El Verdadero Musulmán Es Tolerante Y Sabe Perdonar
El verdadero musulmán que se adhiere a las enseñanzas de su religión es tolerante y sabe perdonar. La tolerancia es una noble característica humana que está muy recomendada en el Corán, donde aquellos que logran esta virtud se ven como el ejemplo supremo de piedad en el Islam y son incluidos en el grupo de los que realizan el bien y han tenido éxito en ganarse el amor y la complacencia de Allah:
{Quienes hacen caridad, tanto en los momentos de holgura como en la estrechez, controlan su cólera y perdonan a los hombres, sepan que Allah ama a los benefactores.} [3:134]
Tales personas han suprimido su enojo y han olvidado los rencores. Ellos se han librado de la carga del odio y han entrado en un nuevo ámbito donde prevalece la tolerancia y el perdón.
Ellos han purificado sus corazones y han obtenido una conciencia tranquila, pero lo más importante es que han logrado el amor y la complacencia de Allah.
La tolerancia y el perdón son actitudes sublimes que sólo pueden lograr aquellos cuyos corazones están receptivos a la guía del Islam y a sus honradas enseñanzas. Ellos prefieren perdonar y así obtener la recompensa de Allah, en vez de la venganza.
Con el mejor estilo y elocuencia el Corán motiva al alma humana para lograr este nivel difícil y elevado. El Islam permite al oprimido defenderse y resistirse a esa opresión y agresión. También permite obtener una indemnización por un daño (ojo por ojo), pero no le permite al hombre que ha sido víctima del mal la venganza. Más bien, lo lleva suavemente hacia el nivel de la paciencia, la tolerancia y el perdón, y a tener determinación y autocontrol:
{Cuando se cometa un delito pasible de la ley del talión, aplicadla [o aceptad una indemnización en compensación por el daño sufrido]; pero quienes sepan perdonar [la injusticia que se les haya cometido] serán recompensados por Allah, y sabed que Él no ama a los injustos. Y quien se defienda cuando sea tratado injustamente, no incurrirá en falta. Ciertamente los que incurren en falta son quienes oprimen a los hombres, y siembran injustamente la corrupción en la Tierra; éstos sufrirán un castigo doloroso. Sabed que [Allah recompensará a] quien es paciente y sabe perdonar porque tiene entereza y resolución.} [42:40-43]
Cuando Abû Bakr (R) se vio afectado por el dolor debido a la calumnia que había oído de parte de algunos mentirosos contra su hija, ‘Â'ishah (R), él juró que dejaría de ayudar a aquellos ingratos que habían calumniado y pecado con sus mentiras. Pero Allah reveló:
{Que los benefactores y los adinerados no juren dejar de asistir a los parientes, a los pobres y a quienes dejaron sus hogares por la causa de Allah [debido a su participación en la calumnia a ‘Â'ishah], y que los perdonen y les disculpen. ¿Acaso no amáis ser perdonados por Allah? Allah es Indulgente, Misericordioso.} [24:22]
Las interacciones entre los individuos en una comunidad musulmana no son basadas en culpar, censurar y vengarse por cada problema mayor o menor. Más bien se basan en la tolerancia, el perdón y la paciencia. Ésta es la enseñanza del Islam, y a esto nos estimula el Corán:
{No se equipara obrar el bien y obrar el mal. Si eres maltratado responde con una buena actitud [sabiendo disculpar], y entonces verás que aquel con quien tenías una enemistad se convertirá en tu amigo ferviente. Esto no lo lograrán sino quienes son perseverantes y pacientes; no lo lograrán sino quienes [por su buena actitud] reciban una gran recompensa [en esta vida y la otra].} [41:34-35]
Si el mal siempre es devuelto con mal, el resultado será intenso odio y amargos rencores. Pero si el mal se devuelve con bien, ello extinguirá el odio de las personas y las tranquilizará quitando sus rencores. Los enemigos se harán verdaderos amigos cuando uno de ellos le hable con palabras amables o le sonría compasivamente al otro. Ésta es una gran victoria para quien rechaza el mal con el bien, y sólo logran esto las personas que son muy afortunadas, como lo explica el Corán. Tales personas responden al mal que enfrentan con una dosis de paciencia, y lo rechazan con algo bueno.
