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No Desees Los Placeres Materiales Y Allah Te Amará, Y No Desees Las Posesiones De La Gente Y Ellos Te Amarán.

 
Sahl Ibn Sa'd Al Sá'idi relató que un hombre se presentó ante el Profeta y le dijo: ¡Oh, Mensajero de Allah! Indícame una acción que si la realizo, Allah me amará y también las personas. Le dijo : "No desees los placeres materiales y Allah te amará, y no desees las posesiones de la gente y ellos te amarán".[1]
 
Este hadiz comprende dos consejos muy importantes: El primero abandonar los placeres materiales de este mundo para obtener el amor de Allah , y el segundo no codiciar las posesiones de los demás para obtener su amor.

En cuanto al desapego de las cosas materiales, el Sagrado Corán lo menciona repetidamente y exhorta a renunciar a los excesos del placer de esta vida. Allah dice: (Pero vosotros [¡Oh, hombres!] preferís la vida mundanal. Y sabed que la otra vida es mejor y eterna.) (87:16-17) (Pretendéis así [cobrando su rescate] obtener un beneficio mundanal, pero sabed que Allah quiere para vosotros la recompensa de otra vida...) (8:67) (Y se presentó [Qarún un día] ante su pueblo con todo su lujo, y quienes amaban la vida mundanal exclamaron: ¡Ojalá tuviéramos lo mismo que Qarún! Realmente es muy afortunado. Y quienes fueron agraciados con el conocimiento dijeron: ¡Ay de vosotros! La recompensa de Allah para quien crea y obre rectamente será mejor, pero sólo la obtendrán quienes hayan sido perseverantes. Entonces hicimos que la tierra se tragase a Qarún y su casa, y no hubo nadie que pudiese socorrerlo, y tampoco pudo salvarse a sí mismo. Y quienes antes habían deseado estar en su lugar comenzaron a decir: Allah le concede el sustento en abundancia o se lo restringe a quien Él quiere de Sus siervos. De no haber sido que Allah nos agració con Su misericordia nos hubiera tragado la tierra a nosotros también. Por cierto que los incrédulos nunca prosperarán. Y hemos destinado el Paraíso para quienes no se ensoberbecen en la tierra ni la corrompen; y por cierto que la bienaventuranza será para los piadosos.) (28:79-83) (Se regocijan con la vida mundanal ¿Qué es la vida mundanal comparada con la otra, sino un goce ilusorio?) (13:26) (Diles: El goce de la vida mundanal es corto; en cambio, la otra vida es mejor para los piadosos y no serán tratados injustamente en lo más mínimo.) (4:77)

Allah reprocha a quienes su único objetivo son los placeres mundanales. Anteriormente hicimos referencia al respecto, cuando citamos el hadiz "Ciertamente las obras valen según su intención..."

Sahl Ibn Sa'd narró que el Profeta dijo: "Si la vida mundanal tuviera el valor de la ala de un mosquito para Allah, no le habría dado de beber al incrédulo ni siquiera un sorbo de agua".[2]

Ibn Abú Ad Dunia registró que Muhammad Ibn Muháyir narró que el Profeta dijo: "El zuhd (ascetismo) no es solamente abandonar lo prohibido y abstenerse de malgastar los bienes, sino que el desapego real de este mundo es considerar que lo que está en manos de Allah es más confiable y seguro que lo que está en las propias manos, y mantenerse firme ante cualquier situación, adversa o favorable".

Ha sido interpretado que el ascetismo tiene tres componentes y que todos ellos están en el corazón. Por ello dijo Abú Sulaimán: Nunca digas que alguien es desapegado, pues el desapego está en lo profundo del corazón.

El primer componente es que el siervo considere que lo que está en manos de Allah es más confiable que lo que él mismo posee. Esto sólo se produce cuando hay una firme convicción, ya que Allah es Quien ha garantizado el sustento de Sus siervos. Dice Allah : (No existe criatura en la Tierra sin que sea Allah Quien la sustenta…) (11:6) (Y en el cielo está decretado vuestro sustento y lo que se os ha prometido.) (51:22) (Pedid, pues, a Allah el sustento, adoradle y agradecedle…) (29:17)

Dijo Al Hasan: "Tu falta de fe hace que lo que tengas en tus manos sea más confiable que lo que está en manos de Allah".

