Los Malos Vecinos
Tener un mal vecino es algo que le desagrada al musulmán sensible, y no puede pensar en eso sin estremecerse y preocuparse.
El mal vecino es aquella persona privada de las bendiciones de la fe
El mal vecino es una persona que está privada de la bendición de la fe que es la gracia más grande que el Creador ha concedido a Su creación. El Profeta (B y P) describió la pérdida de esta gran bendición de una manera elocuente cuando dijo: "¡No es un creyente! ¡No es un creyente! ¡No es un y creyente!". La gente preguntó: ¿A quién te refieres? ¡Oh, Mensajero de Allah! Respondió: "A aquel que es malvado con su vecino".[1]
En un Ĥadîz registrado por Muslim, él (B y P) dijo:
"Aquel que es un malvado con su vecino no entrará en el Paraíso".
Que enorme debe ser el pecado del vecino malo, que su maltrato lo está privando de las bendiciones de la fe y le impide la entrada al Paraíso.
El verdadero musulmán escucha estas enseñanzas con una mente abierta y las acepta. Nunca se le ocurriría discutir o pelearse con uno de sus vecinos, porque eso destruiría su fe y toda la esperanza de éxito en la otra vida. Ésta sería la pérdida más grande, y el sólo hecho de pensarlo hace temblar al verdadero musulmán.
Las buenas acciones del mal vecino no son aceptadas
No nos debe sorprender que las buenas acciones del mal vecino no sean aceptadas. Según muchos Aĥâdîz, éstas no le serán de ninguna utilidad mientras continúe maltratando a su vecino, porque en el Islam las buenas acciones están siempre basadas en la fe, y como nosotros señalamos en el Ĥadîz anterior el mal vecino no tiene fe. Así, obviamente sus buenos actos no son aceptados. Allah los rechaza, no importa cuántos buenos actos él hace, aun cuando pase todo el día y toda la noche realizándolos.
Le dijeron al Profeta (B y P): ¡Oh, Mensajero de Allah! Tal mujer se pasa las noches rezando, y ayuna durante el día, y también da caridad, pero ofende a sus vecinos con su afilada lengua. Entonces el Profeta (B y P) dijo: "Sus buenas acciones no le serán de ninguna utilidad, ella está entre los moradores del Infierno". Ellos dijeron: Y fulana reza solamente las oraciones obligatorias, da caridad, pero no ofende a nadie. Entonces el Profeta (B y P) dijo: "Esa persona está entre los moradores del Paraíso".[2]
El vecino malo es uno de los tres peores tipos de personas, según lo definió el Profeta (B y P):
"Hay tres clases de personas que son de las peores: El gobernante que cuando haces el bien no lo sabe reconocer y cuando te equivocas no te perdona, el mal vecino que si ve algo bueno lo oculta y si ve algo malo lo transmite, y la esposa que cuando estás presente te fastidia y si te marchas te traiciona".[3]
El musulmán inteligente tiene un concepto muy claro del vecino malo, como lo describió el Profeta (B y P), y mantiene una gran distancia con tal persona.
El verdadero musulmán evita cometer pecados en la relación con su vecino
El verdadero musulmán es muy cuidadoso y evita cometer pecados en su relación con su vecino, porque un pecado contra un vecino es peor que otros pecados, según las palabras del Profeta (B y P). Él examinó a sus Compañeros sobre el adulterio y ellos dijeron: Es Ĥarâm; Allah y Su Mensajero lo han prohibido. Entonces él les dijo: "El pecado de un hombre que ha cometido adulterio con diez mujeres es menor que el de aquel que lo ha hecho con la esposa de su vecino". Luego los examinó sobre robar, y ellos dijeron: Es Ĥarâm; Allah y Su Mensajero lo han prohibido. Entonces él les dijo: "El pecado de un hombre que ha robado diez casas es menor que el que robado la casa de su vecino".[4]
El vecino en el Islam disfruta de una protección única, que es desconocida por las leyes mundanas hechas por el hombre. Esas leyes incitan a la violación de los derechos del vecino, porque deshonrarlo es más fácil y hay más oportunidades de hacerlo que violar el honor de otros. Hay canciones promiscuas sobre espiar a través de la ventana del vecino y cosas por el estilo que no se han extendido en el mundo musulmán, porque se corre el peligro de que nosotros nos olvidemos de la caballerosidad, y terminemos imitando ciegamente la cultura y la literatura imperialista. Pero hay hombres jóvenes sucios y necios entre nosotros que empezaron a componer canciones y poemas sobre las vecinas, cuando tal cosa nunca había sido conocida durante nuestra Yâhiliiah, y menos después del advenimiento del Islam. Uno de nuestros poetas nobles y decentes, si se cruzara con una vecina, diría:
‘Yo bajo la mirada cuando mi vecina aparece ante mí, hasta que ella entra en su propia casa’.[5]
El Islam ha estimulado a sus seguidores a esta noble actitud humana y a este decente comportamiento en muchos textos acerca del buen trato al vecino. El musulmán protege el honor de su vecino, oculta sus faltas, lo ayuda cuando está necesitado, baja la mirada cuando se cruza con una de sus mujeres, evita todo lo que pueda dañarlo, y no incurre en alguna acción que pueda ser sospechosa. No es ninguna sorpresa entonces, que el verdadero musulmán es el mejor vecino que cualquier sociedad humana ha engendrado.
