Enviado por admin el Sáb, 01/11/2014 - 23:47
Muhammad, la paz sea con él, ha cumplido los 53 años. Un árabe, un hombre del desierto que nació huérfano; que tuvo que trabajar en distintos oficios; que pasó hambre y sufrió persecuciones; un hombre a esa edad, lo natural y lógico es que buscase tranquilidad reposo, para pasar los últimos años de su vida en sosiego y paz.
Pero Muhammad, la paz sea con él, es un sumiso a Dios: un profeta, con un espíritu joven, ardiente y apasionado, al servcio de los creyentes y de la causa de Dios. Ahora las circunstancias o la Divina Providencia le exigen una nueva responsabilidad: la del poder temporal; la de jefe militar.