El verdadero musulmán que entiende las enseñanzas del Islam sabe que la religión llama al amor, al contacto frecuente, a tenerse afecto mutuamente, y también que es la religión que ha prohibido que los hermanos en la fe se odien o se abandonen. El Islam ha explicado que dos personas que de verdad se quieren por la causa de Allah no se separan por la primera pequeña ofensa que uno de ambos puedan cometer, porque la unión entre ellos por la causa de Allah es muy sólida como para ser quebrada por materias menores.
En otro Ĥadîz, el Profeta (B y P) confirmó que este sentimiento entre los creyentes es una condición que concederá la entrada al Paraíso al que lo tiene. En un Ĥadîz transmitido por el Imâm Muslim de Abû Hurairah, el Profeta (B y P) dijo:
Muchos Aĥâdîz describen la jerarquía de dos personas que se quieren mutuamente por la causa de Allah, y describe la elevada posición en el Paraíso que Él les ha prometido, y el gran honor que Él les dará el día que la humanidad sea resucitada para encontrarse con el Señor de los Mundos. Entre ellos está el Ĥadîz que describe a los siete que estarán bajo la sombra de Allah cuando no haya más sombra que la Suya:
Uno de los rasgos distintivos más prominentes del verdadero musulmán es su amor por sus amigos y hermanos en la fe, un amor que es puro, que no tiene ningún interés mundano ni doble intención. Éstos son los verdaderos hermanos que se aman, cuya pureza deriva de la luz proveniente de la guía islámica; viéndose sus efectos reflejados en el comportamiento de los musulmanes, y siendo un caso único en la historia de las relaciones humanas.
La actitud en el trato a los vecinos está bien arraigada en la conciencia del musulmán y es uno de los rasgos más característicos que lo distingue ante Allah y las personas. El verdadero musulmán que ha crecido bajo las enseñanzas del Islam no puede sino ser el mejor de los compañeros y el mejor de los vecinos. Él es como lo describió el Profeta (B y P):
El verdadero musulmán no se olvida del sistema preciso que estableció el Islam cuando prescribió el buen trato a los vecinos. El Islam le dio la prioridad al vecino cuya casa está más cercana, luego a la que le sigue en proximidad, y así sucesivamente. Esto tiene en cuenta la proximidad de los vecinos cuyas casas están cerca entre sí, los problemas que puedan surgir entre ellos y la importancia de mantener la amistad y la armonía.
El verdadero musulmán no restringe su buen trato a los vecinos que están relacionados con él o son musulmanes, sino que lo extiende también a los vecinos que no son musulmanes, para que la tolerancia del Islam pueda extenderse a todas las personas sin tener en cuenta su raza o religión. El eminente Saĥâbi ‘Abdullah Ibn ‘Amr había sacrificado una oveja y le preguntó a su sirviente: ¿Le has enviado un poco de carne a nuestro vecino judío?
El musulmán que entiende las enseñanzas de su religión se apresura para tratar a su vecino de la mejor manera posible. Nada es insignificante cuando se trata de respetar al vecino, como piensan algunas personas ignorantes. Ellos pueden pensar en algo que es demasiado pequeño para regalar, y por eso se privan de hacerlo, privándose así de mucha bondad. El Profeta (B y P) se dirigió en particular a las mujeres, debido a que muchas de ellas pueden sentir demasiada timidez para ofrecer un regalo pequeño a un vecino:
Nosotros comprendemos que la miseria que le ha acontecido a la humanidad a lo largo de la historia ha ocurrido debido a la falta de verdaderos musulmanes en posiciones de autoridad, y debido a la falta de aplicación de verdaderos principios islámicos. Por eso hay miseria, pobreza, explotación, hambre y carencia, al mismo tiempo que la humanidad ha conquistado el espacio, lanzado cohetes y satélites, y puso a los hombres en la luna.