Enviado por admin el Vie, 12/04/2015 - 16:30
Alí (que Dios esté complacido de él) narró: En una ocasión, asistimos a un funeral en Baquí el Gardaq. Allí llegó el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y se sentó, al tiempo que fuimos sentándonos a su alrededor. El llevaba un cayado. Inclinó la cabeza y comenzó a escarbar con su cayado, luego dijo: "A cada uno de vosotros le fue designado ya su puesto en el Fuego o en el Paraíso"....