Enviado por admin el Vie, 11/27/2015 - 19:10
A'icha (que Dios esté complacido de ella) narró que, cuando alguna persona que padecía enfermedad o sufría de una llaga o herida venía para quejarse ante el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), éste indicaba con el dedo índice hacia la tierra hasta tocarla luego lo levantaba y decía: "¡En el nombre de Dios! Este es el polvo de nuestra tierra, mezclado con nuestra propia saliva; y con ella, que sea sanado nuestro enfermo, con la orden de nuestro Señor".