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Las Lecciones Que nos Enseña la Muerte

5 - Las lecciones que nos enseña la muerte

(1) La muerte es la más grande lección

Hemos citado los textos que hablan de la muerte y su estupor, y la tumba y sus horrores. El hombre sabio es el que aprende durante su vida y la muerte es la más grande lección. Le fue preguntado a uno de los ascetas (Zâhid): "¿Cuál es la lección más elocuente?" Él respondió: "Observar al muerto"[1]. Al Qurtubi describió muy bien la muerte cuando dijo: "Sabed que la muerte es la más grande calamidad, la cosa más espantosa, la bebida cuyo sabor es el más odioso y amargo. Es el destructor de deleites que acaba con todo consuelo y trae consigo todo lo que vosotros detestáis. La muerte cercena vuestros miembros, separa las partes del cuerpo y destruye vuestra fortaleza. Es de hecho una cosa espantosa, una inmensa calamidad, y el día que ésta llega es un día terrible."[2]

(2) Reflexionar acerca de la muerte

Así como la vida es uno de los signos de Allâh, también la muerte lo es, opuesto a la vida, pero no menos maravilloso.

{¿Cómo osáis no creer en Allâh siendo que no existíais y os dio la vida, luego os hará morir y finalmente os resucitará y a Él seréis retornados?} (2:28)

El reflexionar acerca de este versículo significa reflexionar acerca de una de las maravillas de la creación de Allâh, que indica el gran poder de Allâh. Fue narrado que un beduino viajaba montado en su camello, cuando de repente éste cayó muerto. El beduino bajó del camello y empezó a dar vueltas a su alrededor, ponderando acerca del asunto y diciendo: "¿Por qué no te levantas? ¿Por qué no te mueves? Tus miembros están todos en su lugar, tus facultades todas están intactas ¿Cuál es tu problema? ¿Qué era lo que te daba la vida y te mantenía en movimiento? ¿Qué te hizo caer muerto? ¿Qué es lo que te impide moverte?" Después de esto se marchó, mientras continuaba preguntándose acerca de este asunto.[3]

(3) Ejemplos de estas lecciones

Allâh le informó a Su Mensajero sobre la muerte, diciendo:

{Por cierto que tú fallecerás [¡Oh, Muhammad!] y ellos también fallecerán [pues nadie es inmortal].} (39:30)

Según un Hadîz narrado por At Tabarâni en Al Ausat, Abû Na‘îm en Al Hiliah, Al Hâkim en Al Mustadrak y otros, ‘Alî dijo: "El Mensajero de Allâh  dijo: ‘Yibrîl vino a mí y dijo: "¡Oh, Muhammad! Vive cuanto quieras, pues de todas formas morirás. Ama a quien quieras, pues de todas formas los habrás de dejar. Haz lo que quieras, pues de todas formas serás llamado a rendir cuentas. Sabe que el honor del creyente es su oración nocturna, y su orgullo está en su independencia de las personas".[4]

Hemos citado muchos de los textos en los que Allâh y Su Mensajero nos enseñan sobre la muerte. Era el hábito de los virtuosos recordarse sobre la muerte y predicar a las personas sobre ella. ‘Alî Ibn Abî Tâlib  dijo: "Este mundo se está alejando de nosotros, y el mundo del Más Allá se encuentra cada vez más próximo. Cada uno de los dos tiene su propia gente, así pues sed de la gente del Otro Mundo y no seáis de la gente de este mundo. El presente es tiempo de esfuerzo y no de rendir cuentas, pero el mañana será tiempo de rendir cuentas y no de esfuerzo". Esto fue narrado por Al Bujâri en el capítulo ‘La esperanza de vivir por mucho tiempo’.[5]

Entre las lecciones enseñadas por los estudiosos está la citada en At Tadhkirah de Al Qurtubi: "Pensad ¡Oh, vosotros a quiénes ha engañado la vida de este mundo! Acerca de la muerte y sus agonías, cuán difícil y amargo trago habréis de pasar. ¡Qué promesa más verdadera es la muerte! ¡Qué justo juez que es! La muerte es bastante para llenar el corazón de miedo y los ojos con lágrimas, separar a las personas, demoler el placer y ponerle un fin a todas las esperanzas mundanas."

