Ella Puede Asistir A Las Oraciones Yamâ‘Ah (Comunitarias) En La Mezquita
El Islam ha excusado a las mujeres de la obligación de asistir a la oración de yamâ‘ah en la mezquita, pero al mismo tiempo se les permite ir a participar de la yamâ‘ah con la condición de que vistan correctamente para no causar ninguna tentación. En verdad, las primeras mujeres musulmanas salían a rezar en la mezquita detrás del Profeta .
Dijo ‘Â'ishah :
"El Mensajero de Allah solía rezar el fayr (oración de la madrugada) y las creyentes rezaban con él envueltas en sus vestiduras; luego ellas regresaban a sus hogares, y nadie las reconocía."[1] Y:
"Las creyentes solían participar de la oración del fayr con el Mensajero de Allah envueltas en sus vestiduras. Luego regresaban a sus hogares después de haber finalizado la oración, y nadie las reconocía por la oscuridad." [2]
El Profeta acostumbraba a acortar su plegaria si escuchaba llorar a un niño, porque comprendía la preocupación que estaría sintiendo la madre. En un Hadîz cuya autenticidad está comprobada, él dijo:
"Comencé la oración con la intención de hacerla prolongada, pero entonces escuché a un niño llorando, así que acorté mi oración, pues conocía el apremio que estaba padeciendo la madre debido al llanto." [3]
Allah demostró una gran misericordia hacia las mujeres, librándolas de celebrar las cinco oraciones obligatorias en congregación, en la mezquita. Si Allah hubiera determinado esto como obligatorio, hubiera colocado una carga intolerable sobre las mujeres, y no hubieran sido capaces de cumplirla. Así como vemos a muchos hombres faltando a la oración regularmente en la mezquita y no encontrando otra elección mas que orar dondequiera que se encuentren, ya sea en el lugar de trabajo o en el hogar. La pesada carga de las mujeres (los quehaceres domésticos y la atención a las necesidades de su marido y sus niños) no les permite abandonar la casa cinco veces al día; sería imposible para ellas hacer esto. De ese modo, se vuelve suficientemente palpable la sabiduría que hay detrás de limitar la asistencia obligatoria de las mujeres a la mezquita. Su oración en el hogar está descripta como mejor para ella que su oración en la mezquita, pero Allah le concedió la libertad de elección: ella puede rezar en el hogar si así lo desea, o puede ir a rezar a la mezquita. Si ella pide permiso a su esposo para salir hacia la mezquita, él no puede impedírselo, tal como el Profeta lo expresó en varios Ahâdîz, por ejemplo:
"No impidáis a vuestras mujeres ir a la mezquita, aunque sus hogares son preferibles para ellas." [4]
"Si vuestras esposas os piden permiso para ir a la mezquita, no se lo neguéis." [5]
Los hombres hicieron caso de la orden del Profeta , y permitieron a sus mujeres ir a la mezquita, aún cuando esto iba en contra de sus propios deseos. No hay indicación más exacta de esto que el Hadîz de ‘Abdullah Ibn ‘Umar en el cual manifiesta:
"Una de las esposas de ‘Umar acostumbraba a rezar el fayr y el ‘ishâ' en congregación, en la mezquita. En cierta ocasión le fue preguntado: '¿Por qué vas a la mezquita cuando sabes que a ‘Umar le desagrada y es un hombre celoso?' Dijo ella: '¿Qué es lo que lo detiene de prohibirme hacerlo?' Él respondió: 'Las palabras del Mensajero de Allah: "No impidáis a las siervas de Allah asistir a las mezquitas de Allah ."" [6]
En conformidad a las enseñanzas del Profeta que permitían a las mujeres asistir a la mezquita, y que prohibían a los hombres impedirles hacer tal cosa; las mezquitas estuvieron colmadas de mujeres, yendo y viniendo, tanto en los tiempos del Profeta , como en los sucesivos períodos donde fue posible. Las mujeres venían a la oración, asistían a los sermones y clases, y tomaban parte activa en la vida pública del Islam. Esta era la situación en la época que fue prescrita la oración comunitaria a los musulmanes. Los musulmanes solían rezar en dirección a Bait Al Maqdis (Jerusalén), antes que la Qiblah fuera cambiada por la Sagrada Ka‘bah. Cuando fue revelado el mandato de Allah de tomar a la Ka‘bah como Qiblah, los hombres y mujeres que estaban rezando en dirección a Palestina orientaron sus rostros en dirección a la Ka‘bah, lo cual significó que los hombres y las mujeres tuvieron que cambiar de lugar. [7]
La mezquita fue y continúa siendo el centro de luz y guía para los musulmanes; en este ambiente de pureza se realizan actos de culto y desde su minbar se trasmiten mensajes de veracidad y guía. Desde los albores del Islam, la mujer musulmana ha tenido un rol que jugar dentro de la mezquita.
