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No Te Enojes

 
Abú Hurairah  narró que un hombre le dijo al Mensajero de Allah : ¡Aconséjame! Y él le dijo: "No te enojes", y lo repitió varias veces.[1]
 
Cuando este hombre se presentó ante el Profeta  para pedirle un consejo conciso que abarcase las características de la virtud, el Mensajero de Allah  le aconsejó insistentemente que no se enojase, lo que indica que el enojo es una fuente del mal y contenerlo es una virtud.

'Abdullah Ibn 'Amr  relató: Le pregunté al Mensajero de Allah : ¿Qué puedo hacer para no incurrir en la ira de Allah? Y me dijo: "No te enojes".[2]

Abú Al 'Alá' Ibn Ash Shjjir relató: Un hombre se presentó ante el Mensajero de Allah  y le preguntó: ¿Cuál es la mejor acción? Y el Profeta respondió: "Tener buen carácter". Luego el hombre se presentó nuevamente ante el Mensajero de Allah  y le hizo la misma pregunta, y el Profeta  le dio la misma respuesta. Finalmente, luego de que el hombre se hubiese presentando reiteradas veces ante el Mensajero de Allah y formulado la misma pregunta, el Mensajero de Allah le dijo: "¿Qué sucede que no comprendes? Tener buen carácter significa controlarse, en lo posible, cuando se está enfadado".[3]

Su consejo : "No te enojes", puede entenderse de las siguientes dos maneras:

1- Esforzarse para tener buen carácter y embellecerse con las virtudes de la generosidad, el pudor, la tolerancia, el perdón, la paciencia, la humildad; y demás, pues cuando una persona posee estas cualidades, puede controlarse cuando se enfada.

2- No actuar empujado por la ira y tratar de controlarse, pues si la persona no se deja llevar por el enojo y se tranquiliza puede actuar con coherencia. Allah  hace alusión a este significado en las siguientes aleyas: (Aquellos que evitan los pecados graves y las obscenidades, y cuando se enojan saben perdonar) (42:37) (Quienes hacen caridad, tanto en los momentos de holgura como en la estrechez, controlan su cólera y perdonan a los hombres, sepan que Allah ama a los benefactores.) (3: 134)

El Profeta enseñó cómo calmarse cuando se está encolerizado. Abú Dharr narró que el Profeta dijo: "Si alguno de vosotros se encoleriza que se siente, y si aun así no se le pasa el enojo que se recueste".[4]

Esto significa que el hombre mientras está de pie se encuentra preparado para actuar, e incluso pelear, cuando se enfada. En cambio, si está sentado existen menos posibilidades de que pueda vengarse; y las posibilidades son aún más remotas si se encuentra recostado. Por eso el Profeta dijo, refiriéndose a la actitud que deben tomar los hombres en los momentos de discordia y división:

"Quien esté reclinado será mejor que aquel que se encuentre sentado; quien esté sentado será mejor que aquel que se encuentre de pie; quien esté de pie será mejor que aquel que se encuentre caminando; y quien esté caminando será mejor que aquel que se encuentre corriendo".[5]

Ibn 'Abbás narró que el Profeta dijo: "Quien se encolerice que guarde silencio". Y lo repitió tres veces[6]. Éste también es uno de los remedios más eficaces contra la ira. Normalmente cuando un hombre se enfada dice palabras injuriosas e insultos que más tarde lamenta haber proferido.

'Uruah Ibn Muhammad As Sa'di narró que el Mensajero de Allah dijo: "La ira proviene de Satanás y Satanás fue creado de fuego, y como el agua extingue el fuego, cuando alguno de vosotros se encolerice que haga la ablución".[7]

Abú Hurairah narró que el Profeta  dijo: "El hombre fuerte no es el que mejor lucha sino el que se controla en los momentos de ira".[8]

Mu'ddh Ibn Anas Al Yuhani  narró que el Profeta dijo: "A quien controle su ira y no tome medidas contra quien lo encolerizó, a pesar de poder hacerlo, Allah lo llamará primero el Día de la Resurrección para que escoja la hurí que desee como esposa"[9]

Al Hasan dijo: "Allah protegerá de Satanás y salvará del Infierno a quien posea la virtud de saber controlarse ante la codicia, el temor, la lujuria y la ira".

La codicia es el deseo exagerado de riquezas u otras cosas que la persona considera beneficiosa para ella. El codicioso busca obtener por todos los medios lo que desea, sin importarle si lo que codicia o los recursos que utiliza para alcanzarlo son ilícitos.

El temor es un sentimiento de inquietud y aprensión hacia algo. Cuando una persona siente temor por algo, intenta alejarse de él por todos los medios, y por ello muchas veces recurre a métodos prohibidos.

La lujuria es el apetito desordenado del goce sexual. La persona lujuriosa puede caer, debido a sus inclinaciones, en actos prohibidos, como el adulterio, la fornicación, el consumo de embriagantes y otros ilícitos.