¡Oh, hijo de Adán! ¿Has reflexionado acerca del día de tu muerte y de cómo serás sacado de tu hogar (hacia el cementerio)? ¿O de cuando te trasladarás de la amplitud (de este mundo) a los estrechos confines (de la tumba), cuando los compañeros y amados te decepcionarán, y los hermanos y amigos te abandonarán? ¿O cuando seas sacado de tu cama y puesto en un agujero en la tierra, y en lugar de una manta suave no tendrás más que polvo y tierra como cobertor? ¡Oh, quien acumula riquezas! ¡Oh, industrioso constructor! Por Allâh que no quedará nada de tus posesiones excepto las mortajas, e incluso ellas se destruirán y desaparecerán mientras tu cuerpo se desintegra y se vuelve polvo.

¿Dónde está la riqueza que acumulaste? ¿Acaso te salvará de estos horrores? Ciertamente que no, la has dejado atrás para aquellos que no te lo agradecerán, y habrás de presentarte con tus cargas (de pecado) ante Aquel que no te excusará."[6]

Al Qurtubi (que Allâh tenga misericordia de él) narró que Iazîd Al Riqâshi solía decirse a sí mismo: "¡Ay de ti, oh Iazîd! ¿Quién realizará tus oraciones por ti después de que mueras? ¿Quién ayunará por ti después de que mueras? ¿Quién hará que Allâh se complazca contigo después de tu muerte?"[7]

Al Qurtubi (que Allâh tenga misericordia de él) dijo en otra parte: "Imagínate ¡Oh, quién has sido engañado por la vida de este mundo! a ti mismo cuando la agonía y el estupor de muerte te rodeen, y empieces a gemir debido a su agonía. Habrá algunos que dirán (acerca de ti): fulano ha hecho un testamento, y su riqueza ha sido calculada; otros dirán: fulano ya no puede hablar, ya no reconoce a sus vecinos y ya no habla con sus hermanos. Es como si pudiera verte escuchar estas palabras y ser incapaz de responder. Imagínate a ti mismo ¡Oh, hijo de Adán! siendo llevado de tu lecho de muerte al lugar dónde tu cuerpo será lavado y amortajado, y serás extrañado por tu familia y vecinos, y tus amigos y hermanos llorarán por ti. Imagina al que ha lavado tu cuerpo diciendo: ¿Dónde está la esposa de fulano para que ella lo disculpe? ¿Dónde están los huérfanos? Su padre los ha dejado y nunca lo verán de nuevo después de este día."[8]

En una de las lecciones predicada por el gran Sahâbi Abû Ad Dardâ', él dijo: "Tres cosas me hacen sonreír y tres cosas me hacen llorar. Las cosas que me hacen sonreír son: el hombre que tiene grandes esperanzas en esta vida aunque la muerte está buscándolo, el que ignora la muerte pero está no lo ignora, y el que se ríe a carcajadas pero no sabe si Allâh está contento con él o enfadado. Las cosas que me hacen llorar son: el ya no poder disfrutar de la compañía de Muhammad  y sus compañeros, los espantosos momentos que acompañan a la muerte, y encontrarme de pie ante Allâh el día que todos los secretos se harán conocidos y no saber si uno se dirigirá hacia el Paraíso o hacia el Infierno."[9]

Abû Ad Dardâ' (o Abû Dharr) dijo: "Vosotros vivís para luego morir, construís para luego destruir, concentráis vuestros esfuerzos en aquello que es efímero, y sois negligentes con aquello que permanecerá."[10]

Al Qurtubi dio el siguiente consejo en su libro At Tadhkirah:

"¿Dónde esta la riqueza que habías juntado y preparado para épocas de dificultad y horror? No habrá dinero en tu mano cuando estés muriendo. La riqueza y el orgullo de los que disfrutabas han sido reemplazados con la humillación y la pobreza. ¿Qué ha sido de ti ¡Oh, prisionero de tus acciones! ¡Oh, tú que has sido arrancado de tu familia y tu casa?"