Existen muchos relatos Sahîh, confirmatorios de la presencia y el rol de las mujeres dentro de la mezquita. Éstos describen cómo las creyentes participaban en el Salâh Al Yumu‘ah, la oración del eclipse, y las oraciones del ‘Îd, respondiendo al llamado del Mu'adhdhin para unirse a la oración.
Un registro de Sahih Muslim nos cuenta que 'Umm Hishâm Bint Hârizah Ibn An Nu‘mân dijo:
"No memoricé (la Sûrah) Qâf, Por el Glorioso Corán...', de otro que no fuese el propio Profeta , ya que él la recitaba desde el minbar todos los viernes, cuando impartía el sermón al pueblo." [8]
El Imâm Muslim también narró que la hermana de ‘Amrah Bint ‘Abd Ar Rahmân dijo:
"Yo aprendí (la Sûrah) 'Qâf, Por el Glorioso Corán...' del propio Profeta , cuando la recitaba todos los viernes desde el minbar." [9]
El Profeta enseñó a los musulmanes a prepararse a sí mismos, y a que se presentaran con un aspecto pulcro y limpio a las oraciones en yamâ‘ah (comunidad), fomentando tanto a hombres como mujeres a tomar un baño (gusl):
"Quien vaya a la yamâ‘ah, sea hombre o mujer, tiene que tomar un baño primero."[10]
Los relatos de Hadîz, también nos narran que Asmâ' Bint Abî Bakr asistió a la oración del eclipse (Salâh Al Kusûf) junto al Profeta . En cierto momento, ella no pudo escuchar las palabras del Profeta claramente, de modo que preguntó a un hombre que estaba cerca lo que él estaba diciendo. Este Hadîz está registrado por Al Bujâri bajo la autoridad de la propia Asmâ':
"El Mensajero de Allah se puso de pie para dirigirse a nosotros (después de la oración del eclipse), y nos habló acerca de la prueba a la que la persona será sometida en la tumba. Al mencionar esto, los musulmanes se alarmaron un tanto, y eso me impidió escuchar la última parte del discurso del Profeta. Cuando el bullicio cesó, le pregunté a un hombre que estaba próximo a mí: '¡Qué Allah te bendiga! ¿Qué fue lo que dijo el Mensajero de Allah al final de su discurso?' Él me dijo: 'Me ha sido revelado que seréis puestos a prueba en la tumba con algo similar en severidad a la prueba del Dayyâl. (Se refiere a la fitnah o sedición de la tumba)" [11]
Al Bujâri y Muslim también recopilaron otro relato de Asmâ', en el cual ella dice:
"Hubo un eclipse solar en tiempos del Profeta . Terminé lo que estaba haciendo, y luego fui hacia la mezquita y vi al Mensajero de Allah de pie (en posición de oración), de modo que me uní a él. Permaneció parado durante tan largo rato que sentí la necesidad de sentarme, no obstante, advertí la presencia de una mujer, quien lucia débil y cansada; así que me dije a mí misma: Esta mujer es más débil que yo, por lo tanto debo continuar de pie. Entonces él inclinó la cabeza permaneciendo en esa posición durante un largo tiempo; a continuación levantó su cabeza y permaneció de pie durante tan prolongado tiempo, que si alguien hubiese llegado en ese momento hubiera pensado que aún no se había inclinado en rukû‘. Él completó la oración cuando terminó el eclipse, luego se dirigió al pueblo alabando y glorificando a Allah primeramente."[12]
Durante esta época dorada del tiempo del Profeta , la mujer musulmana conocía acerca de su religión y estaba deseosa de comprender los eventos y asuntos que preocupaban a los musulmanes, tanto en este mundo como en el próximo. Cuando escuchaba el llamado a la oración, salía apresuradamente hacia la mezquita para oír las palabras del Profeta desde el minbar, guiando y enseñando a la gente. Fâtimah Bint Qais, una de las primeras mujeres emigrantes a Al Madînah, dijo:
"El pueblo era llamado a la oración, por eso salía deprisa junto a las otras hermanas para concurrir a la mezquita y orar con el Mensajero de Allah . Yo me ubicaba en la primera fila de las mujeres, la cual estaba justo detrás de la última de los hombres." [13]
Está claro en los Sahîh anteriormente citados, que las mujeres musulmanas asistían a la mezquita en distintas ocasiones y que esa asistencia era una costumbre ya aprobada en tiempos del Profeta . Cierta vez, una mujer fue atacada cuando iba en camino a la mezquita, sin embargo este incidente nada hizo para que el Profeta tuviera alguna reserva en impedir que las mujeres fueran a la mezquita. Él siguió permitiéndoles el libre acceso y prohibió a los hombres que se lo impidieran, debido al beneficio del tipo espiritual, mental y de otra índole, que hay para ellas al asistir a la mezquita de tiempo en tiempo.