Abú Házim fue preguntado: ¿Cuáles son tus posesiones? Y respondió: "Poseo dos cosas: La total confianza en Allah y el desinterés de lo que posee la gente". Le preguntaron también: ¿Acaso no temes a la pobreza? Y contestó: "Cómo he de temer a la pobreza si mi Señor posee cuanto hay en los cielos, en la Tierra; lo que existe entre ellos, y lo que hay bajo tierra".

Dijo Al Fudail Ibn 'Iiád: El origen del verdadero desapego de lo mundano es la complacencia en Allah, Todopoderoso.

Ibn Mas'úd dijo: "La certeza en Allah significa no pretender complacer a la gente con algo que a Allah Le disgusta, no alabar a nadie por algún sustento que Allah haya concedido, y no recriminar a nadie por lo que Allah no haya otorgado. Ciertamente que el sustento no se puede lograr mediante la codicia ni se puede rechazar porque no nos agrade. Allah por Su justicia y sabiduría hizo que la tranquilidad y la felicidad se logren a través de la certeza y la complacencia en Él, e hizo que la preocupación y la tristeza sean producto de la duda y la falta de complacencia".[3]

El segundo componente es que cuando al siervo le acontezca alguna desgracia, ya sea la pérdida de sus bienes o la muerte de su hijo u otro ser querido, su mayor deseo sea obtener la recompensa por dichas pérdidas y no desear no haberlos perdido (puesto que ello ya ha sido decretado). Esto también proviene de una fuerte convicción en Allah .

Ibn 'Umar narró que el Mensajero de Allah solía decir en sus ruegos: "¡Oh, Señor mío! Concédenos un temor por Ti que se interponga entre nosotros y la desobediencia. Concédenos una obediencia que nos haga ingresar a Tu Paraíso, y una confianza total en Ti que haga que las desgracias de esta vida nos sean soportables"[4]

El tercer componente es que para el siervo sea igual ser elogiado o reprochado frente a la verdad. Esto indica un total desapego de lo mundano, puesto que cuando es más importante la vida mundanal más se ama ser elogiado, y ello puede llevar a la persona a descuidar sus deberes y obligaciones por temor a ser reprochado. En cambio, el hecho de no importarle al siervo ser elogiado o reprochado frente a la verdad, indica que las cosas creadas han perdido valor en su corazón y que está colmado de amor por la verdad y el deseo de complacer al Creador.

Muchos de los sabios de las primeras generaciones dividieron al desapego en varios tipos: Renunciar a la idolatría y a adorar a otro que no sea Allah , renunciar a los pecados y a las cosas ilícitas, y renunciar a algunas cosas lícitas. El primero y el segundo se consideran un deber; en cambio el tercero no. La forma más grandiosa de desapegarse es la renuncia a la idolatría y luego a los pecados.

Renunciar a la vida de este mundo no significa aborrecerla, puesto que esta Tierra es donde Allah dispuso que habitaran los hijos de Adán. Tampoco implica despreciar a las montañas, los mares, los ríos, las plantas, los cultivos y los animales, pues todo esto forma parte de las gracias que Allah concedió a Sus siervos para que se beneficien con ellas; son indicios de la Unicidad divina del Creador, de Su poderío y de Su grandiosidad. Lo que sí se debe reprobar son las obras incorrectas de los hijos de Adán, como dice Allah : (Sabed que la vida mundanal es juego, diversión y encanto, ostentación, rivalidad en riqueza e hijos...) (57:20)

Las personas en esta vida se dividen en dos grupos:

Uno compuesto por quienes no creen en la existencia de otra vida luego de ésta y niegan que habrá una recompensa y un castigo. Dice Allah al respecto: (Hay quienes no esperan comparecer ante Nosotros, se complacen con la vida mundanal, se sienten completamente satisfechos en ella, y son indiferentes a Nuestros signos. La morada de éstos será el Fuego por cuanto cometieron.) (10:7-8) Su única preocupación consiste en disfrutar de la vida mundanal y aprovechar sus placeres antes de que les sorprenda la muerte; Allah dice: (Los incrédulos gozarán [en esta vida] transitoriamente y comerán como lo hacen los rebaños, y [en la otra] tendrán el Infierno por morada.) (47:12)

El otro grupo, compuesto por aquellos que creen en la vida después de la muerte; también en la recompensa y en el castigo. Éstos, que son los que siguen a los Mensajeros, a su vez se subdividen en tres clases:

Los injustos consigo mismos, los moderados y los que se apresuran a realizar buenas obras con el permiso de Allah .

