Según otra versión: "Ningún siervo alcanzará la fe verdadera hasta que ame para sus semejantes lo que ama para sí mismo."
Este hadiz, en sus dos versiones, menciona que una de las características propia de la fe es amar y detestar para el prójimo lo que se ama y se detesta para uno mismo. Si esta actitud no nace del creyente su fe es incompleta.
Mu'ádh le preguntó al Profeta : ¡Oh, Mensajero de Allah! ¿Cuál es el grado más elevado de la fe? Y respondió: "El grado más elevado de la fe es amar y odiar por Allah y recordar Su grandeza invocándolo continuamente". Mu'ádh preguntó nuevamente: ¡Oh, Mensajero de Allah! ¿Y qué más? Y él añadió: "Amar y detestar para los demás lo que amas y detestas para ti mismo y hablar bien o mantenerse callado". 2
Iazíd Ibn Asad relató: El Mensajero de Allah me dijo: "¿Quieres ingresar al Paraíso?" Y yo respondí: ¡Sí! Y añadió : "Entonces desea para tu hermano lo que deseas para ti mismo". 3
'Abdullah Ibn 'Amr Ibn Al 'Ás narró que el Profeta dijo: "Quien quiera ser salvado del Fuego e introducido al Paraíso que crea en Allah y en el Día del Juicio con convicción hasta su muerte, y que trate a la gente del mismo modo que le gustaría ser tratado". 4
'Ali Ibn Abú Tálib relató: El Profeta me dijo: "Por cierto que yo amo para ti lo que amo para mí y detesto para ti lo que detesto para mí. No recites el Corán cuando te encuentres en estado de impureza mayor, ni cuando estás inclinado o prosternado". 5
An Nu 'mán Ibn Bashir narró que el Profeta dijo: "Los creyentes se asemejan en su recíproca manifestación de amor, compresión y compasión al cuerpo humano: cuando un órgano tiene una dolencia, el resto del cuerpo se resiente con fiebre e insomnio".
Un verdadero creyente comparte la alegría de los demás, y también la tristeza. Además, desea para ellos el mismo bienestar que desea para sí mismo. Estos sentimientos sólo se encuentran en un corazón puro, libre de sentimientos de odio, envidia y engaño. La persona envidiosa odia que los demás estén en mejor condición que él, porque ama ser superior a ellos en todo aspecto. En cambio, la fe verdadera hace que el creyente comparta con sus semejantes la gracia que Allah le ha concedido, sin temer que ello haga mermar su bienestar.
Allah elogia esta noble actitud en el Sagrado Corán: (Y hemos destinado el Paraíso para quienes no se ensoberbecen en la Tierra ni la corrompen, y por cierto que la bienaventuranza será para los piadosos.) (28:83)
No incurre en pecado quien anhela ser superior a los demás en belleza, como lo indica el siguiente hadiz:
Ibn Mas'úd relató: Estuve con el Profeta cuando Málik Ibn Mararah Ar Raháui le preguntó: ¡Oh, Mensajero de Allah! Allah me ha hecho bello como tú mismo lo puedes ver, y sinceramente no me gusta encontrar a alguien que me supere en belleza, ¿acaso esto es soberbia? Y el Profeta le respondió: "No, no es soberbia. Ciertamente la soberbia es desconocer las gracias de Allah, ridiculizar la verdad y desdeñar a los demás". 6
El creyente no sólo debe amar y detestar para los demás lo que ama y detesta para sí mismo; sino que debe esforzarse por ayudar a corregir los defectos y errores que ve en su hermano musulmán.
El Profeta dijo: "Sólo se puede envidiar a dos personas: a quien Allah le ha dado una gran riqueza y la gasta en caridad durante el día y la noche, y a quien Allah ha agraciado con el conocimiento del Corán y lo recita día y noche". 7
Codiciar los placeres mundanales no tiene ningún beneficio. Allah dice: (Y se presentó [Qárun un día] ante su pueblo con todo su lujo, y quienes amaban la vida mundanal exclamaron: ¡Ojalá tuviéramos lo mismo que Qárun! Realmente que es muy afortunado. Y quienes fueron agraciados con el conocimiento dijeron: ¡Ay de vosotros! La recompensa de Allah para quien crea y obre rectamente será mejor, pero sólo la obtendrán quienes hayan sido perseverantes.) (28:79-80) (No codiciéis lo que Allah ha concedido a unos más que a otros...) (4:32)
El creyente piadoso debe sentir tristeza cuando pierde la posibilidad de obtener alguna recompensa que lo beneficie el Día del Juicio y lo eleve en grado ante Allah, por eso tiene que observar a quienes lo superan en religiosidad y esforzarse por alcanzarlos. Allah dice: (Quienes anhelen esta recompensa que se esfuercen por alcanzarla [obedeciendo a Allah].) (83:26)
Un verdadero creyente no detesta que otros compartan con él la recompensa de Allah, sino que desea de corazón que todos se esmeren en hacer obras de bien y por ello les aconseja que se comporten con rectitud. Además, siempre debe considerar que no hace lo suficiente para lograr un grado elevado de religiosidad, pues esta actitud lo beneficia incitándolo a esforzarse aún más para alcanzar esa virtud.
Una persona que reconozca que ha sido agraciada por Allah con una merced superior a la de otros, puede comentarla con los demás a modo de recordar la gracia que Allah le ha concedido y expresar su incapacidad de agradecer a Allah por ello como Él se merece. Ibn Mas'úd dijo: "No conozco a nadie que sea más conocedor del Libro de Allah que yo y, sin embargo, esto no me impide desear que otros compartan conmigo ese conocimiento". Ibn 'Abbás dijo: "No leo una sola aleya del Libro de Allah sin desear que todos la entendieran como yo". Ash Sháfi'i dijo: "Desearía que todas las personas tuvieran este conocimiento, para que nada de él se me atribuyera".