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El Verdadero Musulmán Es Amistoso Y Amable

El musulmán que de verdad entiende las enseñanzas de su religión es benévolo, amigable y amable. Él se mezcla con las personas y se lleva bien con ellas. Esto debe ser una característica del musulmán que entiende que mantenerse en contacto con las personas y ganarse su confianza son parte de los deberes más importantes del musulmán. Es un medio eficaz para transmitirles el verdadero mensaje, y exponerles sus valores morales, porque las personas sólo escuchan a aquellos a quienes les caen bien, confían y aceptan. Hay muchos Aĥâdîz que recomiendan que la persona sea amigable y querida por los demás. Tal persona es uno de esos escogidos queridos por el Profeta (B y P), y estará más cerca él en el Día de la Resurrección: 

"¿Queréis que os informe quién de vosotros es más querido para mí y estará más cerca de mí en el Día de la Resurrección?" Y lo repitió dos o tres veces. Luego ellos dijeron: Sí ¡Oh, Mensajero de Allah! Él dijo: "Aquellos de vosotros que tengan la mejor conducta y el mejor carácter".[1] Algunos relatos agregan: "Aquellos que sean humildes, que se lleven bien con la gente y que la gente se sienta cómoda con él". 

Uno de los atributos del creyente es que se lleva bien con los demás, y las personas se sienten cómodas con él. Le agrada la gente y a la gente él les agrada. Si esto no es así, no podrá transmitir el Mensaje ni lograr algo de importancia. Quien no sea ésta su situación no hay nada bueno en él, como lo dice el siguiente Ĥadîz

"El creyente se lleva bien con las personas y ellas se sienten cómodas con él. No hay beneficio en el que no se lleva bien con las personas y con quien ellas no se sienten cómodas".[2] 

El Profeta (B y P) dio el ejemplo más elevado del buen comportamiento con las personas. Él sabía como ablandar sus corazones, y nos exhortó a seguirlo en las palabras y acciones. Él demostró como alcanzar los corazones de las personas y ganar su amor y admiración. Él siempre era alegre y amable, nunca áspero. Cuando llegaba a una reunión se sentaba donde había un espacio libre, y le decía a sus seguidores que hicieran lo mismo. Él trataba a todos con equidad y justicia, para que nadie que estuviese presente en la reunión sintiera que otro recibía un trato preferencial. Si alguien se le acercaba y le pedía algo él se lo daba, o por lo menos respondía con afectuosas palabras. Su buena actitud beneficiaba a todos y era como un padre para ellos. Las personas reunidas a su alrededor eran iguales, sólo se distinguían por el nivel de Taqua. Ellos eran humildes, respetaban a los mayores, mostraban compasión hacia los niños, le daban prioridad a los necesitados y cuidaban a los extraños. 

El Profeta (B y P) nunca defraudaba al que se le acercaba con un pedido. Hay tres características que jamás tuvo: Discutir, hablar demasiado, y meterse en lo que no era de su incumbencia. 

Hay tres cosas que jamás les hizo a las personas: Nunca criticó a ninguno, nunca dijo: "¡Qué vergüenza!" a nadie, y nunca buscó las faltas de los demás. Él siempre buscaba la recompensa de Allah. Cuando le hablaba a las personas que estaban a su alrededor, éstas lo escuchaban atentamente, sentándose como si tuviesen pájaros encima de sus cabezas. Cuando estaba callado, ellos hablaban. Ellos nunca discutían en su presencia. Le sonreían a quien él le sonreía, y se impresionaban por lo mismo que él se impresionaba. Él tuvo paciencia con un extraño que fue áspero en sus demandas. Él dijo: "Si vosotros veis a alguien con una necesidad, ayudadlo". Nunca aceptaba los elogios excepto de quienes estaban agradeciéndole un favor, y nunca interrumpió a alguien que estaba hablando, sino que esperaba hasta que esa persona terminaba de hablar, o se ponía de pie. 

‘Â'ishah (R) nos relató que él era cauto con las peores clases de personas, y les hablaba suavemente y los trataba bien. Un hombre pidió permiso para entrar y ver al Profeta (B y P), y él dijo: "Dejadlo entrar ¡Qué pésimo hijo de su tribu!". Cuando el hombre entró, el Profeta (B y P) lo trató amablemente. ‘Â'ishah le dijo: ¡Oh, Mensajero de Allah! Tú dijiste tal cosa, pero luego le hablaste amablemente. Él dijo: "¡Oh, ‘Â'ishah! Las peores personas ante Allah son aquellas de las que la gente se aparta o aleja porque temen su manera dura de hablar".[3] 

El verdadero musulmán sigue los pasos del Profeta (B y P) en sus relaciones con todas las personas, sean ellas buenas o malas, para que sea querido y aceptado por ellas.


[1] Transmitido por Aĥmad. Su Isnâd es Yaiid
[2] Transmitido por Aĥmad y Al Bazzâr. Todos los transmisores del Isnâd de Aĥmad son Riyâl As Saĥîĥ
[3] Transmitido por Al Bujâri y Muslim
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