Uâ'il Al Kindi relató que una mujer había sido asaltada por un hombre en la oscuridad de las primeras horas de la madrugada, mientras estaba en camino hacia la mezquita. Ella gritó pidiendo auxilio a un transeúnte. Este hombre se fue a pedir ayuda, y poco tiempo más tarde, un gran grupo de gente acudió a su llamado de auxilio. Entonces, ellos detuvieron al hombre que había pedido ayuda en primera instancia, mientras que su atacante huía. De esa manera, trajeron al inocente ante ella y éste le dijo: "Yo soy quien respondió a tú llamado de auxilio; el otro hombre escapó." Luego lo llevaron ante el Mensajero de Allah y le dijeron que él había asaltado a la mujer y lo habían reducido mientras se estaba escapando." Dijo el hombre. "Yo fui el primero que respondió a su pedido de auxilio en contra de su atacante, pero esta gente me capturó y me trajo aquí. La mujer dijo: "Está mintiendo, él fue quien me atacó." El Mensajero de Allah entonces dijo: 'Llevadlo afuera y apedreadlo.' En ese momento, un hombre se levantó y dijo: 'No lo apedreéis, apedreadme a mí, ya que soy yo quien lo hizo.' Ahora el Mensajero de Allah tenía a tres personas ante él: quien había asaltado a la mujer, quien la había socorrido y la propia mujer. Entonces le dijo al atacante: "En cuanto a ti, Allah te ha perdonado." Luego se dirigió a quien había ayudado a la mujer y le habló con palabras cordiales. ‘Umar dijo posteriormente: "Apedread a quien ha admitido el crimen de adulterio." El Mensajero de Allah entonces dijo: "No, él ya se ha arrepentido ante Allah - Yo pienso que - con un acto de arrepentimiento tan grande que si el pueblo de Al Madînah se arrepintiera de esa forma sería aceptado de ellos."[14]
El Profeta apreciaba las condiciones de las mujeres que asistían a las oraciones comunitarias, por tal razón solía ser benévolo con ellas acortando la plegaria si escuchaba el llanto de un niño, a fin de que la madre no se angustiara - como lo hemos visto en un Hadîz citado anteriormente. Cierta vez retrasó la oración del ‘ishâ', y ‘Umar le llamó diciendo:
"Las mujeres y los niños ya se han ido a dormir." El Profeta salió a la luz y dijo: 'Nadie sobre esta tierra está esperando por esta oración, excepto tú." [15]
Varios de los Sahîh describen cómo acostumbraba a organizar el Profeta la concurrencia de las mujeres a las oraciones comunitarias, por ejemplo: el Hadîz recopilado por Muslim.