¿Fue acaso que se te ocultó el camino correcto? ¿Qué causó que no hayas tenido interés en aprovisionarte para tu larga jornada y para el tiempo de dificultad? ¿Acaso no sabías ¡Oh, tú que fuiste engañado por este mundo! que esta jornada hacia el día de intenso horror era inevitable, que el tiempo gastado en el chisme no te beneficiaría en nada? El Día del Juicio estarás de pie ante el Soberano Juez, y los golpes propinados por tus manos, los lugares adónde tus pies te llevaron, las palabras proferidas por tu lengua, las acciones de todos tus miembros y facultades, serán llamadas a testificar contra ti. Si Allâh tiene misericordia de ti irás al Paraíso, caso contrario irás al fuego de Infierno.

¡Oh, negligente que ignoras estos asuntos! ¿Por cuánto tiempo durará esta negligencia? ¿Cuánto tiempo más te retrasarás? ¿Acaso piensas que el problema es insignificante? ¿Piensas que el asunto es fácil? ¿Acaso piensas que tu situación o posición te ayudará cuando el tiempo de partir llegue? ¿O que tus riquezas te salvarán siendo que tus acciones te condenan? ¿O que tu arrepentimiento te ayudará cuando la muerte  alcance tu garganta? ¿O que tus amigos te mostrarán cualquier simpatía cuando sean reunidos (para el juicio)? ¡No, por Allâh! Estás equivocado en tu forma de pensar, e inevitablemente conocerás la realidad. No estás satisfecho con tener bastante, y nunca te satisfaces de aquello que es Harâm, no escuchas las lecciones, no te detienen las advertencias. Persistes en seguir tus deseos y vives tu vida sin seguir la guía divina. Estás contento con las cosas que has acumulado pero no piensas en lo que vendrá. ¡Oh, incauto dormido que vagas sin la guía! ¿Por cuánto tiempo durará tu negligencia? ¿Acaso piensas que serás eximido y no serás llamado a rendir cuentas mañana? ¿O acaso piensas que puedes sobornar a la muerte? ¿O piensas que la muerte distingue entre el león y la gacela?

¡No, por Allâh! La riqueza e hijos no pueden protegerte de la muerte. Nada puede beneficiar a aquellos que serán perdonados excepto las acciones virtuosas. Así pues, buenas noticias a aquellos que escuchan y entienden, que practican lo que predican, y se abstienen de seguir sus antojos y deseos. Aquellos que saben que el vencedor es el que presta atención, y que el hombre no obtendrá sino lo que ganó con su esfuerzo. Despierta de esta negligencia, y practicad las buenas obras que son la  provisión con la que debes equiparte. No quieras llegar al estado del virtuoso, siendo que aún no te has deshecho del pecado y cometes actos inmorales. Recuaerda a Allâh cuando estás solo. Que no te engañen pues las exageradas esperanzas y deseos que hacen abandonar el esfuerzo. El poeta dijo:

‘Tomad la provisión de esta vida para ayudaros a vosotros mismos en la Otra Vida.

Esforzaos por la causa de Allâh y practicad las buenas acciones.

No acumuléis demasiado en este mundo,

Pues esa acumulación  habrá eventualmente de disminuir.

¿Os gustaría acompañar a personas

Que tiene provisión cuando vosotros no las tenéis?[11]

(4) Algunos ejemplos de las lecciones de los poetas

Los poetas mencionan a menudo la muerte y usan esto como una lección. Por ejemplo, un poeta dijo:

"Nada de lo que veis guardará su belleza.

Allâh permanecerá, mientras la riqueza y la progenie perecerán.

El tesoro de Hurmuz[12] no le fue de ayuda alguna,

Y (la gente de) ‘Âd[13] intentó vivir por siempre, pero fallaron.

