El Verdadero Musulmán No Entra En Una Casa Ajena Sin Que Le Den Permiso
El musulmán que es consciente de los buenos modales prescritos por el Islam no entra en una casa que no sea la suya sin el permiso correspondiente. Pedir permiso es una orden divina que no debe ser ignorada:
{¡Oh, creyentes! No entréis en ninguna casa que no sea la vuestra sin antes pedir permiso y saludar a su gente. Esto es lo mejor para vosotros, recapacitad pues [y obrad correctamente]. Si no encontráis a nadie en ella no ingreséis hasta que se os dé permiso. Y si se os dijera: ¡No entréis!, entonces marchaos, pues ello es lo más correcto. Y Allah bien conoce lo que hacéis.} [24:27-28]
Entrar en las casas de las personas sólo queda libre de sospechas cuando se hace con el permiso correspondiente. No se debe espiar, curiosear, entrar o salir ilícitamente, de una forma que de lugar a dudas y sospechas. Pedir permiso es mejor y más honrado para la reputación del visitante y del residente. Esto es lo que Allah quiso para Sus siervos creyentes, por eso Él les ordenó que pidan permiso.
Hay ciertos modales cuando se pide permiso que el Islam le infunde al musulmán que siga siempre que quiera visitar a alguien:
1- No debe esperar de pie delante de la puerta, sino a la derecha o a la izquierda de ella. Esto es lo que el Mensajero de Allah (B y P) hacía. ‘Abdullah Ibn Busr, Compañero del Profeta (B y P), dijo:
Siempre que el Profeta (B y P) se acercaba a la puerta de una casa solicitando permiso para entrar, no esperaba de pie delante de la puerta, sino que lo hacía a la derecha o a la izquierda de ella. Si se le daba permiso, entraba, de lo contrario se marchaba.[1]
El sentido de pedir permiso es proteger la privacidad, como Sahl Ibn Sa‘d (R) informó del Profeta (B y P):
"Pedir permiso ha sido establecido para impedir que se vea lo que no tiene que verse".[2]
Por eso el que pide permiso no debe esperar de pie delante de la puerta, sino a la derecha o a la izquierda de ella, para evitar ver algo que los moradores no quieren que se vea si la puerta está abierta.
2- Debe saludar y después pedir permiso. Pedir permiso antes de decir el Salâm es incorrecto. Ésta es la enseñanza del Profeta (B y P), como lo relató Rib‘i Ibn Ĥirâsh:
Un hombre perteneciente a la tribu de Banû ‘Âmir nos dijo que él había pedido permiso para entrar y ver al Profeta (B y P) que estaba en una casa. Dijo: ¿Puedo entrar? El Mensajero de Allah (B y P) le dijo a su sirviente: "Ve afuera y enséñale a esta persona cómo debe pedir permiso para entrar. Dile que diga: As salâmu ‘alaikum ¿Puedo entrar?" El hombre lo oyó y dijo: As salâmu ‘alaikum ¿Puedo entrar? Entonces el Profeta (B y P) le dio permiso y entró.[3]
3- La persona que está pidiendo permiso debe identificarse claramente cuando se le pregunta: ¿Quién es? Tiene que dar su nombre o Kuniah. No debe contestar de una forma ambigua, como: Soy yo, dado que estas palabras no clarifican la identidad de una persona.
Yâbir (R) dijo: Fui a ver al Profeta (B y P) y golpeé la puerta. Él preguntó: "¿Quién es?" Yo contesté: Yo. Y él dijo "¿Yo? ¿Yo?" como detestando esa manera de contestar.[4]
El Profeta (B y P) nos enseñó que la Sunnah al pedir permiso para entrar es manifestar el nombre de uno claramente. Esto es lo que él y sus nobles Compañeros hacían.