El musulmán que es verdaderamente sensible y consciente de las enseñanzas de su religión respecto al buen trato a sus vecinos será de hecho muy cauto y evitará cualquier disputa que pueda surgir entre él y su vecino por cualquier razón, debido a la advertencia del Profeta (B y P):
"Los primeros en enfrentarse el Día de Juicio serán dos vecinos".[6]
No se niega a beneficiar a su vecino
El verdadero musulmán no ahorra ningún esfuerzo para ayudar a su vecino con amabilidad y generosidad. Él es cuidadoso de cumplir su deber hacia él para no ser como dijo el Profeta (B y P) respecto al vecino miserable y descuidado:
"Cuántas personas estarán agarradas de sus vecinos en el Día del Juicio, y dirán: ¡Oh, Señor mío! Él me cerró la puerta en la cara y me negó un trato amable y solidario".[7]
¡Qué posición miserable tendrán los vecinos descuidados el Día del Juicio!
Según el Islam, los musulmanes son como una construcción cuyos ladrillos son los integrantes de esta Ummah. Cada ladrillo debe ser legítimo, y estar fuertemente ligado con los otros para hacer que esta pared sea fuerte y resistente. De lo contrario será débil y colapsará. Así, el Islam rodea esta pared con fuertes lazos espirituales, conservando su integridad y fuerza, para que no se agite ante cualquier adversidad.
El Profeta (B y P) le dio a los musulmanes una metáfora maravillosa sobre la solidaridad y el apoyo mutuo:
"Los creyentes son como una pared cuyos ladrillos encajan firmemente; cada uno se apoya en el otro".[8]
"Los creyentes en su amistad, misericordia, y afecto, son como un solo cuerpo; cualquier parte de él que sufra una dolencia repercutirá en el resto del cuerpo con dolor y fiebre".[9]
Si una religión pone tanto énfasis en la solidaridad de sus seguidores, es natural que esto deba fortalecer los vínculos entre los vecinos creando una sólida amistad, y generando compasión, solidaridad y buen trato entre ellos.
Soporta los errores y el mal trato de sus vecinos
El musulmán guiado por la luz del Islam es paciente con su vecino y no se enfada ni es rencoroso si su vecino comete un error o alguna negligencia. Él es tolerante y comprensivo, esperando así obtener una recompensa de Allah y lograr Su amor y complacencia.
Esto está demostrado en el Ĥadîz de Abû Dharr: Cuando Mutarrif Ibn ‘Abdullah lo encontró, le dijo: ¡Oh, Abû Dharr! Oí hablar de lo que has dicho y quería encontrarme contigo. Abû Dharr le dijo: Tu padre era un gran hombre. Ahora me has encontrado. Mutarrif dijo: Oí que has dicho que el Profeta (B y P) dijo: "Allah ama a tres personas y odia a tres". Abû Dharr dijo: No pienses que mentiría sobre el Mensajero de Allah. Mutarrif dijo: Entonces ¿Quiénes son los tres amados por Allah? Abû Dharr -citando lo dicho por el Profeta (B y P)- dijo: "Un hombre que lucha por la causa de Allah con perseverancia y anhelando Su recompensa, y pelea hasta morir, y a esto lo encontráis en el Libro de Allah". Entonces recitó: {Ciertamente Allah ama a quienes combaten en filas por Su causa, como si fueran una edificación sólida.} [61:4] Mutarrif preguntó: ¿Luego quién? Dijo: "Un hombre que tiene un vecino malo que lo molesta y lo fastidia pero él le tiene paciencia, y lo tolera hasta que Allah termina con el asunto durante su vida o con la muerte de alguno de los dos..."[10]
No le paga con la misma moneda
Una de las enseñanzas de esta religión, que el Profeta (B y P) explicó a sus Compañeros, es no devolver al vecino el mal que nos hizo sino tenerle paciencia, tanto como se pueda, esperando que él abandone su mal comportamiento cuando vea que su vecino no le responde con la misma moneda, sino que es amable con él. Ésta es una de las actitudes más nobles y una forma muy efectiva de extirpar el mal que hay en algunos seres.
Muhammad Ibn ‘Abdullah Ibn Sallâm (R) le dijo al Profeta (B y P): Mi vecino me molesta. Y él le dijo: "Ten paciencia". Él regresó por segunda vez y le dijo: Mi vecino me molesta. Y el Profeta (B y P) de nuevo le dijo: "Ten paciencia". Luego regresó por tercera vez y dijo: "Mi vecino me molesta". Entonces el Profeta (B y P) le dijo: "Regresa y pon todas tus cosas en la calle. Si alguien viene y te pregunta, dile: Mi vecino está perturbándome. Así él será maldecido. Y quienquiera que crea en Allah y en el Último Día que honre a su vecino".[11]
Conoce los derechos que su vecino tiene sobre él
De las enseñanzas del Profeta (B y P) el verdadero musulmán sabe los derechos que el vecino tiene sobre él. Así que él lo ayuda en tiempos de dificultad, comparte sus alegrías y sus dolores, lo trata con amabilidad y lo ayuda, lo visita y lo consuela, asiste a su funeral, consuela a su familia y cuida de ellos. Él nunca se olvida de considerar los sentimientos de sus vecinos y de sus familiares, y evita hacer cualquier cosa que puede herir sus sentimientos directa o indirectamente.
Éstos son las sublimes enseñanzas del Islam respecto a los vecinos para el musulmán que ha sido guiado por la luz de la Verdad y aplica sus preceptos. Por eso el verdadero musulmán debe ser el mejor vecino.