
[11] Citado por An Nasai con buena autoridad. 
[12] Citado por Al Bujari y Muslim.
[13] Citato por Abu Daud.
[14] Ya que las niñas son las que más juegan con muñeos son mencionada aquí. Sin embargo;  esto no implica que los niños no puedan hacerlo.
[15] Citado por Abu Daud, Al Nasái, Al Tirmidhi e Ibn Hibbán.
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