Abû Dharr (R) dijo:
Salí una noche y vi al Mensajero de Allah (B y P) caminando solo. Entonces empecé a caminar bajo las sombras producidas por la luz de la luna. Él me vio y dijo: "¿Quién está ahí?" Y yo contesté: Abû Dharr.[5]
Umm Hâni' (R) dijo:
Fui a la casa del Profeta mientras él se estaba bañando. Fâtimah lo estaba cubriendo, y él dijo: "¿Quién es?" Yo dije: Umm Hâni'.[6]
4- Debe marcharse si no le dan permiso para entrar, sin ofenderse ni enojarse. Esto es lo que Allah nos ordena en el Corán:
{Y si se os dijera: ¡No entréis!, entonces marchaos, pues ello es lo más correcto. Y Allah bien conoce lo que hacéis.} [24:28]
El Profeta (B y P) nos enseñó que se debe pedir permiso sólo tres veces, si se nos da permiso para entrar lo hacemos, de lo contrario nos marchamos. Abû Mûsa Al Ash‘ari (R) dijo: El Mensajero de Allah (B y P) dijo: "Pedid permiso para entrar tres veces, si se os da permiso entrad, de lo contrario marchaos".[7]
Una vez Abû Mûsa le pidió permiso a ‘Umar para entrar y no le fue dado, entonces se marchó. ‘Umar lo llamó para que regrese, y tuvieron una conversación sobre el tema de pedir permiso y marcharse. A continuación citaremos esa conversación, para demostrar la preocupación de los Saĥâbah en conocer y aplicar las enseñanzas del Profeta (B y P). Abû Mûsa dijo:
Pedí permiso para entrar y ver a ‘Umar tres veces y no se me otorgó, entonces me marché. ‘Umar me mandó a llamar y me dijo: ¡Oh, siervo de Allah! ¿Por qué no esperaste un poco más? Dije: Pedí permiso tres veces y no se me autorizó, por eso me marché. Él dijo: ¿De quién has escuchado esto? Le dije: Lo escuché del Profeta (B y P). Me dijo: Se ve que has escuchado del Profeta (B y P) algo que nosotros no hemos escuchado. Si no traes alguna evidencia sobre esto haré de ti un ejemplo. Entonces fui a la mezquita y encontré en ella a un grupo de los Ansâr que estaban sentados. Yo les pregunté por el tema en cuestión y me dijeron: ¿Acaso hay alguien que duda respecto a este tema? Entonces les dije lo que ‘Umar había dicho. Ellos me dijeron: Sólo los más jóvenes de nosotros irán contigo. Por eso fui con Abû Sa‘îd Al Judri o Abû Mas‘ûd a ver a ‘Umar, y le dijo: Nosotros salimos con el Profeta (B y P) a visitar a Sa‘d Ibn ‘Ubâdah. Cuando llegamos a su casa, el Profeta (B y P) dijo el Salâm, pero nadie nos dio permiso para entrar. El Profeta (B y P) dijo una segunda y una tercera vez el Salâm, pero ningún permiso nos fue dado para entrar. Luego dijo: "Nosotros hemos hecho lo que debíamos". Y nos marchamos. Pero Sa‘d salió a nuestro encuentro y dijo: ¡Oh, Mensajero de Allah! Por Aquel que te envió con la Verdad, cuando tú me decías el Salâm yo te contestaba con voz baja para que reiteradas veces me saludases, y así yo incrementaba el Salâm para mí y mi familia. Luego Abû Mûsa dijo: Por Allah que con honestidad te estaba informando las palabras del Mensajero de Allah. Y ‘Umar le dijo: Estoy de acuerdo, pero quise estar seguro.[8]
En otro relato narrado por Al Bujâri y Muslim, se ha declarado que cuando este Ĥadîz fue probado (dado que ‘Umar quería escucharlo no de un solo Compañero), ‘Umar se reprendió así mismo diciendo: No aprendí una de las enseñanzas del Mensajero de Allah por haber estado ocupado haciendo negocios.