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EL PASO HACIA EL PARAÍSO: La Moderación En El Culto A Dios

EL PASO HACIA EL PARAÍSO
Dichos De Muhammad El Enviado De Dios
El-Imam Al-Nawawi
CAPÍTULO 13
La Moderación En El Culto A Dios

Dios -alabado sea- dijo:
"¡Ta Ha! No te hemos revelado el Corán para que seas desdichado”. El Sagrado Corán (20:1)

Y -alabado sea- dijo también:
"Dios desea hacéroslo fácil y no difícil". El Sagrado Corán (2:185)

101. A'icha (que Dios esté complacido de ella) narró que el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) entró un día en su casa y encontró en ella a una mujer. Preguntó quién era y A'icha le respondió: Es fulanita, conocida por que dedica tanto tiempo a sus oraciones. Dijo: "¡Es demasiado! ¡Haced lo que esté a vuestro alcance. Pues Dios no dejará de recompensaros hasta donde puede alcanzar vuestra constancia". A'icha prosiguió: Lo más agradable del culto para él, era la per­severancia con que se practicaba.

102. Anas (que Dios esté complacido de él) narró: llegaron tres hombres a la casa del Profeta (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) preguntando por sus actos de culto. Pero, una vez informados, les parecían como insuficientes y dijeron: No estamos en situación de compararnos con el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) pues le han sido perdonadas tanto sus anteriores como posteriores faltas. Uno de ellos dijo:     lo que haré será levantarme durante la noche en oración en toda la vida; el segundo dijo: Y yo ayunaré durante el día el resto de mi vida. El tercero dijo: Yo, me abstendré de relacionarme con las mujeres, y no me casaré nunca. Más tarde, el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), les preguntó: ¿Habéis sido vosotros quienes dijeron esto y esto? Si es así, os juro por Dios, que soy el que más teme a Dios de entre vosotros, y el más piadoso; aún así, observo el ayuno un día y lo dejo en otro, y me levanto a orar por la noche pero también me acuesto, y me caso con las mujeres; así, quien rehúse seguir mi ejemplo, no será de los míos”.

103. Ibn Mas'ud (que Dios esté complacido de él) narró que el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "Los extremistas (en la práctica de la religión) buscan su propia perdición". Y lo repitió tres veces.

104. Abu Huraira (que Dios esté complacido de él) narró que el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "La religión es benevolencia. Ningún estricto (extremista) podrá imponerse a la misma. Así que, haced vuestros deberes de un modo apropiado, sincero y moderado, y sed optimistas. Orad a Dios por las mañanas y por las tardes y durante una parte de la noche. Pues con regularidad y moderación alcanzaréis vuestro anhelo (El Paraíso)".

105. Anas (que Dios esté complacido de él) narró que el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) entró, en una ocasión, en la mezquita y encontró una cuerda tendida entre dos pilares de la misma. Así que preguntó: "¿Y, esta cuerda?". Le respondieron: "Esta cuerda es de Zainab -su hija- que se agarra a ella cuando siente fatiga durante la oración". El Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "¡Desatadla! Y que cada uno haga sus plegarias cuando se siente ágil, pero si se encuentra cansado, que descanse".

106. A'icha (que Dios esté complacido de ella) narró que el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "Si uno tuviera sueño durante la oración, que se acueste hasta que haya abandonado el sueño. Pues si uno tiene sueño durante la oración, no sabrá si estará pidiendo perdón a Dios o maldiciéndose".

107. Wah'b Ibn Abdulah (que Dios esté complacido de él) narró que el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) había hermanado entre Salman y Abu Al Dardá. En una ocasión, Salman fue a visitar a Abu Al Dardá, encontrando a la esposa de su hermano con ropa del trabajo cotidiano (sin arreglarse) y la preguntó: ¿Qué te ocurre? Ella le respondió: ¡Es tu hermano Abu Al Dardá! Parece que no tiene interés en esta vida. Más tarde, Salman fue en busca de Abu Al Dardá y le preparó una comida, pero Abu Al Dardá le dijo: ¡Come tú! Pues estoy en ayunas. Pero Salman le insistió: "No tocaré la comida hasta que comas tú". Abu Al Dardá accedió y comió. Cuando se hizo de noche, Abu Al Dardá se levantó para comenzar sus oraciones prerroga­tivas, pero Salman le pidió: ¡Acuéstate!. Más tarde, Abu Al Dardá se levantó otra vez para orar, y Salman le dijo ¡Acuéstate!. A última hora de la noche Salman se levantó y despertó a Abu Al Dardá diciendo: ¡Levántate ahora!. Ambos llevaron a cabo las oraciones prerrogativas, y a su término, Salman dijo: ¡Dios tiene derecho sobre ti y tu cuerpo tiene también derecho sobre ti; así mismo tu familia tiene derecho sobre ti. De este modo, has de dar a cada uno lo que es su derecho.
Abu Al Dardá se marchó al encuentro del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y le contó cuanto le había sucedido. El Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "Salman dijo la verdad" (Salman estuvo acertado, verídico).

108. Hanzala Ibn Al Rabi' Al Usaidi (que Dios esté complacido de él) narró: En una ocasión, me encontré con Abu Bakr (que Dios esté complacido de él) quien me preguntó: ¿Oh Hanzala, cómo te encuentras? Le respondí: ¡Temo haberme vuelto hipócrita! Sorprendido, me dijo: ¿Qué me dices?. Respondí: "Cuando nos encontramos reunidos con el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) él nos habla del Paraíso y del Fuego, describiéndolos como si los viéramos con nuestros propios ojos, pero una vez que le dejamos, nos absorbe la preocupación por las mujeres, los niños y el trabajo (las ganancias, posesiones), y por ello, olvidamos tanto (lo que el Profeta nos enseñó). Abu Bakr asintió: ¡Por Dios! a mí me sucede algo parecido.
Los dos fuimos a ver al Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y le dije: ¡Oh Enviado de Dios! Temo haberme vuelto hipócrita! El enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) preguntó: ¿Y, cómo es eso?.
Dije Cuando nos reunimos contigo, tú nos haces recordar el Paraíso y el Fuego, como si los viéramos con nuestros propios ojos, pero una vez que te dejamos, nos absorbe la preocupación por las mujeres, los hijos y los trabajos y, por ello olvidamos mucho (tus palabras).
El Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "¡Por Dios! (en cuyas manos se encuentra mi alma) si perseveráis la situación en la que os encontréis en mi presencia, recordando a Dios, los ángeles (os hubieran tendido la mano para saludaros) aunque estuvierais en vuestros lechos o en vuestros caminos. Pero, ¡Oh, Hanzala! Dedica una hora para una cosa y una para la otra" y lo repitió tres veces.

109. Ibn Abbas (que Dios esté complacido de él) narró que en cierta ocasión, el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) se encontraba dando un discurso. Todo el mundo se había sentado excepto un hombre que se mantenía de pie. Así que el Profeta preguntó por ello y le respondieron: Este es Abu Israil, hizo votos para estar de pie al sol, así que no se sentará ni buscará la sombra y tampoco hablará, además de guardar el ayuno. El Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: ¡Ordenadle! Que hable y busque la sombra. Que se siente y cumpla con el ayuno de hoy".

Selección y Prologo: Prof. Dr. M.M Al-Azami
Traducción de texto: Ahmed M. Safi
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