La ira es la irritación y el enfado violento, con pérdida del dominio de sí mismo. La persona encolerizada puede llegar a cometer muchos ilícitos, como la agresión física, el asesinato, la calumnia, y otras acciones que pueden llegar incluso a actos de incredulidad.

El creyente debe canalizar sus deseos y pasiones dentro de los límites que Allah ha establecido y anhelar con ello ser recompensado. La ira del creyente es admisible sólo cuando se ofende a la religión o se desobedece a Allah y a Su Mensajero. Allah dice: (Combatidlos, pues Allah los castigará a través de vuestras manos, les humillará, os concederá el triunfo sobre ellos, y curará así los corazones de los creyentes, purificándolos del rencor que hay en ellos. Ciertamente Allah acepta el arrepentimiento de quien Le place, y Allah es Omnisciente, Sabio) (9:14-15)

El Profeta nunca tomó represalias contra quienes lo agraviaron; él sólo se enojaba cuando se violaba algún precepto divino.Cuando le fue preguntado a 'Á'isha acerca del carácter del Mensajero de Allah , ella respondió: "Su carácter era el Corán".[10] Esto significa que se comportaba según lo establece el Libro Sagrado, y se esforzaba por embellecerse con las virtudes elogiadas en el Corán y por apartarse de los defectos mencionados en él.

El Profeta era muy vergonzoso y nunca le decía a una persona que su actitud le molestaba, pero ello se le notaba en la expresión de su rostro. Abú Sa'id Al Judri dijo: "El Profeta era más pudoroso que una jovencita virgen, y siempre que veía u oía algo que no le gustaba, nosotros lo notábamos en su rostro".[11]

Una de las invocaciones que el Profeta solía hacer era: "¡Oh , Allah! Te pido me guíes para poder siempre actuar correctamente, tanto en los momentos de ira como en los de sosiego".[12]

Anas  narró que el Profeta dijo: "Entre las virtudes del creyente está: Cuando se enfada no permite que su ira lo lleve a cometer un ilícito, cuando está contento no permite que su júbilo lo haga transgredir los límites establecidos por el Islam, y cuando reparte no toma lo que no le corresponde".[13]

Se encuentra registrado que el Profeta les narró a sus compañeros la historia de dos hombres de la antigüedad, uno obediente y piadoso y el otro trasgresor e inicuo. El piadoso siempre amonestaba al transgresor, pero éste no le prestaba atención. Un día, el piadoso vio al transgresor cometer un pecado que le pareció grave, entonces se enfadó tanto que le dijo: ¡Juro que Allah que Él nunca te perdonará por este pecado! Pero Allah perdonó al transgresor inicuo y desmereció las acciones del obediente y piadoso.[14] Al oír esta historia, Abú Hurairah exclamó: "El piadoso se encolerizó y profirió palabras que lo condenaron en esta vida y en la otra".

Yábir relató: Partimos con el Profeta  para luchar por la causa de Allah, y en el camino un hombre cuyo camello no podía marchar a la velocidad que lo hacían los demás dijo: ¡Qué Allah te maldiga! ¡Date prisa! Entonces, el Profeta  le pidió al hombre que se bajase del camello y le dijo "No nos acompañes en un animal maldecido". Y agregó : "No invoquéis en contra de vosotros mismos, ni en contra de vuestros hijos o bienes, ya que vuestra invocación puede coincidir con el momento en el que Allah acepta todas las invocaciones, y entonces os responderá maldiciéndoos".[15]

Pero si no coincide con ese momento, Allah  no responde las invocaciones que una persona encolerizada hace en contra de sí mismo, su propia familia o bienes. Dice : (Si Allah se apresurara en castigar a los hombres de la misma forma que a éstos les urge procurar el bien ya les habría llegado su hora [el castigo]... ) (10: 11)


[1] Al Bujári (6116). Ahmad 2/362 y 466.
[2] Ahmad 2/175, Ibn Hibbán 296.
[3] Muhammad Ibn Nasr Al Maruazi en el libro As Saláh (878).
[4] Ahmad 5/152, Abú Daúd (4782).  
[5] Al Bujári (708l), Muslim (2886).
[6] Ahmad 1/239 y 282, Al Bazzár 1190.
[7] Ahmad 4/226, Abú Daúd (4784).
[8] Al Bujári (6114), Muslim (2609).
[9] Ahmad 3/440, At Tirmidhi (202l), Abú Daúd (4777), Ibn Mayah (4186).
[10] Muslím (736), Ahmad 6/54.91, 111 y 188, Ibn Máyah (2333)
[11] Al Bujári (6102), Muslim (2320).
[12] An Nasá'í 3/54 y 55, Ahmad 4/264.
[13] At Tabaráni en "As Sagír" (164).
[14] Ahmad 2/323, Abú Daúd (4901).
[15] Muslim (3009).
Ibn Rayab Al Hanbali
Traducción: Sirhan Ali Sanchez
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