Sulaimân (Salomón) no vivió por siempre, siendo que hasta el viento le fue subyugado,

Al igual que los hombres y los Yinn (Genios) que desfilaron ante él.

¿Dónde están los reyes en cuyo honor

Las delegaciones vinieron de todas las direcciones?

Como un bebedero del que todos vienen y beben,

Un día nosotros también beberemos de él, así como ellos hicieron."

Otro poeta dijo:

"Caminaremos los pasos que han sido escritos para nosotros.

A quien se le haya decretado caminar ciertos pasos así lo hará.

Nuestra provisión está esparcida.

Así, si la provisión de una persona no viene a él, él irá y la conseguirá.

A quien se le haya decretado morir en una cierta tierra,

No morirá en otra tierra."

Otro poeta dijo:

"Si sois puestos a cargo de algunas personas una noche,

Sabed que seréis como consecuencia responsables.

Si cargáis a una persona a su tumba,

Sabed que un día vosotros también seréis cargados."

Otro poeta dijo:

"Tomad provisión en este mundo, pues no sabéis

Cuando llegue la noche, ¿Viviréis hasta mañana?

¿Cuántas veces ha deseado el hombre joven tener una vida larga y su alma ha entrado en la oscuridad de la tumba?

¿Cuántas personas saludables han muerto sin adolecer de enfermedad?

¿Cuántas personas con enfermedades crónicas han vivido durante años?

¿Cuántas veces ha desperdiciado la gente joven el día y la noche jugando, siendo que sus mortajas ya han sido preparadas, pero ellos no lo saben?

¿Cuántos de aquellos que amanecieron morando en palacios han terminado morando en la tumba al anochecer?

Sed sinceros, y haced siempre el bien,

Quizás consigáis la recompensa.

Siempre temed a Allâh, ya que (esto)

Os protegerá de los horrores en el lugar de reunión."

 (5) El efecto que tiene recordar la muerte para reformar a las personas

Recordar la muerte tiene un gran impacto para la reforma y disciplina de las personas. Eso es debido a que los egos de las personas sucumben bajo las influencias de este mundo y sus deleites, y consecuentemente éstas anhelan vivir mucho tiempo en este mundo. Ellos pueden inclinarse hacia el pecado y la desobediencia, y descuidar la obediencia. Pero si la muerte siempre está en la mente de una persona, entonces este mundo se hace menos significante ante sus ojos y eso le hará esforzarse por reformarse y corregir sus equivocaciones. Fue narrado por Al Baihaqi en Shu‘ab Al Îmân, Ibn Hibbân en su Sahîh y por Al Bazzâr en su Musnad con un Isnâd hasan que Anas Ibn Mâlik dijo: "El Mensajero de Allâh 

 dijo: ‘Recordaos a menudo del destructor del placer, la muerte, ya que no hay nadie que recuerde la muerte en tiempos de dificultad sin que esto lo haga sentirse bien, y no hay nadie que recuerde la muerte en tiempos de facilidad sin que esto le sirva de freno (a sus vanidades y pasiones). "[14]

Ibn Al Mubârak mencionó que Sâlih Al Murri decía: "Si dejo de recordar la muerte por un momento mi corazón se corromperá."[15]

Ad Daqqâq dijo: "Quien recuerda a menudo la muerte será honrado con tres cosas: será rápido en arrepentirse, estará satisfecho con su dotación, y no le faltarán ganas ni energía para adorar (a Allâh). A quien se olvida de la muerte, le pasaran tres cosas: tardará en arrepentirse, no estará satisfecho con bastante y será perezoso a la hora de adorar (a Allâh)."[16]

Al Qurtubi dijo: "Sabed que el recordar la muerte lleva a un sentimiento de descontento con la vida de este mundo, y un enfoque constante a la preocupación en la vida eterna del Más Allá".[17] Fue narrado que una mujer se quejó a ‘Â'ishah de la dureza en su corazón. ‘Â'ishah le aconsejó: ‘Recuerda a menudo la muerte, pues eso ablandará tu corazón’. Ella así lo hizo, y su corazón fue ablandado."[18]

