La Verdadera Musulmana No Conversa En Privado Con Otra Mujer Cuando Está Presente Una Tercera Persona
El Islâm vino para formar seres humanos sensibles y civiles, con una consciencia y una comprensión de los sentimientos de los demás. En consecuencia, el Islâm estableció principios morales y sociales insertos en el corazón mismo de esta religión, y que se nos ha obligado a seguirlos y aplicarlos en nuestras propias vidas. Uno de los principios establecidos por el Profeta es que dos personas no deben hablar en privado entre ellas cuando está presente una tercera persona.
"Si sois tres personas, dos no deben conversar en privado excluyendo al otro, hasta que se unan más personas, porque eso lo pondría triste".[1]
La musulmana cuyo sólido fundamento en las enseñanzas islámicas le ha otorgado inteligencia, sensibilidad, y buenos modales evitará la murmuración y el conversar en privado cuando esté en un grupo de no más de tres mujeres. Tiene cuidado de no herir los sentimientos de la tercera mujer, para que no se sienta excluida y ofendida. Si existiera una necesidad apremiante de dos de ellas para conversar en privado, entonces deben pedir el permiso de la tercera mujer, hablar brevemente y luego disculparse ante ella.
Ésta es la actitud de la musulmana verdaderamente guiada por el Islâm, y la manera civilizada con la cual ella trata a otras mujeres. Ella aprende todos estos principios de las enseñanzas del Islâm y de las historias de los Sahâbah, cuyas vidas y modales estuvieron tan impregnados de las enseñanzas y moral del Islâm que jamás ignoraron estos temas sensibles en sus relaciones con la gente. Esto quedó reflejado en muchos relatos que describen su cuidadoso respeto por los sentimiento humanos. Un ejemplo de ello es el relato brindado por el Imâm Mâlik en Al Muwattâ', de 'Abdullâh ibn Dinâr quien dijo:
"Ibn 'Umar y yo estabamos en la casa de Jâlid ibn 'Uqbah, quien estaba en el mercado cuando un hombre entró queriendo hablar con él (Ibn 'Umar) en privado. Yo era la única otra persona presente, entonces Ibn 'Umar llamó a otro hombre para sumar nuestro número a cuatro. Luego me dijo a mí y al recién llegado: 'Moveos un poco pues escuché decir al Mensajero de Allâh que dos no deben conversar privadamente excluyendo a un tercero’". [2]
La musulmana verdaderamente guiada por las enseñanzas del Islâm y por el sendero en el cual las mejores generaciones (es decir, los Sahâbah) las aplicaron, sigue el ejemplo de Ibn 'Umar quien no quería escuchar a un hombre que había llegado repentinamente de la calle para conversar con él en privado porque sabía que había una tercera persona presente, cuyos sentimientos podía herir si le pedía que se fuera. Él esperó el momento adecuado para el hombre que quería conversar en privado, hasta que llamó a un cuarto hombre. Entonces él les explicó a todos ellos que ésta era la Sunnah del Profeta y les repitió el Hadîz recordando a los musulmanes que esta es la actitud que deben tomar cuando estén en una situación similar, respetando los sentimientos de la gente y siguiendo la Sunnah del Profeta .
¡Que delicados son los modales sociales alentados por el Islâm! ¡Que grande es el honor que el Islâm confiere a los seres humanos y el respeto y consideración que demuestra hacia sus sentimientos!