Ésta es la actitud de un musulmán en una comunidad de creyentes. Muchos versículos del Corán refuerzan este mensaje y buscan infundir esta actitud en los corazones de los creyentes. Así el Corán les dice a los creyentes que repriman su enojo en tales situaciones, perdonen y pasen por alto las faltas de otros cortésmente, para que ningún rastro de odio, resentimiento o malicia permanezca:
{Perdona [a los incrédulos ¡Oh, Muhammad!] y toléralos.} [15:85]
También tenemos los Aĥâdîz que tratan sobre esta actitud humana noble de perdonar y tolerar. Estos Aĥâdîz también estimulan a que ésta actitud sea establecida en los corazones de los musulmanes, y describen la manera práctica en que deberían afectar su comportamiento. Éste es el ejemplo del Profeta (B y P), el líder y el educador de los musulmanes, que debe ser seguido y aplicado.
‘Â'ishah (R) dijo:
‘El Profeta (B y P) nunca golpeó a una persona, mujer o sirviente con su mano, excepto cuando estaba luchando por la causa de Allah, y nunca atacó o buscó venganza, excepto cuando se violaba una de las leyes de Allah, por lo que tomaba venganza por la causa de Allah’.[1]
Él aplicó las órdenes de Allah:
{[¡Oh, Muhammad!] Ante todo, elige perdonar, ordena el bien y apártate de quienes se comportan contigo en forma ignorante.} [7:199]
{Si eres maltratado responde con una buena actitud [sabiendo disculpar]...} [41:34]
El Profeta (B y P) era un ejemplo único de esta actitud sublime que abarcó a todas las personas. Él nunca devolvió mal con el mal, más bien lo rechazaba con una actitud de perdón, mientras ordenaba lo que era correcto y perdonaba al ignorante. Él siempre rechazó el mal con algo mejor.
Anas (R) dijo:
Estaba caminando junto al Mensajero de Allah (B y P), y él llevaba una capa de Nayrân. Un beduino se le acercó y lo agarró violentamente de su capa, a tal punto que se le vio el hombro al Profeta y pude ver la marca en su cuello debido al tironeo. Entonces el beduino dijo: ¡Oh, Muhammad! Ordena que se me dé algo de las riquezas que Allah te ha otorgado. El Profeta (B y P) lo miró y sonrió, luego pidió que se le diera algo.[2]
Su clemencia estaba tan arraigada en su tierno corazón que hasta perdonó a la mujer judía que le envió la carne de cordero envenenada, como Al Bujâri, Muslim y otros narran. Esta mujer judía envió de regalo carne de cordero envenenada al Profeta (B y P). Él y un grupo de sus Compañeros empezaron a comerla, entonces él dijo: "Dejad e comer, pues está envenenada". La mujer fue traída en presencia del Profeta (B y P) y él le preguntó: "¿Qué te motivó a hacer lo que hiciste?" Ella dijo: Quise saber si realmente eras un Profeta porque en tal caso Allah te salvaría y el veneno no te dañaría. En cambio, si eras un falso Profeta, nos hubiéramos librado de ti". Los Compañeros preguntaron: ¿La podemos matar? Él contestó que no y la perdonó.
Cuando la tribu de Daus se rebeló y se negó a seguir las órdenes de Allah y de Su Mensajero, At Tufail Ibn ‘Amr Ad Dausi le dijo al Profeta (B y P): La tribu de Daus se ha rebelado, ruega a Allah en contra de ellos. El Profeta (B y P) encaró hacia la Qiblah, levantó sus manos, y las personas dijeron: Ellos están acabados. Pero el Profeta (B y P), que era misericordioso y tolerante, no quiso ver el castigo de Allah sobre ellos, entonces dijo: "¡Oh, Allah! Guía a la tribu de Daus y tráela aquí ¡Oh, Allah! Guía a la tribu de Daus y tráela aquí ¡Oh, Allah! Guía a la tribu de Daus y tráela aquí".[3]
El Profeta (B y P) infundió en los corazones de los musulmanes una actitud perdonadora y tolerante, incluso cuando se enfrentaban con la aspereza y los boicots de sus enemigos. Con la visión profunda que Allah le había otorgado, él entendió que las personas responden bien a la tolerancia y no a la aspereza. Por consiguiente cuando ‘Uqbah Ibn ‘Âmir le preguntó: ¡Oh, Mensajero de Allah! Dime cuál es el mejor acto, él le dijo: "¡Oh, ‘Uqbah! Mantén los lazos de parentesco con aquellos que lo cortan, dale al que te ha privado, y no busques vengarte del que te hizo daño". Y según otra narración dice: "Perdona al que te hizo el mal" [4].