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La Verdadera Musulmana Ella No Imita A Los Hombres

La musulmana orgullosa de su identidad islámica no imita a los hombres, porque sabe que para una mujer, imitar a los hombres o que un hombre, imite a las mujeres está prohibido por el Islâm. La sabiduría y la ley eterna de Allâh  dictaminan que los hombres tienen un temperamento diferente al de las mujeres y viceversa. Esta distinción es esencial para ambos sexos, pues cada uno de ellos tiene su propio rol particular que jugar en esta vida. Esta distinción entre las funciones básicas y los roles de cada sexo, está basada en las diferencias de carácter entre ellos. En otras palabras, los hombres y las mujeres tienen caracteres y personalidades diferentes.

   El Islâm colocó las cosas en orden cuando definió el rol en vida de ambos sexos y  dirigió a cada uno a desempeñarse en aquello por lo cual fueron creados. Ir en contra de esta definición de orden divino es una rebelión contra de las leyes de la naturaleza, de acuerdo a las cuales  Allâh creó al hombre y además, constituye una distorsión de la íntegra naturaleza original del hombre. Esto es ciertamente abominable para ambos sexos y nada es más revelador de esta situación que el hecho de que las mujeres desprecian a los hombres afeminados que imitan a las mujeres y que los hombres desprecian a las mujeres vulgares y toscas que actúan como hombres. El universo no podría ser cultivado ni poblado apropiadamente y la humanidad tampoco podría alcanzar la verdadera felicidad a menos que los sexos estén claramente diferenciados para que cada uno pueda apreciar y disfrutar del carácter único del otro y ambos puedan trabajar juntos para lograr esos objetivos.

   Por todas estas razones, las enseñanzas islámicas impartieron una clara y severa advertencia a los hombres que imitan a las mujeres y a las mujeres, que imitan a los hombres.

Ibn 'Abbâs  dijo:

"El Mensajero de Allâh  maldijo a los hombres, que actúan como mujeres, y a las mujeres que actúan como hombres." [1]

En otro relato Ibn 'Abbâs dijo:

"El Profeta maldijo a los hombres que actúan afeminadamente y a las mujeres que actúan como hombres y dijo: 'Expulsadlos de vuestras casas'. El Profeta expulsó a fulano (un hombre) y Abû Bakr expulsó a fulana (una mujer)".[2]

Abû Hurayrah dijo:

"El Mensajero de Allâh maldijo al hombre que viste como mujer y a la mujer que viste como hombre".[3]

    Cuando los musulmanes estaban en buenas condiciones gobernados por la Sharî'ah de Allâh y guiados por la luz del Islâm no había rastros de este problema de hombres y mujeres que se asemejan el uno al otro. Pero hoy en día cuando la luz del Islâm se ha oscurecido en nuestras sociedades podemos encontrar a muchas jovencitas usando pantalones ajustados al cuerpo, camisetas unisex, con las cabezas y los brazos al descubierto. Al vestirse de ese modo, ellas lucen como jovencitos. Y por otro lado, encontramos hombres afeminados usando cadenas de oro alrededor de sus cuellos que penden sobre sus pechos descubiertos y con largos cabellos sueltos que los hacen lucir como si fueran jovencitas. En realidad,  es muy difícil entrever la diferencia entre ellos.

   Estas escenas vergonzosas pueden percibirse en algunos países islámicos que han sido  conquistados por el colonialismo intelectual y cuya juventud está espiritualmente derrotada pero son ajenas a la Ummah islámica, a sus valores y a sus costumbres. Estas costumbres llegaron hacia nosotros tanto de la corrupción de Occidente como de la incredulidad de Oriente, agobiado por las corrientes de existencialismo, frivolidad, nihilismo y otras ideas desviadas que han extraviado a la humanidad y le han provocado un gran sufrimiento al haber alejado a las personas de su naturaleza pura e íntegra (fitrah) y distorsionarlos, trayendo como resultado los peores problemas y enfermedades.

     Nosotros también sufrimos esta situación que arruinó las vidas de los hombres y mujeres desviados de la guía de Allâh en algunos países musulmanes después del colapso del Califato, y la desintegración de la Ummah. Por eso, varios de los valores islámicos se perdieron y estos hombres y mujeres descarriados se apartaron de la Ummah rebelándose contra sus auténticos y originales valores y su carácter distintivo.


[1]  Ver Fath al Bârî, 10/332, Kitâb al libâs, bâb al mutashabbihin bi'l nisa' wa'l mutashabbihat bi'l riyâl.
[2]  Ver Fath al Bârî, 10/333, Kitâb al libâs, bâb ikhraj al mutashabbihin bi'l nisa' min al buyût.
[3]  Un sahîh Hadîznarrado por Abû Dâûd, 4/86, Kitâb al libâs, 31; Ibn Hibbân (13), 63, Kitâb al hizr wa'l ibahah, bâb al la'n.
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