Los injustos, que son la mayoría, son aquellos que se rinden completamente a los placeres mundanales, y se valen de medios ilícitos para lograr sus propósitos; pasando a ser este mundo su mayor objetivo, por él se enfadan o se complacen. Éstas son personas que se entregan completamente al placer, la diversión, la banalidad y la ostentación. Ninguno de ellos conoce el porqué de esta vida mundanal, y no saben que éste es un mundo de paso en el que debemos aprovisionarnos para lo que nos aguarda en la vida eterna.

Los moderados son aquellos que disfrutan de lo que es permisible de esta vida mundanal, cumplen con sus deberes y obligaciones, aunque a veces se vuelcan a disfrutar excesivamente de las delicias mundanas. Ellos no merecen ser castigados, pero sí aminoran con su conducta la recompensa en la otra vida. Allah prohibió a Sus siervos algunos de los placeres y encantos mundanos puesto que no los necesitan, y los reservó para concedérselos en la otra vida. Dice Allah : (Si no fuera porque los hombres terminarían siendo una sola nación [descarriada], habríamos concedido a quienes no creen en el Misericordioso, residencias con techos y escaleras de plata por las que ascendiesen [a sus hermosas habitaciones]. Y también casas con puertas y lechos [de plata] para recostarse. Y adornaríamos todo con oro. Pero [no lo hacemos, pues] todo esto, en verdad, es sólo parte de los placeres transitorios de la vida mundanal [que podrían tentar a los creyentes y así abandonar el camino recto]; en cambio la otra vida [en el Paraíso], junto a tu Señor [es mejor y] está reservada para los piadosos.) (43:33-35)

Qatádah Ibn An Nu'mán narró que el Profeta dijo: "Ciertamente Allah cuida que a Su siervo amado no lo atrapen los placeres mundanos, al igual que vosotros cuidáis que vuestros enfermos no ingieran determinadas comidas y bebidas que pudieren agravar su enfermedad".[5]

'Abdullah Ibn 'Umar narró que el Profeta dijo: "Este mundo es la prisión del creyente y el Paraíso del incrédulo".[6]

En cuanto a quienes, con la anuencia de Allah, se apresuran a realizar buenas obras, son aquellos que comprendieron el verdadero objetivo de la vida mundanal, y saben que Allah ha decretado que vivan en este mundo para ser probados. Dice Allah : (Él es Quien ha creado los cielos y la Tierra en seis días, y Su Trono está sobre el agua, [todo ello] para probaros y distinguir a quienes de vosotros obran mejor...) (11:7) (Él es Quien creó la muerte y la vida para probaros y distinguir quién de vosotros obra mejor...) (67:2)

Allah afirma que la belleza de este mundo no perdurará: (Hemos embellecido cuanto hay en la Tierra para probarles quién de ellos obra mejor, pero luego la convertiremos en un terreno árido.) (18:7-8)

El Profeta dijo: "Yo soy en este mundo como un viajero que se detiene a descansar bajo la sombra de un árbol, luego sigue su rumbo".[7]

Cuando los creyentes entienden el verdadero sentido de esta vida sólo se preocupan por la vida futura y se preparan para ella.

Las personas que integran esta clase se dividen en dos grupos: Aquellos que toman el mínimo indispensable para sus necesidades mundanas y aquellos que se permiten disfrutar a veces de algunos de los placeres lícitos, con el único fin de fortificar sus almas y sentirse más dinámicos en sus labores. Cuando un creyente disfruta de algún placer permisible con la intención de fortificarse para adorar mejor a Allah , entonces es recompensado por satisfacer ese deseo.

Las personas que renuncian a los placeres mundanales son de distintos tipos:

Algunos que alcanzan la riqueza en este mundo y la dedican a la causa de Allah para acercarse más a Él, como el caso de muchos Sahabah, entre ellos 'Abd Ar Rahmán Ibn 'Auf y 'Uzmán Ibn 'Affan que las retuvieron para beneficiarse, también las dedicaron para obedecer a Allah y buscar Su complacencia.

Otros que consideran que las riquezas de este mundo y el esfuerzo que demanda obtenerlas son un problema. Ellos renuncian a ellas con el objeto de lograr la paz interior y la tranquilidad. Dijo Al Hasan: "El desapego de lo mundano proporciona tranquilidad al corazón y al cuerpo".

Algunos temen que su recompensa en la otra vida se reduzca si obtienen los placeres mundanos.

