Este hadiz señala que los compañeros del Profeta anhelaban hacer buenas obras. Algunos de ellos se apesadumbraban de no ser capaces de hacerlas como otros lo hacían; los pobres, por ejemplo, se apenaban de no poder dar sadaqah como lo hacían los pudientes, ni tampoco participar del yihád (la lucha por la causa de Allah) porque no contaban con los medios. Allah dice al respecto: (Tampoco incurrieron en falta aquellos que cuando se presentaron ante ti [¡Oh, Muhammad!] para que les proveas de montura [y así poder combatir por la causa de Allah], les informaste que no contabas con ninguna cabalgadura para ellos, y entonces se retiraron con los ojos llenos de lágrimas, tristes por no poder aportar de ninguna forma en la causa de Allah.) (9:92)
De acuerdo con este hadiz se infiere que los pobres de entre los compañeros del Profeta se sentían consternados por no ser acreedores de la recompensa que obtendrían por dar sadaqah, por lo que el Profeta les enseñó otra manera de obtener esa recompensa, y les explicó que la sadaqah no consistía solamente en hacer caridades con sus bienes, sino que toda buena acción también se consideraba como tal.
Existen muchas formas de hacer sadaqah, entre ellas: encomendar el bien y prohibir el mal, exhortar a obedecer a Allah , transmitir las enseñanzas del Islam, enseñar a recitar el Corán, quitar algo perjudicial del camino, esforzarse en procurar el bienestar y beneficio de los demás, rogar por los musulmanes y pedir perdón por sus pecados, todo esto es tan meritorio, o aún más, que dar una caridad material.
Se encuentra registrado en Sahih Al Bujári y Sahih Muslim que Abú Dharr dijo: Le pregunté al Profeta en una oportunidad: ¡Oh, Mensajero de Allah! ¿Cuál es la mejor de las acciones? Él me respondió: "Creer en Allah y marchar al yihad por la causa de Allah." Pregunté luego: ¿Qué esclavo es preferible manumitir? Respondió: "El más preciado por su amo y el más caro". Dije entonces: ¿Y si no pudiere hacerlo? Respondió: "Ayuda a alguien en su tarea, y haz la de quien no pueda hacerla por sí mismo". Pregunté: ¡Oh, Mensajero de Allah! ¿Y si soy demasiado débil para hacerlo? Contestó: "Abstente entonces de dañar a otros, y en verdad, esto también es una sadaqah".[2]
Otra forma de sadaqah que no es material es el recuerdo de Allah :
Abú Ad Dardá' narró que el Profeta dijo: "¿Queréis que os diga cuál es la mejor de las acciones, la más meritoria para vuestro Señor, la más elevada en rango, la que es mejor que gastar oro y plata por la causa de Allah; mejor que enfrentar al enemigo en el yihád y matarlo o morir? Dijeron: ¡Sí! ¡Oh, Mensajero de Allah! Dijo: "El recuerdo de Allah, Todopoderoso."[3]
Abú Hurairah narró que el Mensajero de Allah dijo: "Todo aquel que diga: La iláha illa Allah uahdahu la sharika lahu, lahu al mulku ua lahu al hamd, iuhi ua iumit, ua hua 'ala kulli shai'in qadir (No hay nada ni nadie que tenga derecho a ser adorado sino Allah, Quien no tiene copartícipes, a Él pertenece el reino y las alabanzas, da la vida y la muerte y Él tiene poder sobre todas las cosas) cien veces en el día, obtendrá la misma recompensa que si hubiera manumitido a diez esclavos, le serán registradas cien obras buenas, cien pecados le serán perdonados, y será una protección para él contra Satanás ese día hasta el anochecer; y nadie será capaz de hacer algo mejor, excepto quien obre más que él".[4]
Abú Umámah narró que el Mensajero de Allah dijo: "A quien le sea demasiado difícil levantarse en medio de la noche para realizar una oración voluntaria, quien sea demasiado pobre para dar caridad y quien no tenga valor para combatir en el yihád, que diga tantas veces como pueda:
Subhánallahi ua bi hamdihi (Glorificado y alabado sea Allah), pues esto es más amado por Él que una montaña de oro o plata ofrecida por Su causa".[5]