Al Qurtubi dijo: "Los estudiosos dijeron: Recordar la muerte previene a la persona del pecado y de sucumbir bajo los encantos de este mundo, ablanda el corazón, y ayuda a hacer soportables los desastres."[19]

Al Qurtubi también dijo: "Los estudiosos (que Allâh tenga misericordia de ellos) dijeron: ‘No hay nada más beneficioso para los corazones de las personas que el visitar las tumbas, sobre todo si sus corazones son duros. Aquellos cuyos corazones son duros deben tratarlos con tres cosas:

(i) Abandonar las cosas en las que ellos están perdiendo su tiempo, asistir a los círculos de conocimiento en las que se imparten sermones que advierten (sobre el Infierno), estimulan (a esforzarse por el Paraíso) y ponen como ejemplo la vida de las personas virtuosas. Éstas son cosas que ablandan el corazón.

(ii) Recordar la muerte como el destructor de placeres que separa a las personas y hace huérfanos de los hijos e hijas.

(iii) Observar a aquellos que están muriendo, porque observarlos y ver la agonía y el estupor de la muerte, y reflexionar sobre estas imágenes después de que éstos han fallecido prevendrá a la persona de sus placeres y expelerá cualquier sentimiento de satisfacción (por esta vida) de su corazón. También lo mantendrá despierto por la noche privándolo del descanso, y lo motivará a esforzarse para hacer todo lo que mejor pueda.[20]

Fue narrado que Al Hasan Al Basri visitó a un hombre enfermo, y lo encontró agonizando. Al Hasan observó su dolor y la dificultad que él estaba sufriendo. Después regresó a su casa con una expresión diferente a aquella con la que había partido. Sus familiares le dijeron: "La comida está lista, que  Allâh tenga misericordia de ti". Él dijo: "¡Oh, familia mía! Disfrutad vosotros de la comida y bebida, pues por Allâh que he visto la muerte y seguiré esforzándome (para conseguir la felicidad en la otra vida) hasta que me encuentre con Allâh."[21]

Abû Ad Dardâ' dijo: "Quien recuerde la muerte a menudo, su complacencia (con esta vida) se reducirá, así como su envidia."[22]



[1] At Tadhkirah de Al Qurtubi, Pág. 99
[2] At Tadhkirah de Al Qurtubi, Pág. 24
[3] At Tadhkirah de Al Qurtubi, Pág. 5
[4] Silsilah Al Ahâdîz As Sahîhah, 2/505, Hadîz N°. 831
[5] Mishkâh Al Masâbîh, 2/659, Hadîz N°. 5215
[6] At Tadhkirah, Pág. 9
[7] Al Tadhkirah, Pág. 9
[8] Al Tadhkirah, Pág. 21
[9] Al Tadhkirah, Pág. 87
[10] Kitâb az zuhd ua ar raqâ'iq de Ibn Al Mubârak, Pág. 88
[11] At Tadhkirat de Al Qurtubi, 91
[12] Nombre de algunos poderosos gobernantes persas.
[13] A la gente de ‘Âd le fue enviado el profeta Hûd. Ver Corán 7:65
[14] Sahîh Al Yâmi‘ As Sagîr, 1/388, Hadîz N°. 1222
[15] Az zuhd ua ar raqâ'iq de Ibn Al Mubârak, Pág. 88
[16] At Tadhkirah de Al Qurtubi, Pág. 9
[17] At Tadhkirah de Al Qurtubi, Pág. 8
[18] At Tadhkirah de Al Qurtubi, Pág. 12
[19] Ídem.
[20] Ídem.
[21] Ídem.
[22] Kitâb az zuhd de Ibn Al Mubârak. Ver el final del libro Zauâ'id, Kitâb az zuhd, su narrador es Na‘îm Ibn Hammâd, Pág. 3
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