"Las mejores filas para los hombres son aquellas situadas adelante y las peores son las de atrás; las mejores filas para las mujeres en cambio, son las de atrás, y las peores son las de adelante". [16]
Otro Hadîz registrado por Al Bujâri aborda el tema de dar espacio a las mujeres para abandonar la mezquita antes que los hombres, después de finalizada la oración. Hind Bint Al Hâriz mencionó que Umm Salamah, la esposa del Profeta , le dijo que en la época del Profeta , las mujeres se levantaban para irse cuando finalizaban las oraciones obligatorias, mientras que el Mensajero de Allah y los hombres que estaban junto a él esperaban hasta que fuera la voluntad de Allah . Cuando el Mensajero de Allah se levantaba para marcharse, entonces los otros hombres recién lo hacían.[17]
Al Bujâri y Muslim, también registraron un Hadîz relativo a cómo deben llamar la atención del Imâm por medio del aplauso las creyentes, para corregirle algo durante la oración. Dijo Sahl Ibn Sa‘d As Sâ‘idi:
"El Mensajero de Allah dijo: '¿Por qué os veo aplaudir tanto?' Quien se percate de algún error en mi oración debe decir: "Subhânallah", y al hacer esto me alertaréis del error. El aplaudir es solamente para las mujeres." [18]
El número de musulmanas que asistía a la mezquita se incrementaba diariamente, hasta que en la época de los Abasíes, llegaron a colmar la explanada de la mezquita, y los hombres no tenían otra elección que orar detrás de ellas. Este fue el veredicto (Fatua) del Imâm Mâlik, tal como fue registrado en Al Mudauuanah Al Kubra: Dijo Ibn Al Qâsim: Pregunté a Mâlik sobre la gente que va a la mezquita y encuentra el patio (de la mezquita) lleno de mujeres, y la propia mezquita llena de hombres ¿pueden aquellos hombres rezar con el Imâm detrás de las mujeres? Mâlik respondió: "Su oración es válida, ellos no necesitan repetirla"[19]
Pero la salida de las mujeres hacia la mezquita no debe ser motivo de conflictos (fitnah). Y las creyentes se deben comportar con arreglo a las enseñanzas islámicas de pureza de pensamiento y comportamiento. Si por alguna razón, existiera el temor de fitnah asociado con la salida de las mujeres hacia la mezquita, entonces es conveniente para ellas orar en el hogar, y deben acatarlo. Esto es lo que está indicado en el Hadîz de Ibn ‘Umar citado anteriormente, en el cual el Profeta dijo:
"No impidáis a vuestras mujeres asistir a la mezquita, aunque sus hogares son preferibles para ellas."
Pareciera que algunos hombres temen la posibilidad de fitnah, y toman esto como excusa para prohibir a sus mujeres ir a la mezquita. Esto se debe a que el Profeta prohibió a los hombres impedir a las mujeres la asistencia a la mezquita de vez en cuando. Esto es lo que fue indicado en la primera parte del Hadîz arriba citado. Otro Hadîz confirma la agudeza del Profeta para con las mujeres que asisten a reuniones en la mezquita, por ejemplo el registro de Muyâhid Ibn ‘Umar: Dijo El Profeta :
"No impidáis a las mujeres asistir a la mezquita de noche." Uno de los hijos de ‘Abdullah Ibn ‘Umar dijo: 'Nosotros no las dejaremos salir afuera, porque provocan la desviación y la sospecha.' Ibn ‘Umar le reprendió y le dijo: 'Os dije que el Mensajero de Allah mencionó tales y cuales cosas y dijisteis: '¡No, nosotros no las dejaremos ir!' "[20]
Bilâl Ibn ‘Abdullah Ibn ‘Umar relató de su padre que el Profeta dijo lo siguiente:
"No neguéis a las mujeres su parte de la mezquita, si ellas piden vuestro permiso." Dijo Bilâl: '¡Por Allah , ciertamente que se lo impediremos (de ir a la mezquita)! ‘Abdullah (su padre) le dijo: "Te dije que el Mensajero de Allah dijo tales y cuales cosas, y tú dices: '¡Ciertamente que se lo impediremos!" [21]
El Profeta dijo:
"No impidáis a vuestras mujeres la asistencia a la mezquita, si ellas buscan vuestro permiso para hacerlo." [22]
"No impidáis a las siervas de Allah asistir a las mezquitas de Allah."[23]
"Si vuestras mujeres (ya sea de vuestra familia, tribu o sociedad) procuran vuestro permiso para ir a la mezquita, entonces dejadlas hacer eso."[24]
Les está permitido a las creyentes participar de las reuniones de los musulmanes en la mezquita, ya que hay tanto provecho por sacar de éstas; no obstante, se aplican ciertas condiciones a este permiso, la más importante de las cuales es que la mujer que vaya a la mezquita no deberá utilizar perfume o maquillaje alguno. Zainab Az Zaqafiiah narró que el Mensajero de Allah dijo:
"Si alguna de vosotras desea concurrir a la oración del ‘ishâ', no deberá usar perfume esa noche."[25]
Otros numerosos Ahâdîz también prohíben a las creyentes el uso del perfume cuando se dirigen hacia la mezquita, por ejemplo el siguiente: "Si alguna de vosotras fuera hacia la mezquita, no deberá usar perfume."[26]
"Cualquier mujer que se haya perfumado con incienso, no deberá asistir a las oraciones del ‘ishâ' con nosotros."[27]