Nosotros comprendemos que la miseria que le ha acontecido a la humanidad a lo largo de la historia ha ocurrido debido a la falta de verdaderos musulmanes en posiciones de autoridad, y debido a la falta de aplicación de verdaderos principios islámicos. Por eso hay miseria, pobreza, explotación, hambre y carencia, al mismo tiempo que la humanidad ha conquistado el espacio, lanzado cohetes y satélites, y puso a los hombres en la luna.
El musulmán que entiende las enseñanzas de su religión se apresura para tratar a su vecino de la mejor manera posible. Nada es insignificante cuando se trata de respetar al vecino, como piensan algunas personas ignorantes. Ellos pueden pensar en algo que es demasiado pequeño para regalar, y por eso se privan de hacerlo, privándose así de mucha bondad. El Profeta (B y P) se dirigió en particular a las mujeres, debido a que muchas de ellas pueden sentir demasiada timidez para ofrecer un regalo pequeño a un vecino:
El verdadero musulmán no restringe su buen trato a los vecinos que están relacionados con él o son musulmanes, sino que lo extiende también a los vecinos que no son musulmanes, para que la tolerancia del Islam pueda extenderse a todas las personas sin tener en cuenta su raza o religión. El eminente Saĥâbi ‘Abdullah Ibn ‘Amr había sacrificado una oveja y le preguntó a su sirviente: ¿Le has enviado un poco de carne a nuestro vecino judío?
El verdadero musulmán no se olvida del sistema preciso que estableció el Islam cuando prescribió el buen trato a los vecinos. El Islam le dio la prioridad al vecino cuya casa está más cercana, luego a la que le sigue en proximidad, y así sucesivamente. Esto tiene en cuenta la proximidad de los vecinos cuyas casas están cerca entre sí, los problemas que puedan surgir entre ellos y la importancia de mantener la amistad y la armonía.
La actitud en el trato a los vecinos está bien arraigada en la conciencia del musulmán y es uno de los rasgos más característicos que lo distingue ante Allah y las personas. El verdadero musulmán que ha crecido bajo las enseñanzas del Islam no puede sino ser el mejor de los compañeros y el mejor de los vecinos. Él es como lo describió el Profeta (B y P):
Uno de los rasgos distintivos más prominentes del verdadero musulmán es su amor por sus amigos y hermanos en la fe, un amor que es puro, que no tiene ningún interés mundano ni doble intención. Éstos son los verdaderos hermanos que se aman, cuya pureza deriva de la luz proveniente de la guía islámica; viéndose sus efectos reflejados en el comportamiento de los musulmanes, y siendo un caso único en la historia de las relaciones humanas.
Muchos Aĥâdîz describen la jerarquía de dos personas que se quieren mutuamente por la causa de Allah, y describe la elevada posición en el Paraíso que Él les ha prometido, y el gran honor que Él les dará el día que la humanidad sea resucitada para encontrarse con el Señor de los Mundos. Entre ellos está el Ĥadîz que describe a los siete que estarán bajo la sombra de Allah cuando no haya más sombra que la Suya:
En otro Ĥadîz, el Profeta (B y P) confirmó que este sentimiento entre los creyentes es una condición que concederá la entrada al Paraíso al que lo tiene. En un Ĥadîz transmitido por el Imâm Muslim de Abû Hurairah, el Profeta (B y P) dijo:
El verdadero musulmán que entiende las enseñanzas del Islam sabe que la religión llama al amor, al contacto frecuente, a tenerse afecto mutuamente, y también que es la religión que ha prohibido que los hermanos en la fe se odien o se abandonen. El Islam ha explicado que dos personas que de verdad se quieren por la causa de Allah no se separan por la primera pequeña ofensa que uno de ambos puedan cometer, porque la unión entre ellos por la causa de Allah es muy sólida como para ser quebrada por materias menores.
Si se enfada con su hermano, el verdadero musulmán reprime su enojo y se apresura en perdonarlo, y no siente vergüenza haciendo eso. Más bien, él lo ve como una buena acción que lo acercará más a Allah y hará que se gane Su amor que Él sólo da a aquellos que hacen el bien:
{Quienes hacen caridad, tanto en los momentos de holgura como en la estrechez, controlan su cólera y perdonan a los hombres, sepan que Allah ama a los benefactores.} [3: 134]
El musulmán siempre debe ser puro de corazón y de semblante alegre. Siempre debe encontrarse con sus hermanos con una sonrisa, como el Profeta (B y P) dijo:
"No desestimen cualquier buena acción aunque sea simplemente saludar a vuestro hermano con una sonrisa".[1]
El Islam infunde en sus seguidores las características de bondad y fidelidad hacia los amigos, incluyendo a los amigos de nuestros padres como ya lo hemos citado en el capítulo 3 ‘El musulmán y sus padres’. Así, el verdadero musulmán aprecia el valor de la fidelidad, y el valor de los lazos de hermandad y amistad. Los libros de nuestra herencia islámica están llenos de ejemplos de bondad y hermandad que los Salaf aplicaban en sus vidas cotidianas para poder ser ‘los mejores de la humanidad’.
El verdadero musulmán que está adherido a las enseñanzas y a los valores de su religión es amable con sus hermanos y es amigable hacia ellos. En esto, él está siguiendo la guía del Islam que estimula las buenas virtudes.
El verdadero musulmán no difunde chismes o murmura sobre sus hermanos y amigos, ni habla en contra de ellos. Él sabe que el chisme es Ĥarâm, el Corán dice al respecto:
Entre los buenos modales del verdadero musulmán están: No agota a sus hermanos y amigos con argumentos inútiles, no los incomoda con chistes perjudiciales, y no rompe las promesas que les ha hecho. De esta manera, él sigue la guía del Profeta (B y P):
El verdadero musulmán es generoso, y gasta libremente en sus hermanos y amigos. Naturalmente sus hermanos y amigos deben ser creyentes piadosos, como el Profeta (B y P) dijo:
"No tomes por amigo sino a un creyente, y sólo permite que una persona virtuosa coma de tu comida".[1]
El musulmán sincero que de verdad desea para su hermano lo que desea para sí mismo no se olvida de orar por su hermano en su ausencia, siendo esto una demostración del amor y del cuidado por su hermano. Él sabe que ésta es una súplica respondida rápidamente, porque se caracteriza por la sinceridad y la pureza. El Profeta (B y P) dijo:
El musulmán que es consciente de las enseñanzas de su religión es una persona sociable, porque tiene una misión en la vida, y aquellos que tienen una misión en la vida tienen que estar en contacto con las personas, mezclarse con ellos y tratarlos.