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La Verdadera Musulmana Soporta Los Errores Y El Mal Trato De Su Vecina

La musulmana guiada por su religión es paciente con su vecina y no se pone furiosa ni guarda rencor si ella comete un error o tiene algunos defectos. Ella es tolerante e indulgente hacia su vecina, esperando así ganar la recompensa de Allah  y alcanzar Su amor y complacencia. Esto está comprobado en el Hadîz de Abû Dharr: Cuando Mutarrif Ibn ‘Abdullah lo encontró, le dijo: "¡Oh, Abû Dharrr! Escuché acerca de lo que dijiste y quería encontrarte". Abû Dharr dijo: "Tu padre fue un gran hombre, ahora me has encontrado". Mutarrif le dijo: "Escuché que tú has dicho que el Profeta  dijo: 'Allah ama a tres personas y odia a tres personas’". Abû Dharr dijo: "No creo que dijera mentiras sobre el Mensajero de Allah". Mutarrif dijo: "Entonces, ¿quiénes son las tres personas amadas por Allah?" Abû Dharr (citando al Profeta ) dijo: 'Un hombre que pelea por la causa de Allah con perseverancia y esperando Su recompensa, y lucha hasta caer muerto”. Luego recitó la siguiente aleya: [Ciertamente Allah ama a quienes combaten en filas por Su causa, como si fueran una edificación sólida.] (61:4) Mutarrif preguntó: "¿Y luego quién?" Él dijo: "Un hombre que tiene un mal vecino que lo molesta y perjudica, pero él lo soporta con paciencia y clemencia hasta que Allah finaliza la cuestión, ya sea durante su vida o con la muerte de cualquiera de ellos".[1]

 

   Una de las características de la musulmana cuya alma ha sido verdaderamente purificada y formada por el Islam es que soporta pacientemente los disgustos causados por sus vecinas, tanto como le sea posible, rechazando su mal trato con algo mejor. Al ser paciente y comportarse adecuadamente, establecerá el más encumbrado ejemplo del buen trato a los vecinos y arrancará las raíces del mal y el odio de sus almas. Aún más importante es el hecho de que estará actuando de acuerdo a las enseñanzas del Profeta :

"Quien crea en Allah y en el Último Día que no dañe ni disguste a su vecino..."[2]

    Dejad escuchar esto a aquellas mujeres que pierden la cabeza cuando su hijo pelea con los hijos de los vecinos, y luego no miran las faltas de sus propios hijos, e insultan a sus vecinas con mal lenguaje y acusaciones injuriosas, destruyendo así los lazos de buena vecindad y amistad en un momento de cólera. Que sepan que ellas van en contra de todas las enseñanzas islámicas en lo relativo al buen trato de los vecinos, y que no se muestren como si estuvieran complacidas de ser malas vecinas.

    Dejemos que se regocijen las vecinas prudentes, corteses y refrenadas, quienes responden con el mismo trato amable a sus vecinas, pues son ellas las que estarán entre las vecinas rectas, con cuya conducta prudente y correctamente guiada Allah estará complacido.


[1]  Relatado por Ahmad y At Tabarâni con un isnâd sahîh. Ver Mayma Az Zauâ'id, 8/171.
[2]  Fath Al Bâri', 10/445, Kitâb al adab, bâb man kâna iu'min bi Allah ua al iaum al âjir fa lâ iu'dhi yârahu.
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