Otros temen a la rendición de cuentas en el Día de Resurrección.

Existen también quienes contemplan la penosa situación de este mundo, cómo cambia constantemente y se desmorona; y por ello detestan competir con las personas para satisfacer sus placeres.

Algunos observan cómo este mundo carece de valor para Allah . Otros temen que el placer de esta vida pueda distraerlos de prepararse para la vida futura y de aprovisionarse (con buenas obras) para ella.

El zuhd (ascetismo) significa liberar el corazón de pensar en los deseos mundanos para así dedicarse a adorar a Allah , saber más sobre Él, estar próximo al Creador, y anhelar Su encuentro.

Abú Ad Dardá' narró que el Profeta dijo: "Este mundo está maldito, y también todo cuanto hay en él, salvo lo que se realice por Allah".[8]

El significado de este hadiz es que este mundo a parta a las personas de la fe en Allah y los distrae; salvo el conocimiento beneficioso que conduce al Creador, ayuda a conocerlo, recordarlo y adorarlo. Éste es el verdadero propósito para el que Allah ha creado el universo; dice: (Por cierto que he creado a los genios y a los hombres para que Me adoren.) (51:56)

Para resumir, este hadiz indica que Allah ama a los creyentes que se desapegan de los placeres mundanales por Él y censura a quienes los aman y prefieren a los de la otra vida. Dice Allah : ([¡Oh, hombres!] Indudablemente seréis resucitados; pero vosotros amáis esta vida transitoria y descuidáis la futura.) (75:20-21) (Y amáis la riqueza insaciablemente.) (89:20) (Y por cierto que tiene un gran amor a los bienes materiales.) (100:8)

Zaid Ibn Zábit narró que el Profeta dijo: "Para quien la vida mundanal sea su principal preocupación, Allah dispersará sus esfuerzos, pondrá la pobreza entre sus ojos, y conseguirá de los placeres mundanos sólo lo que Allah haya decretado para él. Y quien tenga la sincera intención de obtener la bienaventuranza en la vida futura, Allah unirá sus esfuerzos, pondrá la riqueza en su corazón y los placeres de la vida de este mundo vendrán forzados hacia él".[9]

'Aun Ibn 'Abdullah dijo: "La vida de este mundo y la del otro son como los platos de una balanza en equilibrio, siempre que uno se pone más pesado, el otro se aliviana".

Uahb dijo: "La vida de este mundo y la del otro son como un hombre que tiene dos esposas, siempre que agrade a una, desagradará a la otra".

El segundo consejo es no desear lo que poseen los demás, y así se logrará su amor.

Al Hasan dijo: "Serás considerado como una persona respetuosa, o la gente será respetuosa contigo, mientras no les pidas lo que está en sus manos (sus propiedades, riquezas, etc.), porque cuando lo hagas, no les gustarán tus palabras y te detestarán".

Aiiúb As Sajtiáni dijo: "Un hombre nunca será considerado noble a menos que se abstenga de pedir lo que está en manos de los demás y les disculpe sus faltas".

'Abdullah Ibn Salám se encontró con Ka'b Al Ahbár, quien estaba con 'Umar, y le preguntó: ¡Oh, Ka'b! ¿Quiénes son los señores del conocimiento? Ka'b respondió: "Aquellos que actúan acorde a él". Preguntó entonces: ¿Y qué es lo que provoca que el conocimiento abandone los corazones de los sabios después que ellos lo hayan adquirido? Ka'b dijo: "La avaricia, la codicia y pretender satisfacer sus necesidades pidiéndole a los demás".

Existen muchos ahadiz que instan a los musulmanes a abstenerse de pedir a los demás, porque por naturaleza la gente ama lo que posee y no le gusta que se lo pidan, Por ello odian a quien intenta quitarle lo que poseen y aman.


[1] Ibn Máyah (4102). [2] At Tirmidhi (2320), Ibn Máyah (4110).
[3] Ibn Abú Ad Dunia en "Al Iaqin" Pág. 117.
[4] At Tirmidhi (3502), Al Hákim 1/528. [5] At Tirmidhi (2036).
[6] Muslim (2956), Ahmad 2/323, Ibn Máyah (4113).
[7] Ahmad 1/391, At Tirmidhi (2378).
[8] At Tabaráni 10/222.
[9] Ahmad 5/183, Ibn Máyah (4105).  
Ibn Rayab Al Hanbali
Traducción: Sirhan Ali Sanchez
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